tag:blogger.com,1999:blog-56308227434158902942024-03-05T01:26:16.450-08:00Letra 88Blog de la revista de literatura 88 GradosMartín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.comBlogger1169125tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-71279430200797784322020-12-08T15:41:00.002-08:002020-12-08T15:41:51.689-08:00Manubiduyepe: el microcosmos sacado de una cajita<p> </p><p class="MsoNormal"><br /></p>
<p class="MsoNormal"><b>Martín Zelaya</b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAgf6MKL4d6AX-K65igFS4NTxguLfGRkz2Ibks1Oa-pblPJ9XxpsPnDZDObcqdg-Jzs5k3hUA457mjo1VAqqNKXZbhRFXYbabwkwd8Rjfee_f8EJ_-nFvVooZOgEcgZ7S0Ygwhzd5IZ7M/s1043/Manibudeyepe-Pineiro.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="902" data-original-width="1043" height="346" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAgf6MKL4d6AX-K65igFS4NTxguLfGRkz2Ibks1Oa-pblPJ9XxpsPnDZDObcqdg-Jzs5k3hUA457mjo1VAqqNKXZbhRFXYbabwkwd8Rjfee_f8EJ_-nFvVooZOgEcgZ7S0Ygwhzd5IZ7M/w400-h346/Manibudeyepe-Pineiro.jpg" width="400" /></a></b></div><b><br /><o:p></o:p></b><p></p>
<p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p> </o:p></b></p>
<p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">I<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal">En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Montaña del Alma</i>
del Nobel Gao Xingjian –monumental canto a la civilización china; a su
milenaria y ahora amenazada sabiduría de convivencia con la naturaleza–, un
viejo guardabosques le dice al protagonista: “El hombre sigue las vías de la
Tierra, la Tierra sigue las vías del Cielo, el Cielo sigue las vías de la Vía,
y la Vía sigue sus propias vías; no hay que llevar a cabo actos en contra de la
naturaleza, no hay que aspirar a lo imposible”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">El (primer) narrador de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Manubiduyepe,</i>
la nueva novela de Juan Pablo Piñeiro, sostiene: <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">Un sol está clavado en cada
grieta del mundo. Un sol profundo que llega de lejos y enciende los candelabros
secretos de la naturaleza. Grietas como huellas en la memoria de las cosas. Y
también constatación infalible de que cada destino está enraizado en la tierra.
La tierra húmeda, no el piso ni el suelo, el piso y el suelo que nos separan de
la tierra húmeda. El alma es un acordeón, un instrumento de percusión, pero
también de viento. Y en la punta de la raíz todas las almas que embrujan la
materia de este mundo son idénticas, talladas en la misma madera (124).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">II<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal">Un indio reaparece cada nueve años exactos y se sienta
durante tres días y tres noches en un banco de la plaza de Cobija, para luego
marcharse, imperturbable, sin que nadie logre nunca sacarle una palabra.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Un escritor paceño llega a Cobija a empaparse de los usos y
costumbres de la selva, pero en su afán de mimetizarse en la comunidad para
tener material de escritura, apenas logra empaparse de sí mismo (y poco más) de
tanto transpirar. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Salvador Piñari se llama este autor que, junto a otras voces
en todo caso más autorizadas que la suya, narra este microcosmos que es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Manubiduyepe </i>(Editorial 3600, 2020), la
tercera novela de Piñeiro. Narra, decíamos, pero para ser precisos, más bien canaliza.
Y así Cobija, Pando, la selva, el extremo norte de Bolivia y su gente tienen en
la ficción –valga el lugar común– un inmejorable prisma que nos acerca a su
realidad.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">III<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal">Pista suelta: “Manubiduyepe es el espíritu que está dentro
del cuerpo que está escribiendo de pie estas palabras en el centenario de un
día triunfal” (145). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">IV<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal">En esta novela hay violencia e intromisión. Un sicario narco
(Pico de Yaca) capaz de todo, pero limitado a la vez por su ausencia de alma.
