Almudena Grandes: Mi
primer libro me
regaló la vida que siempre quise vivir
La narradora española, una de las principales invitadas a la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz que se inaugurará el miércoles, habla en esta entrevista sobre la importancia de Las edades de Lulú, su primer libro, a lo largo de su carrera.
Martín Zelaya Sánchez
Casi cada semana entre las recomendaciones de la “línea de
tiempo” del Twitter, se cuela la columna de Almudena Grandes, férrea
comentarista de la coyuntura política y social española, europea e internacional,
ante todo, pero también, de cuando en cuando, solvente crítica y reseñista de
literatura y otras artes.
Y es que la reconocida autora española -una de las grandes
invitadas a la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz que se efectuará
entre el 31 de mayo y el 11 de junio- conocida ante todo como novelista, tiene
además otras interesantes facetas: su compromiso con la sociedad desde el
periodismo de opinión, su apego al cine como lenguaje complementario a la
narrativa y, claro, la activa participación en el ámbito literario artístico
español, desde el reconocido grupo de “poetas líricos”, en el que junto a su
esposo Luis García Montero -también invitado a la FIL- y los escritores
Benjamín Pardo y Felipe Benítez, además del fallecido Ángel González, convergen
desde hace ya un par de décadas en largas sesiones de tertulia y camaradería,
tal como lo cuenta en cada ocasión que puede el último integrante, el cantautor
Joaquín Sabina.
Grandes accedió amablemente a contestarnos un cuestionario a
pocos días de su arribo a Santa Cruz.
- Las edades de Lulú, su opera prima, es
uno de sus libros más vendidos y reeditados. Es, sin duda, el primero o uno de
los primeros que se asocian a su nombre aún hoy, a casi 30 años. ¿Cómo la marca
positiva y negativamente un libro tan exitoso, y más siendo el primero, en su
trayectoria como escritora?, ¿cómo se supera ese episodio para pasar página?
¿Llegó a ser víctima de un encasillamiento, o temer que “nadie” más leyera el
resto de su obra y siguieran señalándola por aquélla?
- Las edades de Lulú
fue durante muchos años, en efecto, mi libro más reeditado. Ahora sigue siendo
el que acumula más traducciones, pero El
corazón helado se reedita y se vende más. En cualquier caso fue un libro
determinante para mí, en muchos sentidos. En primer lugar, porque su éxito me
permitió dedicarme a escribir, me regaló la vida que yo había querido vivir
siempre. Por otro lado, estuvo a punto de acabar conmigo, es cierto, aunque al
final la literatura me salvó la vida, me la ha salvado varias veces.
Yo tenía muy claro que quería ser escritora, y me dediqué a
escribir. No fue fácil y recuerdo el proceso de mi segunda novela como una
tortura, porque sentía que todos me miraban, que estaban al acecho de mi
fracaso. Pero ese libro cumplió su papel y seguí escribiendo, y así he llegado
hasta hoy.
- Esta y otras
novelas suyas fueron adaptadas al cine y no pocas veces con participación suya
en las adaptaciones. Primero, ¿qué se experimenta al ver el universo narrativo
que uno creó para ser leído, trasladado a otro lenguaje, en este caso, cinematográfico?,
y segundo ¿qué tipo de experiencia es “reescribir” sus obras según las
necesidades de esa otra manera de narrar?
- A mí me parece injusto hablar de cine y literatura.
Prefiero hablar de libros y películas, porque los resultados de mis
adaptaciones son muy dispares. Algunas películas me gustan, otras no, una me
parece espantosa. Pero solo colaboré directamente en la primera, escribiendo un
guion que no llegó a rodarse porque Bigas Luna y yo, aunque nos hicimos muy
amigos, no nos pusimos de acuerdo. Él me mantuvo en los créditos y a mí me
pareció bien. Luego he colaborado en dos adaptaciones -Aunque tú no lo sepas y Atlas
de geografía humana- por amistad con sus directores, pero ellos fueron los
guionistas.
En realidad solo he escrito un guión, una adaptación de Inés y la alegría que no llegó a
producirse. Partiendo de esa experiencia, lo que sí puedo decir es que pasar de
la novela al guion es como pasar de un Rolls Royce a un diminuto coche japonés.
La novela permite crear mundos completos, sin limitaciones de ninguna clase. Un
guion ni siquiera es una obra acabada, sino una herramienta con la que luego el
director hace lo que quiere, y está sujeto siempre a la férrea limitación del
presupuesto. A partir de ahí, todo es distinto y, para mí, peor.
