África mía
Acaba de publicarse en español la opera prima de Ryszard Kapuscinski, maestro de la crónica. Estrellas negras (Anagrama) reúne los primeros textos africanos del autor de Ébano.
Nicolás G. Recoaro
Estrellas
negras es el
primer libro del periodista polaco Ryszard Kapuscinski (1932-2007), pero el último
que aparece publicado en español. En 1959, Kapuscinski tuvo su bautismo de
fuego africano. Por esos años el continente negro estaba en llamas, y la
agencia oficial de noticas polaca lo envió para cubrir el efervescente proceso
de liberación africano.
Desde
este viaje iniciático surgió una apasionante y fructífera relación entre Kapuscinski
y el África, de la cual nacieron obras cardinales del periodismo narrativo del
siglo pasado. Desde Ébano hasta El emperador, sin olvidar el delgado, y a
la vez hercúleo, Un día más con vida,
donde relata la sangrienta guerra civil angoleña.
Estrellas negras fue
publicado en Varsovia en 1963 y vendió unos 6.000 ejemplares. Kapuscinski no era
todavía un escritor consagrado: el “gran cronista” de los procesos de
descolonización del siglo XX, sino más bien un joven que tenía que ganarse el
mango, escribiendo desde el tercer mundo.
Luego
de fugaces estadías en India y China -sus primeros destinos como corresponsal-,
el periodista polaco aterrizó en Accra, la capital de Ghana. Llegó a África
casi sin contactos, con la billetera demasiado flaca, y se alquiló una pieza en
el Hotel Metropole: “una rareza arquitectónica –describe- que durante la
estación de lluvias se pudre y enmohece, y en los meses de sequía cruje y se
resquebraja”. Al inicio de Estrellas negras,
el joven cronista confiesa: “he dormido en cientos de hoteles de veinte países
distintos, pero solo éste he llegado a considerarlo un hogar, y cuando entraba
en él me sentía feliz”.
Durante
sus primeras andanzas y desandanzas por el tórrido continente africano, el
cronista traza retratos de dos países recién independizados: Ghana y el Congo.
Pero sobre todo hace foco en los carismáticos líderes que pilotearon los
procesos de descolonización, el joven Patrice Lumumba y el carismático Kwame
Nkrumah.
En
“Los abanderados”, una de las 17 crónicas que integran el volumen, el polaco advierte:
“El África despertada necesita de grandes nombres. Como símbolos, como
aglutinante, como compensación. Durante cientos de años la historia del
continente ha sido anónima. Hasta ahora. Como si quisiera recuperar el secular
retraso, África inscribe en la historia un nuevo nombre”. Y Kapuscinski estaba
ahí para darle voz.
A
mitad de camino entre el relato de aventuras on the road, la crónica de alto vuelo literario y el preciso ensayo
histórico, estos textos tempranos muestran a un Kapuscinski en estado puro. Dando
sus primeros pasos en el violento oficio de escribir.
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