2016:
el año de la literatura
boliviana fuera de Bolivia
Si 2015 fue un gran año para la narrativa boliviana, como se vio en varios recuentos y notas de recapitulación hace 12 meses, el recién terminado 2016 fue el año en que muchos de nuestros principales poetas y narradores cosecharon frutos y fueron reeditados y antologados en no pocos sellos de varios países.
LetraSiete
A
diferencia de 2015, un año en el que las editoriales nacionales publicaron
numerosos títulos en diversos géneros, varios de ellos con notable repercusión,
en 2016 la cantidad de ediciones fue menor, sobre todo en poesía, aunque la
narrativa tampoco tuvo su mejor momento.
De los libros editados en el país, más bien pocos, que merecen
destacarse en el año recién concluido (algunos de ellos reediciones o rescates
de obras antiguas), ya han hablado varios autores y lectores en otros
espacios.
Hemos
elegido, en cambio, centrarnos en otro aspecto de relieve: la creciente
publicación de autores bolivianos en editoriales internacionales, sea bajo la
modalidad de títulos individuales o figurando sus textos en antologías, con la
consiguiente visibilización de nuestra literatura.
2016
fue un año de consolidación de esa tendencia, como resultado de un genuino y
sostenido interés de los editores y lectores internacionales por las letras
bolivianas; un interés orgánico que comienza a rebasar los esfuerzos
individuales que permitieron a algunos autores publicar en el pasado.
Cabe
anotar, además, un dato en favor de los lectores bolivianos. Nuestros autores
que publican sus libros en el exterior, los editan también en el país, sea
antes, después o de manera simultánea. De esta manera, suplen la dificultad de
acceder a sus ediciones internacionales.
El
año del cuento
En
2016, Edmundo Paz Soldán publicó en España, en la editorial Páginas de Espuma, un
nuevo y sólido libro de cuentos: Las
visiones, que contiene 14 relatos “magníficos y extraños”, ambientados en el mismo espacio
ficcional distópico de su novela Iris.
Finalista
del Premio Ribera del Duero en España, este libro “no es una colección de
cuentos de ciencia ficción, sino que utiliza un escenario de ciencia ficción -en
muchos cuentos apenas es algo notable y se vislumbra en unos pocos detalles-
para construir historias muy humanas que responden a preguntas vitales y tratan
temas sociales… Las visiones es un
texto arriesgado que se aleja de cualquier canon pero que derrocha ingenio y
habilidad. Las visiones es una
particular forma de ver la realidad a través de un punto de vista alterado que
elimina los telones”, destaca la revista Donde
termina el infinito.
Tras
la lectura, no puede uno sino concordar con los editores de Páginas de Espuma,
ya que “Las visiones muestra de
manera contundente por qué Edmundo Paz Soldán es considerado una de las
referencias imprescindibles de la narrativa hispanoamericana contemporánea”. En Bolivia, el libro fue reeditado por Nuevo
Milenio.
Además,
la editorial Almadía de México publicó en 2016 una antología personal de Paz
Soldán, que reúne los que, a criterio del propio autor, son sus 21 mejores cuentos:
Tiburón, que abarca desde relatos
tempranos “de un realismo puntual que tiene que ver con su infancia y su
juventud”, hasta “sus relatos posteriores, donde abundan la ciencia ficción y
la fantasía”, según señala Yanet Aguilar en El Universal.
El
año que pasó fue un tiempo de cosecha para Magela Baudoin, cuyo primer libro de
cuentos, La composición de la sal, fue
publicado por Plural en 2014. Tras ganar esta obra el Premio Hispanoamericano
de Cuento “Gabriel García Márquez”, tuvo sucesivas ediciones en Bolivia y fue
reeditada en 2016 en cuatro países, con una calurosa recepción de la crítica:
Colombia (Ícono), Perú (Fondo Editorial de la Universidad César Vallejo),
Argentina (Libros del Zorzal) y México (Almadía), siendo presentada esta última
en la Feria del Libro de Guadalajara. Su
cuentística ha sido considerada como “una mezcla entre Alice Munro, Anton
Chéjov y Silvina Ocampo” (Silvina Freire, Página 12).