- Es una
experimentada columnista de prensa. ¿Cuán necesario es para un escritor de
ficción tener un pie sumergido en la realidad, lo mundano, lo que como persona
no se puede evitar? ¿No hay momentos, por ejemplo, en que le den ganas de
apagar la TV, internet, dejar de leer los diarios y sumergirse en lecturas, y
en escribir su proyecto de turno?
- Por fortuna para mí, escribo dos columnas a la semana.
Cuando no estoy trabajando en una novela, parece poco, y hasta me gusta
hacerlas, porque me dan la ocasión de sentarme a escribir. Cuando estoy inmersa
en una novela, son una maldición, aunque no puedo renunciar a ellas porque soy
consciente del privilegio que implican, no solo por la oportunidad de expresar
mi opinión en público, sino por permitirme mantener el contacto con mis
lectores.
Por desgracia para España y suerte para sus columnistas,
desde hace unos años es muy fácil escribir columnas, primero por la crisis,
ahora por los escándalos incesantes de corrupción y la descomposición de los
partidos clásicos. En cualquier caso, como soy más lista por las mañanas,
escribo las columnas por la tarde, y reservo para los libros las horas de mayor
lucidez.
- Cuéntenos sobre el
grupo que conformó hace ya varios años con Luis García Montero, Ángel González,
Joaquín Sabina, Benjamín Prado… Se conoce que es una amistad labrada en el amor
por los libros, ante todo, pero ¿hay algo más allá, por ejemplo el desarrollo
de alguna estética o propuesta particular, o al menos una intención de ello? ¿O
tal vez el interés, debate y planteamiento público de algunas ideas?
- Bueno, que yo sepa, ese grupo sigue siendo el de mis
amigos, con la única excepción de Ángel, al que todos seguimos echando de
menos. No nos une solo el amor por los libros, sino también la pura amistad, el
cariño y la alegría que nos depara estar juntos. En invierno nos reunimos con
frecuencia, en verano, casi todos los días, porque veraneamos en el mismo
pueblo de la bahía de Cádiz. Por eso, hay quien nos llama “el grupo de Rota”.
Naturalmente, también tenemos afinidades literarias, no
podríamos ser tan amigos si no compartiéramos convicciones estéticas sobre
nuestro oficio común. Tampoco si nuestras ideas políticas no fueran afines. Yo,
al menos, no puedo querer a alguien si no lo admiro, y la admiración mutua es
la clave, tal vez, de nuestro vínculo. Pero Joaquín siempre habla de nosotros,
incluyéndose a sí mismo, como “los poetas líricos”. La poesía es el género
aglutinador de un grupo donde casi todos son poetas. Yo, narradora en
exclusiva, soy una especie de outsider,
y voy más por libre. Creo que cualquiera de ellos podría responder a esta
pregunta mejor que yo.
- ¿Con qué expectativas
aguarda su visita a Bolivia, y qué acercamientos tiene a la literatura
boliviana?
- Es la primera
vez que viajo a Bolivia pero tengo amigos que se me han adelantado y, por lo
que me cuentan, espero conocer un país muy bello y muy interesante, que no se
parece a ningún otro. Me hace mucha ilusión estar allí, porque es uno de los
pocos países de Latinoamérica que me faltan por conocer.
Respecto a la literatura boliviana, conozco sobre todo la
obra de Edmundo Paz Soldán, un narrador admirable. Espero tener la ocasión de
descubrir a otros escritores en este viaje.
--
Un libro que desnudó
la ansiedad de una generación
Giovanna Rivero
Estaban a punto de comenzar los dorados año 90 cuando la
escritora española Almudena Grandes publicó la novela que la catapultaría
definitivamente a la fama y al reconocimiento. Todavía recuerdo que una
compañera de mi primer año en la universidad me prestó el libro forrado en
papel cuché rojo, entre el pudor y el morbo, como quien trafica algún
psicotrópico. Era 1989 y Las edades de
Lulú desnudaba literal y literariamente las fantasías sexuales de una
adolescente a modo, también, de desnudar la natural ansiedad de una generación
que asumía un nuevo momento histórico en España, esta vez bajo la impronta de
la democracia y en plena participación de la modernidad europea.