Un par de gemelos (Bruceley y Brucelyn) predestinados a la tragedia ante la
imposibilidad de ser uno solo. Turbas enardecidas dispuestas a linchar antes
que preguntar o, incluso, pensar. Científicos dueños de la verdad e incapaces
de ver más allá de esa falacia.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Hay, también, duendes intolerantes y rabiosos que disponen
de una máquina para editar la memoria. Hay árboles-deidades-guía. Hay monos que
hablan y escriben. Hay sindicalistas corruptos… pero en ello no es necesario
ahora detenerse.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Todos se presentan y cumplen su destino en la primera y
tercera partes. En la segunda, centrada en el pahuichi de Yamuriniti
Diojorejepe convergen, varios de estos personajes, en una especie de paso a
otro estado o dimensión. Todo cambia pero todo vuelve.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">V<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal">Para hacer justicia a la epifanía que engendró la necesidad
de escribir esta novela, Piñeiro se vale de un complejo juego de voces, planos
y perspectivas. Y así, el narrador inicial cede su voz alternativamente a
Piñari, a Yamuriniti Diojorejepe y a un “nuevo” narrador: “Es hora de que
olvides a tu narrador, Piñari –le dice el brujo Yamuriniti, en la segunda
parte, al “dueño” de la novela (tomando, a su vez, la voz cantora en desmedro
de “ese” narrador)–, déjalo en mi Pahuichi. Los demás tienen que irse contigo, estimado
Piñari…” (155). Y da paso, luego, al “nuevo” narrador”, tercera voz de esta
novela que, no obstante, no deja de ser “propiedad” de Piñari, como queda
establecido en una alucinada charla en un karaoke. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">VI<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal">Muy pocas veces el “lenguaje poético” calza bien en la
ficción. Muy pocas veces, como en este caso, este recurso es tan necesario para
concordar con el diseño conceptual y estructural de una obra –ya volveremos
sobre ambos– que en este caso le tomó a Piñeiro demasiados años de silencio y ardua
labor. “La sombra del éxito de su primer libro lo debilita al señalarle caminos
equivocados en la escritura” (269), escribe en un claro guiño hacia el final. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Lenguaje poético, decíamos:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">Dafne, perdida y derrumbada,
desconoce el poder secreto de sus deseos. Cuando duerme, sueña desprotegida y
se refugia, insegura, en los peligrosos páramos que la distancian de su propia
paz. En el mundo no caben las ilusiones, eso ella lo sabe. Por eso, cuando
sueña, siente el mismo abismo que cuando no sueña, solo atina a acostar su
cabeza en la tierra, como quien es ajeno a los designios de la providencia. Si
no hace eso, el mundo no se evapora: persiste en la dolorosa esfericidad de su
impronta (23).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Tal vez, pensándolo mejor, no es justo simplificar con el
epíteto de “lenguaje poético” a varios largos pasajes –generalmente al inicio
de cada capítulo– de esta novela. Se trata, en todo caso, de un estilo muy
alejado –y no por ello mejor ni peor– del estilo dominante en la narrativa boliviana
y latinoamericana actual signado, este último, por la austeridad de lenguaje,
el énfasis en la naturalización de situaciones y diálogos y en la mayor
simplicidad posible; es, entonces la de <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u>Manubiduyepe</u></i>
una prosa detenida y frondosa: pensada y cincelada hasta el límite (como
seguro, con objetivos contrarios, la escritura predominante de la que
hablábamos); resultado no ya solo de una rigurosidad extrema, sino de un
compromiso ontológico. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La segunda de las tres partes de esta novela tiene un
epígrafe de Jesús Urzagasti: “Qué de extraño que, más temprano que tarde me
volviera curandero y terminara sanándome a mí mismo…”. Si algo le debe Piñeiro
al chaqueño (influencia no escasa pero tampoco invasiva) es precisamente la
coherencia, cohesión idea-trama-lenguaje; la certeza de los demás; la
particular capacidad de observación-interpretación de las vidas ajenas en su existir,
en su dinámica con la naturaleza. Igual que en la prosa de Urzagasti, se halla
en esta novela frases y párrafos dignos de subrayar, delicadamente concebidos y
plasmados.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">El tiempo se transforma en
música, más propiamente en un tono, en una nota que altera la materia y expande
y contrae lo que no se mueve. El tiempo es la música que reverbera en la
materia y eso solo se puede describir cuando uno descubre el brillo de su propia
existencia. Cuando uno halla lo que no se mueve, lo que no cambia, lo que es
(74). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">VII<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal">Volvamos a los personajes. Un policía que patrulla la
desolada frontera junto a un mono al que le da grado y uniforme; una
mujer-árbol proscrita y condenada a vagar en la selva por una extraña
enfermedad en la piel; dos hermanos gemelos predestinados a la tragedia y cuyo
padre tiene a Bruce Lee como líder espiritual; un transexual bipolar que o bien
se disfraza de oso o apenas viste lencería y tacones de aguja… y un despiadado
narcotraficante que de tanto poder ya no halla qué más tener en su manos y a
sus pies. Y, claro, Yamuriniti Diojorejepe, el sabio hechicero que, sin
protagonismo central, determina, de alguna manera, el devenir de cada quien. Personajes
todos estos que se hallan enfrentados –justo cuando toca a los narradores
narrarlos– a un inminente momento culmen, a una transformación definitiva que,
