domingo, 15 de enero de 2017

Literatura

2016: el año de la literatura
boliviana fuera de Bolivia


Si 2015 fue un gran año para la narrativa boliviana, como se vio en varios recuentos y notas de recapitulación hace 12 meses, el recién terminado 2016 fue el año en que muchos de nuestros principales poetas y narradores cosecharon frutos y fueron reeditados y antologados en no pocos sellos de varios países.



LetraSiete

A diferencia de 2015, un año en el que las editoriales nacionales publicaron numerosos títulos en diversos géneros, varios de ellos con notable repercusión, en 2016 la cantidad de ediciones fue menor, sobre todo en poesía, aunque la narrativa tampoco tuvo su mejor momento.  De los libros editados en el país, más bien pocos, que merecen destacarse en el año recién concluido (algunos de ellos reediciones o rescates de obras antiguas), ya han hablado varios autores y lectores en otros espacios. 
Hemos elegido, en cambio, centrarnos en otro aspecto de relieve: la creciente publicación de autores bolivianos en editoriales internacionales, sea bajo la modalidad de títulos individuales o figurando sus textos en antologías, con la consiguiente visibilización de nuestra literatura.
2016 fue un año de consolidación de esa tendencia, como resultado de un genuino y sostenido interés de los editores y lectores internacionales por las letras bolivianas; un interés orgánico que comienza a rebasar los esfuerzos individuales que permitieron a algunos autores publicar en el pasado.  
Cabe anotar, además, un dato en favor de los lectores bolivianos. Nuestros autores que publican sus libros en el exterior, los editan también en el país, sea antes, después o de manera simultánea. De esta manera, suplen la dificultad de acceder a sus ediciones internacionales.

El año del cuento
En 2016, Edmundo Paz Soldán publicó en España, en la editorial Páginas de Espuma, un nuevo y sólido libro de cuentos: Las visiones, que contiene 14 relatos “magníficos y extraños”, ambientados en el mismo espacio ficcional distópico de su novela Iris.
Finalista del Premio Ribera del Duero en España, este libro “no es una colección de cuentos de ciencia ficción, sino que utiliza un escenario de ciencia ficción -en muchos cuentos apenas es algo notable y se vislumbra en unos pocos detalles- para construir historias muy humanas que responden a preguntas vitales y tratan temas sociales… Las visiones es un texto arriesgado que se aleja de cualquier canon pero que derrocha ingenio y habilidad. Las visiones es una particular forma de ver la realidad a través de un punto de vista alterado que elimina los telones”, destaca la revista Donde termina el infinito.
Tras la lectura, no puede uno sino concordar con los editores de Páginas de Espuma, ya que “Las visiones muestra de manera contundente por qué Edmundo Paz Soldán es considerado una de las referencias imprescindibles de la narrativa hispanoamericana contemporánea”.  En Bolivia, el libro fue reeditado por Nuevo Milenio.

