La vida fluida #1
Eso nomás… la vida, y fluida. Crónicas, ficciones, historias así, de corrido, como suceden, como quisiéramos que sucedan, sin mayúsculas ni minúsculas, sin pausas ni signos de puntuación.
Aldo
Medinaceli
/camino
tres pasos antes de atravesar la plaza que se pone fría no quiero cruzarme con
la anciana que delira ni con los comerciantes quienes en un instante
desaparecerán por una de las esquinas la más luminosa veo gente que regresa a
sus hogares es la hora en que todo se cierra comienzan a salir los habitantes
más contradictorios los que transforman a la ciudad los que viven el reverso de
la realidad cotidiana allí donde inventan sus experiencias cuando todos duermen
incluidos tú y yo tras la avenida principal se ven a tres policías muriendo de
frío aparecen carros que van despacio hay gritos de despedida vendedoras de
anticuchos permanecen bajo faroles riendo en medio del fuego intento trazar un
recorrido imaginario entre una casa y el lugar donde me encuentro entre líneas
de un mapa mental una ruta que me lleve sin darle demasiadas vueltas hasta
puedo ver aparecer la casa en una esquina con las paredes blancas siete o nueve
palomas reposan sobre sus muros pero la casa no es mía allí vive alguien más
tal vez un compañero de trabajo o un antiguo amigo de la escuela alguien
cercano que cuando yo llegue abrirá la puerta con una sonrisa tal vez sorprendida
por la hora o por la apariencia por el paso del tiempo me recibirá con los
brazos abiertos entraré en su sala me sentaré no le pediré nada de beber a
pesar de la sed a pesar a pesar del frío pero esa persona enseguida aparecerá
con un café soltando el vapor hablaremos de qué hemos hecho los últimos años de
nuestra familia entiendo que no es un pariente sino alguien con lazos de
amistad atribuiré los silencios a una confianza forjada durante décadas no me
preguntará por qué aparezco a esa hora tan tarde sin avisar tampoco querrá
saber si me quedo a dormir o si mi visita es temporal o si algo grave ha
sucedido los muros verdes las palomas caminando tras el vidrio de la ventana es
en verdad un sueño quizás una memoria hablaremos de lo extraño que se ha puesto
el tiempo de la belleza de las mariposas ingresaré al baño me miraré en el
espejo sin reconocerme pensando que yo no soy el que está parado frente a ese
espejo sino aquel otro quien me espera sentado en el sillón de la sala y que en
realidad soy otro precisamente aquel por quien espero que ahora se mira en el
espejo las siguientes frases las olvidaré en pocos minutos serán parte de una
escena extraña en la mente de alguien más saldré sin despedirme apareceré
nuevamente en la plaza cubierto con un abrigo que me llega hasta las rodillas
viendo cómo la vendedora de sombreros mete su mercancía en un profundo saco
azul que parece no tener fondo al pasar a mi lado se despide con una sonrisa
más grande que la plaza entera observaré a los policías que se acercan hacia
donde estoy no dejaré que me pregunten qué hago ni dejaré que me digan que no
puedo quedarme en la banca con el abrigo cubriéndome la mitad del cuerpo saldré
caminando viendo a las aves de la noche preguntándome a quién pertenece aquel
extraño pero confortable abrigo o si acaso no estaré yo lejos allá en una casa
a punto de abrir la puerta a alguien que viene a visitarme después de mucho
tiempo/
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