“Los
cuentos de Magela Baudoin son sin duda singulares, ofrecen meticulosas
observaciones, comparten un acto secreto y aluden a algo siempre mayor que el
argumento que proponen. Es como si Baudoin nos contara sus relatos con la mayor
aparente franqueza, pero nosotros, los lectores, intuimos detrás de las
palabras una reticencia oscura, motivos nunca confesados, razones secretas,
personajes y lugares de cuyo nombre Baudoin no quiere acordarse. […] Llegamos a
la última página de un cuento de Baudoin y nos preguntamos ¿qué fue exactamente
lo que nos contaron? ¿Cuál es el verdadero argumento, la auténtica trama de esta
historia?”, apunta el destacado narrador Alberto Mangel en el prólogo a la
edición argentina.
Por
su parte, en el año recién pasado, la cruceña Liliana Colanzi publicó en
México, en Almadía -cuyo catálogo, como podemos ver, tiene ya a tres autores
bolivianos-, su segundo libro de cuentos (sin contar la antología La Ola): Nuestro mundo muerto, editado poco antes en Bolivia por El Cuervo.
“Con
gran fuerza y una cierta violencia, Liliana Colanzi ubica al lector en el
umbral de varios mundos: lo terrenal y lo fantástico, la ciencia ficción y la
idiosincrasia indígena, el recuerdo y la pesadilla. Haciendo de sus cuentos
mecanismos en los que operan lo mismo cantos rurales que testimonios de estudios
etnográficos, la joven autora boliviana construye atmósferas en las que hay
siempre una añoranza -ya sea del hogar, la infancia o incluso nuestro planeta-
que es producto del encuentro con aquello que nos resulta ajeno”, anotan sus
editores mexicanos.
Otros
tres autores vieron sus obras reeditadas en 2016 en nuevos países. La novela El huésped, de Gary Daher, fue reeditada
en Ecuador por Impacto, 12 años después de su publicación en Bolivia por La
Hoguera; el libro de cuentos Irina, el
sexo y la nueva izquierda, del escritor cubano-boliviano Alejandro Suárez
(ganador de una mención en el Premio
Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar 2016) fue reeditado
en Argentina por Peces de ciudad, nueve años después de su primera edición en
La Hoguera; mientras Giovanna Rivero llegó al catálogo de la gran editorial
Random House en Argentina con su exitosa novela 98 segundos sin sombra, publicada inicialmente en 2014 en España
por Caballo de Troya y también reeditada en Bolivia por El Cuervo.
La poesía, sin prisa pero sin
pausa
En
los últimos años, sin prisa pero sin pausa, la poesía boliviana ha ido labrando
la piedra y ganando un espacio internacional por su calidad. Ya es habitual (y
hasta frecuente) que poetas bolivianos sean invitados a festivales internacionales
de poesía. Ahora, sus obras comienzan también a encontrar un lugar en las
numerosas editoriales independientes, muchas de ellas no pequeñas y de
creciente prestigio, dedicadas a este género cada vez menos minoritario.
En
2016, la poesía de Gabriel Chávez Casazola, ya publicada en Ecuador, Colombia y
Argentina, dio el salto a España con un nuevo título: Aviones de papel bajo la lluvia, editado por la granadina Valparaíso,
presente también en Latinoamérica con un tentador catálogo de autores. De las dos partes del libro, la primera tiene
poemas hasta entonces inéditos, y la segunda textos del libro La mañana se llenará de jardineros,
publicado por El Ángel en Ecuador en 2013 y en Bolivia por La Hoguera en 2014.