Además, la editorial Almadía de México publicó en 2016 una antología personal de Paz Soldán, que reúne los que, a criterio del propio autor, son sus 21 mejores cuentos: Tiburón, que abarca desde relatos tempranos “de un realismo puntual que tiene que ver con su infancia y su juventud”, hasta “sus relatos posteriores, donde abundan la ciencia ficción y la fantasía”, según señala Yanet Aguilar en El Universal.  
El año que pasó fue un tiempo de cosecha para Magela Baudoin, cuyo primer libro de cuentos, La composición de la sal, fue publicado por Plural en 2014. Tras ganar esta obra el Premio Hispanoamericano de Cuento “Gabriel García Márquez”, tuvo sucesivas ediciones en Bolivia y fue reeditada en 2016 en cuatro países, con una calurosa recepción de la crítica: Colombia (Ícono), Perú (Fondo Editorial de la Universidad César Vallejo), Argentina (Libros del Zorzal) y México (Almadía), siendo presentada esta última en la Feria del Libro de Guadalajara.  Su cuentística ha sido considerada como “una mezcla entre Alice Munro, Anton Chéjov y Silvina Ocampo” (Silvina Freire, Página 12).
“Los cuentos de Magela Baudoin son sin duda singulares, ofrecen meticulosas observaciones, comparten un acto secreto y aluden a algo siempre mayor que el argumento que proponen. Es como si Baudoin nos contara sus relatos con la mayor aparente franqueza, pero nosotros, los lectores, intuimos detrás de las palabras una reticencia oscura, motivos nunca confesados, razones secretas, personajes y lugares de cuyo nombre Baudoin no quiere acordarse. […] Llegamos a la última página de un cuento de Baudoin y nos preguntamos ¿qué fue exactamente lo que nos contaron? ¿Cuál es el verdadero argumento, la auténtica trama de esta historia?”, apunta el destacado narrador Alberto Mangel en el prólogo a la edición argentina.
Por su parte, en el año recién pasado, la cruceña Liliana Colanzi publicó en México, en Almadía -cuyo catálogo, como podemos ver, tiene ya a tres autores bolivianos-, su segundo libro de cuentos (sin contar la antología La Ola): Nuestro mundo muerto, editado poco antes en Bolivia por El Cuervo.
“Con gran fuerza y una cierta violencia, Liliana Colanzi ubica al lector en el umbral de varios mundos: lo terrenal y lo fantástico, la ciencia ficción y la idiosincrasia indígena, el recuerdo y la pesadilla. Haciendo de sus cuentos mecanismos en los que operan lo mismo cantos rurales que testimonios de estudios etnográficos, la joven autora boliviana construye atmósferas en las que hay siempre una añoranza -ya sea del hogar, la infancia o incluso nuestro planeta- que es producto del encuentro con aquello que nos resulta ajeno”, anotan sus editores mexicanos.
Otros tres autores vieron sus obras reeditadas en 2016 en nuevos países. La novela El huésped, de Gary Daher, fue reeditada en Ecuador por Impacto, 12 años después de su publicación en Bolivia por La Hoguera; el libro de cuentos Irina, el sexo y la nueva izquierda, del escritor cubano-boliviano Alejandro Suárez (ganador de una mención en el Premio  Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar 2016)  fue reeditado en Argentina por Peces de ciudad, nueve años después de su primera edición en La Hoguera; mientras Giovanna Rivero llegó al catálogo de la gran editorial Random House en Argentina con su exitosa novela 98 segundos sin sombra, publicada inicialmente en 2014 en España por Caballo de Troya y también reeditada en Bolivia por El Cuervo.

La poesía, sin prisa pero sin pausa
En los últimos años, sin prisa pero sin pausa, la poesía boliviana ha ido labrando la piedra y ganando un espacio internacional por su calidad. Ya es habitual (y hasta frecuente) que poetas bolivianos sean invitados a festivales internacionales de poesía. Ahora, sus obras comienzan también a encontrar un lugar en las numerosas editoriales independientes, muchas de ellas no pequeñas y de creciente prestigio, dedicadas a este género cada vez menos minoritario.

