Raúl Rivadeneira, crítico literario
Con esta entrevista publicada en presencia en 1998, el autor evoca al escritor y académico fallecido hace pocos días en La Paz.
Mario Castro
Raúl Rivadeneira Prada, periodista, escritor, docente y
académico de la lengua ha hecho varios importantes aportes a la bibliografía, especialmente
con obras sobre investigación en comunicación social. Aquí conocemos algunas
apreciaciones relacionadas con su libro de apuntes, semblanza y crítica
literaria El grano en la espiga.
- Acaba de publicar El grano en la espiga, libro que recoge
su labor de crítico literario. ¿Qué valor le asignas a la crítica?
- Mi interés por la crítica se despierta a los 22 o 23 años,
cuando era estudiante de la universidad y actuaba también en el Teatro
Experimental Universitario. Se escribían algunos comentarios acerca de la vida
cultural del país, y eso me parecía algo importante. Contribuyó a incrementar
mi interés el apoyo que recibí de monseñor Juan Quirós, el crítico mayor de las
letras bolivianas. Él me recomendó algunas lecturas, entre ellas, por ejemplo,
la del célebre Clarín, Leopoldo Alas; el español Alone, el chileno Hernán Díaz
Arrieta, y el célebre tratado Criticando
al crítico, de T.S. Eliot, el mayor crítico de habla inglesa.
Con estos elementos en la mano dije: “aquí hay algo creativo”.
Cambió mi idea de que la crítica era solo buscar defectos o algunas virtudes en
las obras ajenas y descubrí, con estas lecturas, que la crítica era también
recreativa, es decir, que la crítica era una nueva creación acerca de otra u
otras creaciones.
- Es evidente que
quien tiene dominio de cierto campo puede servir de guía; sin embargo, en cada
persona hay apreciaciones subjetivas particulares y las hay también en el
crítico, de tal manera que ninguna crítica podría considerarse definitiva.
¿Estás de acuerdo?
- La crítica es siempre
provisional, está sujeta al error humano, es fundamentalmente subjetiva. Yo no
creo en la crítica objetiva, lo que se conoce como crítica objetiva, en opinión
de otros autores, en realidad es análisis. Hay que distinguir entre análisis
literario y crítica literaria: el análisis debe utilizar instrumentos
científicos de lenguaje, de medición, de semiología; la crítica es valorativa,
es juicio de valor, es opinión y recreación; es un modo de ver una cosa desde
una perspectiva particular; claro que esta perspectiva no tiene que ser
arbitraria, ha de estar siempre en relación con la veracidad del texto y con
las orientaciones generales del buen gusto, la ética y de la estética.
- En todo caso,
parece que la crítica está inevitablemente ligada a la polémica
- Bueno, en la crítica sucede algo que dijo Leopoldo Alas en
una carta a un sobrino, tratando de persuadirlo para que no se dedique a la
crítica: “dedícate a cualquier otra cosa, porque si elogias a alguien y dices
que su obra es buena éste va a quedar descontento o indiferente porque le va a
parecer lo más natural que se diga que su obra es buena, y si dices que es mala
se convertirá en tu enemigo, en tu enemigo mortal, nunca podrás satisfacer al
autor de una obra criticada”.
Yo creo que la crítica debería levantar polémica
precisamente para evitar la imagen de que el crítico dice la última palabra,
para quitar esa sensación de que el crítico sepulta autores, mutila entusiasmos
y talentos y encumbra gente que no debería encumbrar. La crítica debería
abrirse desde la proposición recreativa hacia la discusión más abierta, en un
terreno que podría llamarse el del debate crítico.
- En nuestro país hay
carencia de críticos que traten con profundidad y seriedad muchas materias; los
hay pero son excepciones. ¿A qué atribuyes esto?
- A varios factores. Podría reducirlos a tres fundamentales:
el primero sería el aspecto económico, el crítico en Bolivia no gana lo
suficiente para dedicarse a la crítica, tiene que hacer crítica después de
hacer otras labores para poder satisfacer sus necesidades de sobrevivencia en un medio en el que la vida
se pone cada vez más difícil. El segundo es la falta de costumbre, de cultura
crítica. Quizás se debe, un poco, a la psicología del boliviano: a la gente no
le gusta que se le critique, la gente toma la crítica como una ofensa personal.
A mí me sucedió una vez que con una dama, cuyo nombre no viene al caso, y con
quien mantenía una buena amistad, tuve el siguiente diálogo:
- Quiero que leas mis poemas, me critiques y me des tu
opinión.
- ¿Quieres que lo diga públicamente?
- Primero dímelo a mí, después si quieres lo dices
públicamente, pero quiero conocer tu opinión.
Yo leí los poemas, era un mamarracho y le dije: “Tendrás que
leer un poco más, consultar algunos autores, ver otra poesía, leer un poco de
teoría literaria”, pero lo tomó como una ofensa y no me volvió a hablar más.
Finalmente, el oficio de crítico requiere algunos
sacrificios, el crítico de literatura tiene que comprar libros, tiene que estar
actualizado, eso significa una inversión. Tiene que estar permanentemente en
contacto con la producción artística y eso significa tiempo. Hay que prepararse, hay que mantener una
constante actualización.
- ¿Consideras que
para la crítica es fundamental la erudición?
- Tal vez no la erudición entendida como un conocimiento
global y al mismo tiempo detallado de todos los elementos que constituyen un
arte o una disciplina, cosa que es inalcanzable, pero sí una constante
formación y dedicación. Y el cultivarse en otros campos, porque la mayor
amplitud de conocimientos abre horizontes.
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