Arte, poder e identidad de Teresa Gisbert
Una versión más extensa de este texto fue leído por la autora durante la presentación de la obra de Gisbert en La Paz.
Silvia Arze
El
libro, Arte Poder e Identidad reúne los trabajos de Teresa Gisbert sobre
el arte que surgió en los Andes a partir del momento del contacto inicial entre
la cultura andina y la europea, así como la función religiosa, política e
ideológica que cumplieron sus expresiones (pintura, escultura, teatro, fiesta y
otras representaciones culturales) en las sociedades locales.
Gisbert
hace un análisis de estas representaciones desde el siglo XVI y continúa con el
estudio del desarrollo y transformaciones de formas y contenidos durante varios
siglos. Este libro se abre con una frase de la autora en la introducción: ¿cómo
se pueden unir dos cosas incompatibles sin que se destruyan?
Estas
dos cosas incompatibles a las que se refiere son las dos esferas que entraron
en contacto en esta parte del continente a partir del siglo XVI; dos mundos
culturales basados en sistemas conceptuales diferentes que se expresaron en sus
propias formas de arte y arquitectura, así como en manifestaciones intangibles.
Por un lado, el mundo andino -con sus
dimensiones amazónica y costera- que se había desarrollado de manera autónoma
durante siglos en diferentes etapas y tiempo, y, por otro lado, el mundo
europeo con todas las incorporaciones de las culturas con las que había entrado
en contacto en el pasado.
El
mundo incaico que encontraron los españoles venía de una larga experiencia
cultural desarrollada a lo largo del tiempo que incorporaba visiones de mundo,
dioses, elementos sagrados y estéticas de culturas anteriores; por otro lado,
los españoles trajeron la cultura occidental y la religión cristiana, pero
también a dioses de la mitología clásica que, aunque habían dejado de ser
adorados, fueron rescatados en el pensamiento y arte del Renacimiento. Se trata
de huellas de creencias medievales y elementos del mundo árabe.
“Es
ante todo, no una unión, sino una superposición”, afirma Teresa Gisbert
respondiendo a su propia pregunta inicial, y nos lleva a recorrer un tema
central que, percibido inicialmente como una polaridad (digamos, extrema) va
formando un panorama multidimensional, en el que elementos heterogéneos se
entrecruzan y se superponen; se mezclan, se repelen, se aceptan, se articulan,
se acoplan, o aparecen y se ocultan, alternándose como en una tela tornasolada.
Gisbert
nos muestra una perspectiva lograda en años de trabajo sobre el arte en la zona
andina, que va desde un extremo al otro de la gama de formas y contenidos que
se generaron, desde el arte que se realizó siguiendo pautas europeas sin salirse del molde, hasta el que se
conservó de manera más pura, tanto en contenido como en forma, en los textiles
andinos y kerus.
En
medio, nos permite abrir un abanico, y nos presenta una enorme gama de formas y
contenidos europeos y andinos, que revelan un espectro no solamente más amplio
y profundo del tema, sino múltiples dimensiones, que vienen a enriquecer
nuestro conocimiento sobre ese mundo.
Este
libro, Arte, poder e identidad es el resultado de todos esos años de
investigación y reflexiones profundas que comenzaron hace más de 60 años, a
mediados de los años 50, cuando ella y José de Mesa comenzaron a develar,
descubrir y poner en el escenario académico la arquitectura y el arte
producidos en la Colonia, en el Virreinato, en esta parte de los Andes.
De
inicios a mediados del siglo XX, otros historiadores latinoamericanos habían
empezado a investigar fuentes coloniales para la historia del arte, pero era
muy poco lo que se había realizado en este sentido en nuestro país. Buscando
las obras de arquitectura, arte, las descripciones y los documentos coloniales,
Teresa Gisbert y José de Mesa fueron recorriendo el país descubriendo,
clasificando y registrando lo que se había construido y pintado en la región
andina desde el siglo XVI. Este trabajo permitió que el país se encontrara con
una parte casi desconocida de su historia. (…)
Algunos
de los capítulos de Arte, poder e
identidad fueron publicados como artículos en diferentes libros y revistas
especializadas en Bolivia y otros países.
En
la introducción, la autora escribe “desenterramos varios trabajos y los organizamos”. Sin embargo, este libro
no es solamente una compilación de artículos. Precisamente esa organización, en
la que trabajó durante estos años, es el hilo conductor invisible que conecta
los temas y que permite al lector percibir desde diferentes formas de representación
(arte, arquitectura, discurso, teatro, fiesta, etc.) una perspectiva
multidimensional con toda la riqueza de las visiones, imaginarios y conceptos
que se superpusieron, se mezclaron y se cargaron de nuevos significados,
reflejando y creando a su vez un mundo dinámico con identidad propia.
Entre
otros capítulos del libro resaltan algunos como La imagen del
poder, que muestra la forma en que las imágenes y los retratos de monarcas
españoles y de caciques indígenas fueron difundidos en grabados mostrándolos a continuación
de las imágenes de los incas, buscando una conexión que legitimara su gobierno
en el imaginario de las sociedades andinas, así como también la conexión de los
caciques indígenas locales con las esferas de poder político y religioso
español a través de lienzos donde aparecen compartiendo el espacio pictórico
con santos, reyes y papas.
El
arte de españoles, indios y mestizos, indaga sobre la conciencia de
un arte propio en el mundo andino en situación colonial o virreinal,
encontrando los interesantes procesos que dieron origen al nacimiento de la
escuela cuzqueña de pintura barroca y al estilo barroco andino y mostrando de
qué manera la religión y la ideología fueron transmitidos por los españoles a
través de imágenes.
En
El matrimonio de los dioses, Gisbert vuelve sobre un tema con el que
abrió nuevos rumbos en la historiografía: los seres sagrados prehispánicos que
fueron mimetizándose, asociándose y uniéndose con el mundo cristiano en caminos
de ida y vuelta, tanto en proyecciones que los indígenas hicieron de los
antiguos dioses sobre las imágenes cristianas, así como en las imágenes que
fueron surgiendo, que en muchos casos incorporaban elementos prehispánicos para
reforzar la aceptación local a la nueva doctrina.
Este
trabajo de Teresa Gisbert completa una trilogía (Iconografía…, El
paraíso de los pájaros parlantes, y Arte, poder e identidad) de
análisis sobre el arte, las formas, las representaciones, y sobre los
significados que estos encierran. Esta trilogía es un aporte enorme al conocimiento
sobre la historia, el arte y el pensamiento de nuestro país y de esta parte del
continente.
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