En 2016, la poesía de Gabriel Chávez Casazola, ya publicada en Ecuador, Colombia y Argentina, dio el salto a España con un nuevo título: Aviones de papel bajo la lluvia, editado por la granadina Valparaíso, presente también en Latinoamérica con un tentador catálogo de autores.   De las dos partes del libro, la primera tiene poemas hasta entonces inéditos, y la segunda textos del libro La mañana se llenará de jardineros, publicado por El Ángel en Ecuador en 2013 y en Bolivia por La Hoguera en 2014.
Escribe el poeta peruano-salmantino Alfredo Pérez Alencart en El Norte de Castilla: “Once décadas después [de la publicación de Arguedas], sigue siendo escaso el conocimiento de la literatura boliviana en España. En poesía, que yo sepa, solo tres poetas habían sido publicados por estas tierras de Iberia. Lugar señero ocupa el riberalteño Pedro Shimose, grande poeta afincado en Madrid desde principios de los años setenta. Los otros dos eran Roberto Echazú y Eduardo Mitre. Pues ahora se suma ¡y con qué fuerza e impronta!, Gabriel Chávez Casazola. La editorial granadina Valparaíso Ediciones acaba de publicar su poemario Aviones de papel bajo la lluvia, cuarenta textos albergados en dos partes (…). Poesía la suya casi siempre libérrima y en erupción, mestizando lo clásico con lo moderno, atenta a recibir transfusiones de aquende y allende…”.
El libro Temporarias y otros poemas, de Emma Villazón, que reúne un volumen que la joven poeta dejó inconcluso antes de morir con otros poemas dispersos, fue publicado por Das Kapital en Chile y por La Perra Gráfica en Bolivia.
Sobre el libro, explica el crítico Esteban Valenzuela: “A los pocos meses de la partida (de la autora), editorial Das Kapital publicó su libro de nombre original Temporeras, con el título Temporarias: un manifiesto ‘a las otras’ que deambulan en el trabajo precario temporal ya sea en los campos o en las fábricas de conceptos, palabras… el neo taylorismo del trabajo intelectual parcial que no esclaviza en una línea de producción, pero lo hace en su ontología dominadora, en su inseguridad, agravada cuando se es extranjera avecindada. Así lo describe ella misma en el proyecto al Fondo del Libro que nunca fue y que ella anuncia como texto en el delirio y la denuncia, sin abandonar el humor y el eros: ‘Temporeras es una apuesta por escribir sobre la condición de los trabajadores que resisten la lógica de la fábrica moderna desde una perspectiva de género femenina, y a la vez por escribir la experiencia migrante’”.
En el año que pasó, otras dos poetas bolivianas también publicaron en el exterior: las chuquisaqueñas Ruth Ana López Calderón, en la editorial latina MediaIsla de EEUU, su tercer libro: Itinerario de una metamorfosis; y Paola Duchén, en Madrid, donde reside hace muchos años y ejerce el psicoanálisis: El próximo verso, por Editorial Grupo Cero.

Dos antologías

Mención especial merecen dos antologías de poesía -importantes por su repercusión y calidad- que han incluido a numerosos poetas bolivianos (lo habitual son uno, dos o ninguno). 
Por una parte, la antología en italiano, en tres volúmenes, Il fiore dell poesía latinoamericana d’oggi, preparada por el célebre poeta y traductor Emilio Coco, recientemente premiado en México por su labor de divulgación de la poesía latinoamericana en Italia. 
Un volumen está dedicado a la poesía de México, Centroamérica y las Antillas y otros dos a la poesía que el autor llama de América Meridional, incluyendo a siete autores bolivianos: Eduardo Mitre, Vilma Tapia Anaya, Mónica Velásquez, Gabriel Chávez Casazola, Oscar Gutiérrez Peña y Paura Rodríguez Leytón. Cabe anotar que en Italia, en 2015, se publicaron otras dos antologías de poesía latinoamericana, cuidadas por Loreto Rafanelli y Mario Meléndez, incluyendo algunos de estos autores. 

Por otra parte, la antología Voces de América Latina, también en tres tomos, presentada en la Feria del Libro de Guadalajara y compilada por la poeta y crítica dominicana María Palitachi en la editorial latina estadounidense MediaIsla, incluye a Paura Rodríguez Leytón, Oscar Gutiérrez, Gabriel Chávez, Ruth Ana López Calderón, en el primer tomo; María Soledad Quiroga, Gary Daher, Homero Carvalho y Vilma Tapia, en el segundo; y en el tercero, dedicado a narrativa, Magela Baudoin, Homero Carvalho y Kori Carrasco, residente hace varios años en Brasil.  

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