finalmente, no termina sino dejándolos en un lugar diametralmente opuesto, sí;
pero, a la vez, al mismo nivel que antes (¿o no?). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La vida, el mundo son, como coinciden tantas cosmovisiones
milenarias, un eterno círculo que se hace y deshace al avanzar. La vida, el
mundo, según tantas –o acaso todas– las cosmovisiones son, además, un cúmulo de
dualidades complementarias. Gran don, terrible don; pues, como bien experimenta
Piñari, no se puede vencer al cansancio de cargar con un cuerpo [el propio] a
cuestas: “No es fácil vivir siendo dos, porque tarde o temprano uno se alimenta
del otro” (26). Dualidad implícita en Miguel-Nancy; dualidad intrínseca de
Policarpio Murayana; dualidad fatal en Bruceley-Brucelyn.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Eterno círculo, dualidad complementaria, decíamos. Y viene
entonces a colación la ética y estética del flujo continuo, de reciprocidad y bidireccionalidad
con que se abre y cierra la novela: “Luz azul”, poema palíndromo: “Luz azul,
soledad, / aroma, dama de sal. / Seré soñada luna, luz azul (…) luz azul, anula
daños / eres la sed amada. / Morada de los luz azul…” (15 y 278).<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">VIII<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal">Tiene, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Manubiduyepe</i>
algo de reconstrucción social y antropológica de Cobija y la selva pandina; abundan
rasgos que para el incauto lector podrían pasar por realismo mágico, pero en
realidad es una crónica concebida desde el deslumbramiento de un encuentro
(casi) imposible; desde la mirada sorprendida e inocente, primero, de un colla
foráneo, y desde su inquebrantable curiosidad, después, en pos de desentrañar
este “lejano” universo, tan cercano a la vez. No todo lo que parece
sobrenatural, imposible, irracional, a ojos profanos, lo es.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Es, también, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Manubiduyepe</i>,
un inventario de personajes y, por tanto, peculiaridades de la selva boliviana:
idiosincrasias, sabidurías. Una ficción conformada por los mejores rasgos del viejo
naturalismo: rigurosidad de observación, aprehensión y transmisión pero,
indudablemente, aferrada a los registros de lo sobrenatural. En este punto
valga una breve analogía con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cuando Sara
Chura despierte</i> (2003), primera novela de Piñeiro a la que muchos,
planteando características como las recién descritas, describen como
neobarroco. Las similitudes, como se verá, trascienden a diversos planos<a href="file:///C:/Users/Martin/Documents/Proyectos/Mio/ArticulosCritica/Manubiduyepe.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-BO; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">¿Es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cuando Sara Chura
despierte</i> un quiebre en el “realismo urbano” ya asentado para 2003, cuando
se publicó, y que continúa vigente? <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Es una novela<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>lúdica,
lindante en el absurdo y lo caricaturesco, pero a la vez, profundamente
reflexiva y rigurosa; es una novela fantástica, pero a la vez inmune al
estereotipo del realismo mágico. Es una novela que ensalza la posibilidad de lo
ambiguo, de lo voluble; la posibilidad del cambio infinito, de la
multiplicidad. Y es una novela que reivindica a la muerte y a los muertos como
presencias más que como ausencias.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Para lograr enlazar este complejo universo narrativo
temático, Piñeiro toma una arriesgada decisión: diseña una estructura alternada
y paralela, según la perspectiva de cada personaje, es decir, variando en cada
una de las cinco partes que, no obstante, están todas relatadas por el mismo
narrador ajeno –que no omnisciente pues, ¿acaso hay alguna ubicuidad en esta
novela que no sea Sara Chura?– que lleva la voz principal y la cede solo en
determinados pasajes.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">IX<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal">En su poema “Las tres voces de Arlindo Paruma”, el pandino
Ramón Campos Tibi escribe: “…Mira hijo, si la vida lo tiene todo, / el hombre
solo tiene que vivirla. / Y si no sabe vivirla, es como un tronco seco. / ¿No
miras, acaso, cómo vive la selva? / ¿No miras, acaso, cómo baila?...”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Retomando a Xingjian, es, además <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u>Manubiduyepe</u></i>, en forma tangencial, pero rotunda y
definitiva, una denuncia contra las amenazas a la naturaleza, a la vida pura y
simple –acaso la única en verdad aceptable–. Un grito desesperado por la utopía
de lo genuino. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">X<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal">¿Escribió este libro Juan Pablo Piñeiro, un paceño que en el
trópico pandino suda como “esponja exprimida”? ¿O simplemente, como sus
narradores y el mono que escribe las palabras sacadas de una cajita, se limitó
a canalizar las historias ya escritas en este transcurrir irrefrenable que nos
contiene?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Martin/Documents/Proyectos/Mio/ArticulosCritica/Manubiduyepe.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: windowtext; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-BO; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Los
siguientes tres párrafos son parte Zelaya, M. “1997-2007: Cambio de ritmo”. En
2017 Chávez, Gabriel (comp.) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Un río que
crece. 60 años en la literatura boliviana</i>. La Paz: Asoban-Plural. Pág.
