Raúl G. Prada. Una retrospectiva
Reseña de vida y obra del prestigioso artista plástico cochabambino, a propósito de una reciente exposición.
Pedro Querejazu Leytón
El Museo Nacional de Arte ha venido realizando en los
últimos años una serie de exposiciones retrospectivas de los más destacados
artistas plásticos del país. Estas en general han sido acompañadas por
catálogos bien diseñados e impresos, que en conjunto se van convirtiendo en
bibliografía referencial sobre el arte del siglo XX en Bolivia.
Buena parte de esta tarea se debe al empeño e interés personal
de José Bedoya Sáenz, curador de arte contemporáneo de esa entidad, con el
respaldo de todo el equipo profesional que allí trabaja.
Probablemente la más importante
de todas esas retrospectivas en el último tiempo ha sido la dedicada a la obra
de Raúl G. Prada, que se realizó en las salas de exposición temporal del Museo
entre el 1º y el 26 de octubre del año recién
pasado.
Fue en este caso
un esfuerzo compartido entre el Centro Cultural de la Fundación Simón I.
Patiño, en Cochabamba, dirigido por Elizabeth Torres, y el Museo Nacional de
Arte, con el respaldo de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, en
La Paz.
De hecho, se exhibió primero en Cochabamba, en el Palacio Portales,
entre el 18 y el 31 de agosto pasado. La retrospectiva de Prada ha sido
muy importante tanto por la relevancia del artista y de su arte, por la
cantidad y calidad de las obras que se reunieron para la exposición, como por
la gran importancia que tuvo como formador de varias generaciones de artistas
cochabambinos y por su contribución a la definición de una escuela regional de
arte.
Raúl González Prada nació en Cochabamba en 1900 y falleció en esa ciudad en 1988. Fue más conocido,
por decisión propia, como: Raúl G. Prada. Estudió pintura en su ciudad natal
con Avelino Nogales (Potosí, 1869 -
Cochabamba, 1948) que, tras haber estudiado arte en Argentina y Francia,
se instaló en esa ciudad en 1900 y ejerció y enseñó el arte por varias décadas.
Es posible que en su etapa de formación Prada coincidiera
con Cecilio Guzmán de Rojas (1901-1950) que estudió arte con Nogales durante el
año 1919. Raúl Prada se destacó a lo largo de su vida por la pintura de
paisaje, el retrato y la formación de nuevas generaciones de artistas.
El estilo de Prada fue el de la figuración realista. Su
arte estuvo inspirado en el Impresionismo, no tanto por la manera de utilizar
la pintura para sugerir efectos, sino por su trabajo al aire libre, por su
manejo del color de manera brillante y expresiva y por resaltar la luminosidad
del cielo y del paisaje, tan característicos de los valles altos y las montañas
en el país.
Podría decirse que Prada fue a la pintura boliviana lo
que a la fotografía fue Rodolfo Torrico Zamudio (su coterráneo y coetáneo). El
artista se muestra a través de su producción paisajística como un contemplador
de la naturaleza y de los grupos humanos insertos en el paisaje.
Mostró predilección por los contraluces, los reflejos del
agua de ríos y lagunas, y la iluminación contrastada y casi rasante de los
amaneceres y atardeceres de los valles o el aire límpido y diáfano de las
montañas. Mostró una particular predilección por la vegetación como tema
paisajístico, especialmente los grandes árboles.
El pintor viajó por el país y fuera de él, realizando
apuntes y pinturas de paisaje rural y urbano, así como retratos de allegados y
por encargo. En su obra se aprecian correspondencias temáticas, formales y
estilísticas con la producción de otros artistas contemporáneos como Karl
Dreyer, Víctor Chvatal, Mario Yllanes, Manuel Fuentes Lira, Gil Coímbra, Mario
Unzueta, Cecilio Guzmán de Rojas, David Crespo Gastelú, Teófilo Loayza y otros.
Su paisaje es rigurosamente descriptivo y fiel, pero por
otra parte realizó temas costumbristas de fiestas tradicionales rurales, en las
que se aprecia la tónica tanto del indigenismo como del imperante estilo Deco
Art, característicos de las décadas de 1930 y 1940 en el país y la región
sudamericana.
En la muestra se pudieron apreciar los paisajes de los
valles y de los pueblos de Cochabamba, del altiplano, el lago Titicaca, y los
valles yungas de la región y la ciudad de La Paz, otros lugares como Puno, Cusco,
Machu Pichu, así como de las tierras bajas de Bolivia.
Parte de ese itinerario incluyó el teatro de operaciones
del ejército boliviano durante la Guerra del Chaco, donde fue invitado por el
Gobierno en 1934; de ese momento se conservan dibujos de extraordinaria calidad
y dramatismo de los combatientes de ambos bandos, así como acuarelas realizadas
en el sitio que muestran el paisaje de grandes extensiones y el dramatismo del
bosque bajo y seco del Chaco boreal.
El papel de Prada como formador
de artistas ha sido fundamental para el país. Fue uno de los organizadores de
la creación de la Escuela
de Artes Plásticas de Cochabamba en 1948, y fue su director por el lapso de 30
años, desde su fundación en 1948. Hoy la escuela lleva su nombre en su homenaje.
En gran parte que se le debe a Prada el establecimiento
de lo que se conoce como “Escuela cochabambina” de pintura y de paisaje.
Algunos artistas renombrados que fueron formados por él, entre muchos, son:
Fernando Rodríguez Casas y Gonzalo Rivero.
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