Era, es, efectivamente, una novela de desahogo y crecimiento
a través del cuerpo. Toda una provocación que generó distintas posturas
críticas. Algunos dijeron que se trataba de un texto pornográfico en el que
volvía a objetualizarse a la mujer. Sin embargo, la desinhibición y el hambre
de mundo de la joven protagonista removieron el piso sobre el que las
dictaduras -la de Franco y la de las ideologías controladoras- habían instalado
la cárcel de los “valores femeninos”. Podría decirse que la Lolita de Nabokov
se atrevía ahora, en la pluma de Almudena, a pasar de la fantasía a la acción,
del sujeto observado al sujeto que desea y transgrede. Lulú descubre las
verdades retorcidas del mudo a través de la experiencia, ese método infalible
que nos lleva, entre el gozo y el dolor, al conocimiento y a la madurez.
--
Tres encuentros de
narradores y poetas en la FIL
La XVIII Feria Internacional del Libro de Santa
Cruz de la Sierra, se inaugurará este miércoles 31 y hasta el sábado 11 de
junio ofrecerá en los ambientes de la Fexpocruz una amplia agenda cultural con
presentaciones de libros, conversatorios y encuentros.
Tres actividades sobresalen en la oferta.
El primer fin de semana, sábado 3 y domingo 4,
se efectuará el primer Encuentro Internacional de Narrativa “Escritores al
descubierto: Secretos y delitos literarios” que, reunirá a 16 autores de varios
países con un objetivo central, según señalaron las organizadoras, Magela
Baudoin, Giovanna Rivero y Liliana Colanzi: “descubrir el laboratorio creativo
de los escritores: sus obsesiones, manías, delitos, formas de resolución de
problemas y circunstancias al momento de la escritura”.
La primera mesa “Nuevos
flaneurs: contar la ciudad en estos tiempos”, será el sábado a las 18:00,
tendrá como moderadora a Baudoin y como panelistas a Fernanda Trías (Uruguay),
Adhemar Manjón y Sebastián Antezana (Bolivia). A las 20:00 inicia la segunda
mesa que tendrá por tema “La creación de nuevos mundos”. Esta mesa estará
moderada por Wilmer Urrelo (Bolivia) y contará con la presencia de Edmundo Paz
Soldán (Bolivia), Gisbert Haefs (Alemania) y Carlos Arámbulo (Perú).
El domingo a las 18:00, el
tema será “El universo bajo el microscopio”, con la moderación de Colanzi y de
panelistas Alejandra Costamagna (Chile), Isabel Suárez (Bolivia) y Saúl Montaño
(Bolivia). La segunda mesa abre a horas 19.30 a cargo de Giovanna Rivero (Bolivia)
y participarán en ella Andrea Jeftanovic (Chile), Natalia Chávez (Bolivia) y
Alejandro Suárez (Bolivia).
El mismo domingo 4, arrancará el Encuentro
Internacional de Poesía en la Ciudad de los Anillos que se realizará por cuarto
año consecutivo, esta vez con la participación de 50 poetas, entre invitados
internacionales y nacionales. Hasta el viernes 9, las sesiones de lectura y
debate poético se efectuarán en el Salón “Emma Villazón”. Los invitados internacionales serán los españoles Luis García Montero y José María Muñoz Quirós, Mario Bojórquez (México), Amanda Pedrozo (Paraguay), Edel Morales (Cuba), los argentinos Enrique Solinas y Ernesto Rojas, Dennis Ávila (Honduras), María Palitachi (República Dominicana) y Paola Valverde Alier (Costa Rica), junto a la poeta y cantautora colombiana Martha Elena Hoyos.
Los tres vates bolivianos serán Mónica
Velásquez Guzmán, Vilma Tapia Anaya y Omar
Alarcón. Junto a ellos, leerán su
poesía 33 poetas anfitriones, nacidos o residentes en Santa Cruz de la Sierra.
La FIL también acogerá el primer Encuentro de microficción
en Bolivia, en el que participarán reconocidos escritores bolivianos que
cultivan este género como Teresa Constanza Rodríguez, Gonzalo Llanos, Sisinia
Anze y Felipe Parejas, cuyos microcuentos han sido incluidos en antologías
internacionales y traducidos a otros idiomas. El evento organizado el escritor
Homero Carvalho, se realizará el viernes 2 en el salón Sebastián Molina. “Este
género se está desarrollando en Bolivia -afirma Carvalho- y, si bien varios de
los narradores nacionales incluyen uno que otro microcuento en sus libros pocos
son los que han publicado libros exclusivamente con microficciones”. Carvalho
también aclaró que, ahora, con las redes sociales es, cada vez mayor el número
de narradores que se anima a publicar o postear un microcuento en Facebook o
Twitter.