Escribe
el poeta peruano-salmantino Alfredo Pérez Alencart en El Norte de Castilla:
“Once décadas después [de la publicación de Arguedas], sigue siendo escaso el
conocimiento de la literatura boliviana en España. En poesía, que yo sepa, solo
tres poetas habían sido publicados por estas tierras de Iberia. Lugar señero
ocupa el riberalteño Pedro Shimose, grande poeta afincado en Madrid desde
principios de los años setenta. Los otros dos eran Roberto Echazú y Eduardo
Mitre. Pues ahora se suma ¡y con qué fuerza e impronta!, Gabriel Chávez
Casazola. La editorial granadina Valparaíso Ediciones acaba de publicar su
poemario Aviones de papel bajo la lluvia,
cuarenta textos albergados en dos partes (…). Poesía la suya casi siempre
libérrima y en erupción, mestizando lo clásico con lo moderno, atenta a recibir
transfusiones de aquende y allende…”.
El
libro Temporarias y otros poemas, de
Emma Villazón, que reúne un volumen que la joven poeta dejó inconcluso antes de
morir con otros poemas dispersos, fue publicado por Das Kapital en Chile y por
La Perra Gráfica en Bolivia.
Sobre
el libro, explica el crítico Esteban Valenzuela: “A los pocos meses de la
partida (de la autora), editorial Das Kapital publicó su libro de nombre
original Temporeras, con el título Temporarias: un manifiesto ‘a las otras’
que deambulan en el trabajo precario temporal ya sea en los campos o en las
fábricas de conceptos, palabras… el neo taylorismo del trabajo intelectual
parcial que no esclaviza en una línea de producción, pero lo hace en su
ontología dominadora, en su inseguridad, agravada cuando se es extranjera
avecindada. Así lo describe ella misma en el proyecto al Fondo del Libro que
nunca fue y que ella anuncia como texto en el delirio y la denuncia, sin
abandonar el humor y el eros: ‘Temporeras
es una apuesta por escribir sobre la condición de los trabajadores que resisten
la lógica de la fábrica moderna desde una perspectiva de género femenina, y a
la vez por escribir la experiencia migrante’”.
En
el año que pasó, otras dos poetas bolivianas también publicaron en el exterior:
las chuquisaqueñas Ruth Ana López Calderón, en la editorial latina MediaIsla de
EEUU, su tercer libro: Itinerario de una
metamorfosis; y Paola Duchén, en Madrid, donde reside hace muchos años y
ejerce el psicoanálisis: El próximo
verso, por Editorial Grupo Cero.
Dos antologías
Mención
especial merecen dos antologías de poesía -importantes por su repercusión y
calidad- que han incluido a numerosos poetas bolivianos (lo habitual son uno,
dos o ninguno).
Por
una parte, la antología en italiano, en tres volúmenes, Il fiore dell poesía latinoamericana d’oggi, preparada por el
célebre poeta y traductor Emilio Coco, recientemente premiado en México por su
labor de divulgación de la poesía latinoamericana en Italia.
Un
volumen está dedicado a la poesía de México, Centroamérica y las Antillas y
otros dos a la poesía que el autor llama de América Meridional, incluyendo a
siete autores bolivianos: Eduardo Mitre, Vilma Tapia Anaya, Mónica Velásquez,
Gabriel Chávez Casazola, Oscar Gutiérrez Peña y Paura Rodríguez Leytón. Cabe
anotar que en Italia, en 2015, se publicaron otras dos antologías de poesía
latinoamericana, cuidadas por Loreto Rafanelli y Mario Meléndez, incluyendo
algunos de estos autores.
Por
otra parte, la antología Voces de América
Latina, también en tres tomos, presentada en la Feria del Libro de
Guadalajara y compilada por la poeta y crítica dominicana María Palitachi en la
editorial latina estadounidense MediaIsla, incluye a Paura Rodríguez Leytón,
Oscar Gutiérrez, Gabriel Chávez, Ruth Ana López Calderón, en el primer tomo; María
Soledad Quiroga, Gary Daher, Homero Carvalho y Vilma Tapia, en el segundo; y en
el tercero, dedicado a narrativa, Magela Baudoin, Homero Carvalho y Kori
Carrasco, residente hace varios años en Brasil.
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