domingo, 7 de mayo de 2017

Música

El romance con la guitarra



Un sucinto pero apasionante recorrido por la historia de la guitarra, para presentar el Concierto para Guitarra No. 1, de Castenuovo-Tedesco, que Marcos Puña interpretará el 12 de este mes en el Teatro 6 de Agosto.


Flavio Machicado Terán

Filamentos de nylon vibran al rasgado de una púa produciendo una infinita combinación de sonidos. La frecuencia con la que oscila la cuerda depende de su longitud y masa. Mientras más delgada la cuerda, más alta su resonancia.
La física detrás del sonido de una guitarra data de Babilonia, cuando casi dos mil años antes de Cristo el ser humano ya experimentaba con las vibraciones que emanaban de las entrañas de un animal. El arte de construir este instrumento luego pasó por Egipto y Roma ancestral. Durante más de 30 siglos el sonido ha ido perfeccionando y su popularidad creciendo, hasta llegar a versiones eléctricas y la innovación del bajo, que se ha convertido en una necesidad rítmica en la música contemporánea.
A sus primitivos inicios de cuerdas sobre un trozo de madera, se sumó la caja de resonancia. Con los árabes y su conquista de la península ibérica, algunas innovaciones se transmitieron a Europa. Pero debido a que en el medievo la información se transmitía lentamente, la evolución de la guitarra atravesó etapas y fronteras, hasta que en España empezó a tomar el cuerpo femenino que hoy damos por un hecho. Muchas culturas y épocas han aportado al perfeccionamiento de un instrumento que ahora hace vibrar las cuerdas más sensibles de moros y cristianos.
En el siglo XVII, gracias a compositores como Francisco Corbetta y Giovanno Batista Granata, Italia asumió el liderazgo mundial en inspiración. En el siglo XVIII, la música barroca elevó a Alemania al primer podio, con luminarias como Johann Sebastian Bach. En el siglo XIX los rusos se unieron al juego de la innovación, con la invención de la guitarra de siete cuerdas, mientras que en Paris el sonido de la guitarra tomaba el curso marcado por Napoleón Coste, Aguado y Carruli. Y con uno de los más grandes virtuosos de todos los tiempos, el español Francisco de Asís Tárrega y Eixea, se desarrolló lo que se conoce como la técnica moderna, un salto cualitativo en la interpretación y expresiones multifacéticas de la guitarra.
No obstante la larga trayectoria de este instrumento, no fue sino hasta el siglo XX cuando el desarrollo de medios de comunicación en masa elevó la aceptación de la guitarra como una expresión artística popular. La industria de la música, junto a la radio y televisión, contribuyeron para que la guitarra tenga una exposición global. Con Andrés Segovia la precisión que un siglo antes había impuesto Tárrega alcanzó nuevas dimensiones. Es así que el siglo XX marca la época dorada de la guitarra, para posteriormente incorporarse a nuevas expresiones, como el rock and roll, con artistas como Chuck Barry, Bill Haley y Elvis Presley.
Es así que llegamos a Mario Castelnuovo-Tedesco, quien escribió el primer concierto para guitarra del siglo XX (1939). Esta obra, escrita en lo más álgido del anti-semitismo en Italia (cuando la música de este compositor judío era prohibida en las radios del régimen fascista de Mussolini), fue estrenada por Andrés Segovia en Montevideo. Para Segovia, el Concierto para Guitarra No. 1 demostraba que, en un arreglo sinfónico, la guitarra podía sobresalir por encima de la orquesta, una postura que está en contrasentido al propio Castelnuovo-Tedesco, quien sostenía que su orquestación estaba diseñada para “dar más la apariencia y el color que el peso de la orquesta”.
La familia de Castenuovo-Tedesco fue expulsada en 1492 de España debido a su religión judía. Nacido en Florencia el 3 Abril de 1895, era descendiente de una familia de banqueros. Su primer instrumento fue el piano y a la edad de 9 años ya había compuesto su primera obra. A sus 23 años recibió su diploma en composición y rápidamente llamó la atención de Alfedo Casella, quien incluyó sus obras entre su repertorio, lo cual garantizó que Castelnuovo-Tedesco sea conocido a lo largo de Europa como uno de los más prometedores jóvenes compositores italianos. A lo largo de su carrera, sus obras fueron inspiradas en grandes literatos de la historia, incluyendo Virgilio, Maquiavelo, John Keats, William Wordsworth, Walt Whitman, Miguel de Cervantes y Federico García Lorca.
Es por lo tanto algo irónico que Castelnuovo- Tedesco haya acabado trabajando para la Metro-Goldwyn-Mayer en Hollywood, donde compuso la banda sonora para más de 200 películas. La actriz Rita Hayworth lo contrató para escribir la música de Los amores de Carmen y su trabajo tuvo gran influencia sobre otros compositores de Hollywood, como ser Henry Mancini, Nelson Riddle, Herman Stein y André Previn. Entre sus alumnos se encuentran los guitarristas Jerry Goldsmith, Marty Paich, John Williams y Scott Bradley, quien fue compositor de música para la caricatura Tom y Jerry.
La música de Castenuovo-Tedesco es testamento de una era compleja, con la tragedia de una guerra mundial y luego un elemento casi lúdico en la conquista cultural del planeta por parte de los estudios de cine ubicados en un barrio de Los Ángeles, California.

El público paceño tendrá ahora una única oportunidad de disfrutar del Concierto para Guitarra No. 1, uno de los favoritos de Andrés Segovia. El concierto de Castenuovo-Tedesco será interpretado por Marcos Puña, ganador del primer premio en los concursos internacionales de guitarra de Barcelona (Miguel Llobet) y el País Vasco (Zarautz) en España, César Cortinas y Juventudes Musicales en Uruguay. Estará acompañado de la Orquesta Sinfónica Deuce Femenina, la primera y única orquesta sinfónica compuesta íntegramente por los mayores talentos femeninos de la música sinfónica boliviana, bajo la dirección de Andrés Fernández Alípaz. El repertorio incluirá La Inconclusa de Schubert.
Será una de las pocas oportunidades que tendremos de disfrutar del vibrar de una guitarra junto a una orquesta sinfónica, para apreciar los miles de años de perfeccionamiento del instrumento y su manifestación moderna. La cita es el viernes 12 de mayo, en el Teatro 6 de Agosto.
                                             







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