Una gesta silenciosa
El autor destaca el aporte a la interculturalidad del Centro de Formación en Realización Cinematográfica (Cefrec).
Juan
Pablo Piñeiro
Marcelina
Cárdenas es una mujer quechua que desde joven ha luchado por sus derechos y por
los de su comunidad. Hace muchos años utiliza el mismo sombrero, un sombrero
valluno que usa tanto en el frío como en el calor.
Cuando
ella estudiaba en la Universidad de Potosí, además de las grandes dificultades
que tienen que superar aquellos a los que el país obliga a nacer sin
oportunidades, Marcelina tuvo que enfrentarse a la atávica ignorancia de sus
profesores quienes le descontaban diez puntos en el examen por asistir a la
prueba con su vestimenta cotidiana, la de su cultura.
Nuestra
aguerrida amiga le respondió en ese entonces al profesor que ella no estaba
viniendo por los puntos sino por aprender, y que le baje la nota si quería pero
que ella iba a utilizar su vestimenta de todas maneras.
Naturalmente
el obtuso catedrático le descontó los puntos anunciados lo que provocó que
Marcelina tomara una decisión para toda la vida: nunca más asistiría a ningún
lado sin su sombrero.
El
mes pasado, gracias al compromiso de diversas instituciones y organizaciones
sociales, Marcelina pudo acceder al título de Técnica Superior en Comunicación.
Junto a ella 25 alumnos más, quienes provienen de más de diez naciones
indígenas del país, defendieron el grado ante un nutrido tribunal compuesto por
representantes de las organizaciones sociales del país así como de las
autoridades de la Universidad Indígena Túpac Katari y de las juntas familiares
de educación, además de algunos de los docentes que participaron de la
formación de los flamantes comunicadores.
Este
es un hecho histórico porque es una prueba de que nuestro país está cambiando,
reconociendo la titánica labor que realizan algunas instituciones en busca de
un tejido social más justo. La más importante de estas instituciones es el
Centro de Formación en Realización Cinematográfica (Cefrec), que en verdad es
el principal promotor de esta gesta silenciosa.
El
Cefrec fue fundado hace 25 años por un grupo de intelectuales y representantes
de la cultura como una plataforma para promover estrategias comunicacionales
para el desarrollo de los sectores desfavorecidos de la población, en especial
de los pueblos indígenas.
En
1991, tomó las riendas de la institución Iván Sanjinés (que me parece que es el
segundo hombre más trabajador de Bolivia después del Presidente). Iván empezó
este sueño con la cooperación de un maravilloso equipo que en su mayoría lo
acompaña hasta ahora, con personas como
Franklin Gutiérrez o Abel Ticona.
A
los proyectos de formación impulsados por el Cefrec se sumaron en el tiempo
muchos formadores importantes como César Pérez, Pancho Cajías, Ramiro Argandoña
o Milton Guzmán.
Iván
y su grupo iniciaron su labor contactando a los distintos pueblos indígenas y
logrando instalar talleres de formación audiovisual. Los comunicadores
capacitados empezaron a hacer sus trabajos los cuales estaban principalmente
enfocados hacia la lucha política por la reivindicación de los derechos
vulnerados de los pueblos indígenas. Entonces se fueron estableciendo
importantes redes de difusión nacional e internacional, que dieron mayores
condiciones al diálogo intercultural y sobre todo a la posibilidad de difundir y
acordar criterios en común para lograr los objetivos propuesto desde las
propias comunidades.
En
1997 las Confederaciones Indígenas y Campesinas de Bolivia (CSUTCB, CSCIB Conamaq, Cidob y CNMCIOB BS)
junto al Cefrec desarrollaron el Plan Nacional Indígena Originario de
Comunicación Audiovisual.
En
ese contexto el Cefrec ha trabajado en la implementación de dicho plan
cumpliendo los objetivos de capacitación, producción e instalación de redes e
infraestructura. Este trabajo fue fundamental para el inicio del proceso de
cambio y especialmente para la consecución del proceso constituyente.
Hace
unos años el Plan Nacional ha dado frutos y se ha creado el Sistema Nacional de
Comunicación Indígena Originario Campesino e Intercultural de Bolivia. Este sistema
está en manos de la Comunicadores Audiovisuales Indígenas de Bolivia (CAIB) y
su brazo técnico naturalmente es el Cefrec. La CAIB responde orgánicamente a
las directrices de las confederaciones indígenas y campesinas de Bolivia.
El
proceso de formación y capacitación de comunicadores se ha realizado durante
muchos años, bajo un enfoque que propuso desde un inicio rescatar lógicas de
las propias culturas para aplicarlas a los métodos de formación. Estos métodos
seguramente no pueden implementarse en las instituciones educativas
tradicionales.
Los
talleres que el Cefrec ha impartido durante años siempre han obedecido a una
lógica comunitaria. Son talleres intensivos que ocupan hasta doce horas de trabajo
por día. Son talleres en que el trabajo es horizontal y altamente
participativo, donde cada idea y cada guión se discute y reflexiona en un nivel
colectivo. Por esos talleres han pasado formadores de la talla del cubano
Francisco Sacha, que es catedrático de la Universidad San Antonio de los Baños
de Cuba.
La
implementación del uso del audiovisual como agente transformador de la sociedad
realizada por el Cefrec y por las confederaciones indígenas y campesinas durante todos estos años es un aporte valioso
no solamente para nuestro país sino para el continente y el mundo entero.
Aunque creo que todavía no ha sido valorado en su justa dimensión.
Muchos
de los comunicadores que hace un mes accedieron a la defensa de su título han
participado de los talleres de formación por varios años además de trabajar en
las diferentes producciones que se han realizado en diversos géneros para el sistema
de comunicación.
La
verdad quisiera nombrar a todos los graduados pero no me alcanza el espacio. Lo
que puedo decir es que cada uno de ellos es un emblema de lucha y
perseverancia. Cada uno de ellos tiene sobrada capacidad profesional para
enfrentar cualquier desafío y seguramente realizarán un gran aporte al país.
Faltaba
un título, algo que los valide ante la sociedad. Las gestiones realizadas por
el Cefrec, las Juntas Familiares y la Unibol, han logrado que se produzca esta
validación. Un hecho histórico que recompensa la labor silenciosa de muchos
bolivianos que dan todo lo que tienen por un país mejor. Ahora es tiempo de
festejar.
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