Un ayni de literatura Bolivia made in Argentina
Magdalena González cuenta el fondo y trasfondo de la colección de ensayos sobre literatura boliviana que compiló y que acaba de editarse en Argentina.
María
José Ferrel
Revers(ion)ado, ensayos sobre
narrativas bolivianas (Portaculturas, 2015) libro compilado
por Magdalena González Almada, será presentado por Edmundo Paz Soldán este
martes en el Espacio Cultural “Museo de las Mujeres” (MUMU) de Córdoba,
Argentina.
González
estudia e investiga la narrativa boliviana desde hace más de diez años, en el
Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la
Universidad Nacional de Córdoba (UNC) donde ya publicó, también como
compiladora, Sujetos y voces en tensión.
Perspectivas para pensar la narrativa boliviana del siglo XX y XXI y Ayni. Antología del cuento boliviano
contemporáneo.
La
autora también coordina el grupo de estudios de narrativa boliviana del que
salieron los nueve autores de estos ensayos que indagan -más allá de la mera
crítica- sobre la producción literaria boliviana, y profundizan además en el pensamiento
andino, el pensamiento lingüístico y el pensamiento filosófico del país.
En
Revers(ion)ado, ensayos sobre narrativas
bolivianas participan Mariana Lardone quien trabaja con la poesía de Pamela
Romano; Catalina Sánchez y Belisario Zalazar analizan algunas categorías de
Silvia Rivera Cusicanqui; Lara Sofía Benmergui estudia a Jaime Saenz; Florencia
Rossi hace un análisis de los cuentos de Willy Camacho; Sofía Pellicci hace una
lectura de Illimani púrpura de Juan
Pablo Piñeiro; María José Daona analiza Norte
de Paz Soldán; Hina Ponce trabaja con la figura del aparapita y el gaucho;
Fátima Alonso hace un estudio sobre lingüística matemática y el aymara y
González Almada presenta un trabajo sobre Las
camaleonas de Giovanna Rivero.
El
libro está prologado por Manuel Fontenla, estudioso de la filosofía en clave
latinoamericana y además tiene un texto inédito de Juan Pablo Piñeiro
denominado El país del silencio.
- Sé que eres una estudiosa a
profundidad de la literatura boliviana, y que coordinas un grupo de más de diez
estudiantes argentinas particularmente interesadas en la misma. ¿Cómo se armó
este grupo y cómo nace la idea de hacer este libro?
-
El grupo nació en 2012 a partir del Seminario “Manifestaciones políticas y
sociales en la narrativa boliviana del siglo XX” que dicté en la Escuela de
Letras de la Facultad de Filosofía y Humanidades, de la UNC. Nuestras primeras
actividades fueron una serie de mesas-debate en la Feria del Libro de Córdoba
de ese año y la publicación de Sujetos y
voces en tensión. Perspectivas para pensar la narrativa boliviana del siglo XX
y XXI.
- ¿Qué puedes decir sobre la
decisión del grupo de adoptar la idea del ayni
como forma de trabajo?
-
La idea del ayni tiene mucho que ver
con lo que creemos de la literatura y es como una actitud frente al trabajo
intelectual y de lectura.
Ayni es el título
que elegí para la antología de cuentos bolivianos contemporáneos que se publicó
en La Sofía Cartonera en 2013, y charlando con los integrantes del grupo
pensamos en volver sobre ese concepto que dice bastante del trabajo
colaborativo que llevó a Revers(ion)ado.
Creo
que muchas veces se entiende, y se “hace”, trabajo intelectual en la soledad y
en el aislamiento y nosotros queremos postular todo lo contrario, realzando el
trabajo en conjunto y en colaboración. La circulación de ideas y los circuitos
que estas generan, tienen que ver con nuestra idea de un ayni.
-
¿Cuál es la estructura del libro?
-
El libro está estructurado en capítulos que son los ensayos que cada uno de
nosotros escribió. Se abre con las reflexiones de Manuel Fontenla y luego cada
trabajo está presentado con un pequeño prólogo escrito por algún otro autor del
libro. Cerramos con la conferencia que Juan Pablo Piñeiro dictó en Córdoba en
el marco del Festival Internacional de Literatura de 2013.
Esa
estructura tiende siempre a referenciar otros ensayos que integran el mismo
libro y el hecho mismo de estar prologándonos entre nosotros, refuerza la idea
de circularidad, de compartir lecturas y escrituras, algo que no es sencillo y
que, de hecho, nos llevó mucho tiempo de charla y discusión. La estructura
también refleja el compañerismo que sostuvimos entre nosotros a lo largo de
todo el proceso de escritura.
- Cuando en Argentina se
interpela sobre construcciones narrativas bolivianas, ¿se hace eco también a
interpelaciones propias de su tradición en literatura? ¿Cómo se mira la
literatura boliviana desde Argentina en estos momentos?
-
Esta afirmación escrita por Fontenla tiene que ver con los imaginarios que se
ponen en juego; Bolivia es un país limítrofe con Argentina pero que, sin
embargo, es un poco desconocido para los argentinos.
En
lo estrictamente literario, en Argentina poco se lee y se sabe de la literatura
boliviana (aunque esto está empezando a cambiar). Y esto genera un imaginario
un poco distorsionado porque la comunicación entre autores argentinos y
bolivianos ha sido más fluida de lo que se piensa.
En
los últimos años, creo que el trabajo del grupo ha posibilitado que se conozca
un poco más sobre literatura y crítica boliviana, además, por ejemplo, la
editorial Portaculturas ha publicado Cuando
Sara Chura despierte de Juan Pablo Piñeiro; hay publicaciones de Edmundo
Paz Soldán y Liliana Colanzi a cargo de editoriales de Buenos Aires, la
antología de La Sofía Cartonera de la que ya te hablé y la antología De la tricolor a la wiphala.
En
cuanto a lo intelectual y lo académico, el trabajo del grupo se ha diseminado
hasta llegar a ser un espacio de encuentro más amplio con nuestras integrantes
Victoria Martínez de Mendoza y María José Daona de Tucumán, por ejemplo, lo que
nos lleva a expandirnos y a seguir con la idea del trabajo en conjunto.
Finalmente,
y volviendo a la afirmación de Manuel, creo que se trata de pensar Bolivia y
pensándola pensarnos a nosotros argentinos, como latinoamericanos y encontrar
que nuestras historias y procesos están más emparentados de lo que creemos… y
que, al mismo tiempo no, pero que nuestras diferencias no nos separan sino que
permiten una mutua comprensión.
- ¿Hay continuidades o rupturas
con el primer libro Sujetos y voces?
-
Creo que hay algunas continuidades y un avance, en algunos casos, hacia libros
más contemporáneos. En todo caso, para mí, ambos son complementarios y dicen
mucho de nuestro trabajo en conjunto de los últimos años.
Hay
en ambos un ir y venir de lo más canónico hacia líneas un poco más periféricas
en cuanto al sistema literario y aparece un espectro más amplio con la
inclusión de otros géneros además del narrativo. (ANF)