Nanny
Historia del “enorme y maravilloso culo” que lideró la lucha de los esclavos negros jamaiquinos contra el colonialismo inglés.
Virginia
Ayllón
Revisando
revistas bolivianas antiguas me encontré con una nota de pie singularísima que
refería a una diosa jamaiquina, llamada Nanny. La nota en cuestión decía:
“De
Nanny se sabe poco. Se sabe que era sacerdotisa además de ser jefa de esclavos
liberados y fugitivos. Peleó contra los soldados ingleses y de ella se cuentan
historias muy hermosas (…) Se dice de Nanny que se arrojaba desnuda al centro
de la batalla donde estaban los negros peleando con los soldados ingleses en
Jamaica, desnuda, solo vestida con dos collares de dientes humanos. Entonces se
ponía de culo contra los soldados enemigos. Entonces los enemigos disparaban y
Nanny tenía un culo tan inmenso y maravilloso que recibía todas las balas y las
convertía en copos de algodón”. ([1])
Eduardo
Galeano recoge este mito en el volumen II de su Memoria del fuego, ubicando una de las batallas en las que
participó Nanny en 1739:
“Nadie
la ve, todos la ven. Dicen que ha muerto, pero ella se arroja desnuda, negra
ráfaga, al centro del tiroteo. Se agacha, de espaldas al enemigo, y su culo magnífico
atrae las balas y las atrapa. A veces las devuelve, multiplicadas, y a veces
las convierte en copos de algodón”.
Lo
que llamó mi atención de este mito es el arma atribuida a esta diosa, su culo. Las
diosas que ostentan armas, en general, corresponden a las usadas por los
pueblos que las crearon, como el arco y la flecha de Artemisa. Las hay también que
exhiben otro tipo de elementos característicos, como el trigo que simboliza a
Démeter o el olivo a la también griega Atenea.
El
personaje del relato es una esclava negra, personaje real del siglo XVII en
Jamaica, que era una lideresa de los esclavos y, por extensión de los
cimarrones. Las investigaciones han determinado su origen en Ghana así como sus
conocimientos de medicina y artes rituales, posiblemente asentados en la
religión Obeha, de origen africano y practicada en El Caribe.
También
se ha documentado su liderazgo en las batallas contra la esclavitud y posterior
afianzamiento de los cimarrones de Barlovento, su papel en la construcción de
comunidades libres y sus lides para liberar esclavos de las plantaciones. Y
también se ha demostrado la maestría de Nanny en la organización de guerra de
guerrillas que provocó varias bajas en las fuerzas británicas.
Hay
quienes dicen que atrapar las balas con las manos fue una práctica, casi un
arte, desarrollado por varios pueblos africanos en sus combates contra los
colonizadores. Pero es distinto atraparlas con las manos que con el culo, y
este es el elemento que quiero analizar.
Además,
llevar los dientes del enemigo como trofeo, es una práctica muy generalizada en
varias partes del mundo y en varios momentos históricos. Se dice que Nanny llevaba
brazaletes con dientes humanos en las muñecas y los tobillos.
Pareciera,
finalmente, que por su muerte fue recompensado algún capitán nativo aunque hay
versiones de que ella vivió hasta anciana y murió de forma natural.
En
la década de los 70, el Gobierno jamaiquino elevó a Nanny a categoría de heroína nacional y
emplazó una estatua en su memoria.
Vale
decir, entonces, que la vida de Nanny ha provocado al menos tres versiones; la
primera, la oficial que la reconoce como heroína; la segunda como heroína
popular de los esclavos y cimarrones en su lucha contra el colonialismo inglés
y, la tercera un mito que hace de su culo su identidad.
En
el imaginario popular, se le dota de una identidad de sacerdotisa, es decir,
una mujer dedicada a ofrecer culto a ciertas deidades, mediar en la
comunicación entre mortales y dioses y, eventualmente, cuidar de los templos de
los dioses. En esta identidad puede percibirse a una Nany pasiva aunque con
mayor poder que cualquier mortal.
Posiblemente
este carácter de ser una mortal pero con poderes y/o características
particulares y diferentes al resto de mortales la hizo hábil para pasar de un
papel pasivo (sacerdotisa) a uno activo (líder en la batalla). Es posible que
en ambos papeles -el pasivo y el activo- el imaginario haya resaltado su papel
de intercesora de los intereses de los mortales ante los dioses.
En
su identidad de lideresa militar, Nanny desarrolla su arte combinando la
táctica propiamente militar, sus conocimientos de la vegetación (camuflaba a su
guerreros con y como plantas y se dice que usaba plantas sicotrópicas
destinadas a los ingleses) y la sabiduría ancestral de su comunidad.
Debido
a esta efectividad en el combate los ingleses solían llamarla “la bruja negra”
y seguramente le atribuían maléficos poderes asimilados a las brujas de las
literaturas religiosas y profanas que circulaban de la Europa de los siglos
XVII y XVIII.
La
desnudez, se recordará, era también atribuida a las mujeres que participaban en
los aquellare de las brujas europeas,
así como la preparación de ponzoñosas pócimas, elementos que junto a otros, se
sabe ya, demonizaron los saberes de las mujeres europeas de esa época y
justificaron el primer feminicidio masivo de la historia.
Por otra parte, en ese período, el simbolismo de
la vagina ya había asentado su doble acepción en la ideología patriarcal: por
una parte la de regazo de la maternidad y, por otra, la del objeto de peligro
(la lujuria y la “vagina dentada”).
Esta
representación, en su doble signo, asentó tanto la noción del poder femenino
como la de control masculino sobre la vagina. El culo, en tanto, estaba más
bien relacionado con la no-maternidad y, sobre todo con la sodomización.
De
ahí que el mito del “enorme y maravilloso” culo de Nanny, parece estar
relacionado más con la lógica inglesa de ese momento que con el nacimiento de
un nuevo mito en Barlovento. Es razonable pensar que para los ingleses, Nanny
adquiera la forma de una sangrienta bruja negra, por lo tanto desnuda, alejada
de la sagrada maternidad y más cercana a la sodomía.
En
todo este panorama queda suelta, sin embargo, la imagen de balas transformadas
en copos de algodón. Lo contundente de ese mito resultaría que el culo “enorme
y maravilloso” de Nanny actuaba como escudo protector de sus hermanos negros.
Un escudo con el doble sentido de ser totalmente efectivo en la batalla porque
detiene las balas y, a la vez, deconstructor del sentido de la guerra al
transformar las balas en suaves copos de algodón. Algodón blanco y suave que
fue el símbolo de la colonización (la producción de algodón para los países
europeos). De este modo, el atacado, el colonizado, devolvía en flores a quien
lo atacaba con balas.
En
Jamaica, las palabras Puu Nani, Punaany, Punany y Punannes se
consideran “malas palabras” y refieren a los órganos genitales femeninos, por
lo que parece que el mito permanece en el lenguaje. Pero creo que el mito tiene
raíces más del colonizador que del colonizado y aunque la imagen que proyecta
puede ser hermosa, es fácil advertir rasgos que van en contra de la personaje
más que intensificar, o al menos mostrar las virtudes individuales, sociales e
históricas que evidentemente tuvo Nanny, la reina de los cimarrones.
[1] “Hay que recuperar la memoria histórica de América Latina”. Entrevista
de Andrés Solís Rada, Gonzalo Ruiz Paz y Eduardo Paz Rada a Eduardo Galeano.
En: Patria Grande. I, 4. La Paz,
1986: 45-60.
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