115-151.<o:p></o:p></p>
</div>
</div>Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-66927595380728944522020-04-12T17:44:00.000-07:002020-04-12T17:44:02.590-07:00Apuntes sobre Los años invisibles<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<h2>
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-size: x-large;">“La culpa está hecha
de la misma basura que la memoria”</span></b></h2>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<h4>
Una lectura de la nueva novela de Rodrigo Hasbún que El
Cuervo acaba de publicar en Bolivia.</h4>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTUCCainFKMkUO6FELB8RJVmFua8XbenEwr2ZG8BpbMBafR_bvG-wRtBDVj5EFr52VrDNMlkcsinkvjM-FDMk1ROSoY2BbVd41GBgcD7kzJDkSZD3aezok2MAanyn91qjWLsMp9GgSvRQ/s1600/Invisibles.png" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="286" data-original-width="176" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTUCCainFKMkUO6FELB8RJVmFua8XbenEwr2ZG8BpbMBafR_bvG-wRtBDVj5EFr52VrDNMlkcsinkvjM-FDMk1ROSoY2BbVd41GBgcD7kzJDkSZD3aezok2MAanyn91qjWLsMp9GgSvRQ/s400/Invisibles.png" width="245" /></a></div>
<div>
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Martín Zelaya<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">1<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
Es 1997. Ladislao tiene 17 años y está en el último curso de
un colegio exclusivo de Cochabamba. Quiere ser cineasta y experimenta ideando
un videoclip para la banda de rock de sus amigos. Empieza a salir con Joan, su
profesora de inglés, una gringa treintañera que lo inicia sexualmente y, de
algún modo, redefine su vida. Andrea, su compañera de curso, se entera que está
embarazada y a los pocos días aborta. En medio de esa crisis, decide organizar
una gran fiesta en la piscina de su casa; fiesta que, definitivamente, trastoca
su vida.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Hasta ahí –la primera de cinco partes– <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los años invisibles</i> es una novela de formación que bebe mucho de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Río Fugitivo</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Un mundo para Julius</i>: Cochabamba de fines del siglo pasado y
familias privilegiadas al margen de la crisis total del país, en el primer caso;
retratos a profundidad de adolescentes que buscan desmarcarse de la dinámica
familiar y de “alta sociedad”, como ocurre con el protagonista de la novela de
Bryce Echenique. Valga recalcar que Hasbún, al contrario de Paz Soldán, trabaja
en personajes más desinhibidos y mucho menos inocentes en relación a Roby el
ejemplar hijo y estudiante de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Río
Fugitivo</i>. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
En la segunda parte nos enteramos que “Ladislao” y “Andrea” son
en realidad los personajes de una novela en la que el narrador –“Julián” –
retrata a sus compañeros y amigos; aunque con nombres cambiados, al parecer
refleja fielmente lo que fue de ellos. Nótese otro guiño a la obra de Paz
Soldán, en la que Roby también escribe una ficción sobre su alter ego, Mario
Martínez, que vive en una Cochabamba disfrazada de Río Fugitivo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Veintiún años después, “Andrea” visita a “Julián” en
Houston, EEUU y en una larga y definitoria velada de alcohol y revelaciones,
reconstruyen los sucesos de aquel “marzo de mierda”, cuando la fiesta juvenil
marcó el destino de muchos. Hasta ahí lo que interesa contar de la trama que se
intercala en planos y realidades en las tres siguientes secciones.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">2<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
Fiel a su estilo, Rodrigo Hasbún dibuja muy bien los
universos íntimos de sus personajes; les dota de alta credibilidad en cuanto a
idiosincrasia, modos, temores y transgresiones, y refleja bien la época y
entorno que le tocaron vivir (en 1997 él tenía casi la misma edad que
“Julián”). Como es esperable, también en todo texto el lenguaje es prolijo, en
líneas generales, aunque daría la impresión que algo menos trabajado y pulido,
sobre todo en los capítulos de la metaficción. No obstante una vez avanzado el
libro, uno se pregunta si esta debilidad no es más que aparente y diseñada,
puesto que “Julián” no tiene, finalmente, por qué ser un buen escritor. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
En un momento de la charla “Andrea” le dice:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“…pero en tu versión hay
demasiada literatura… los personajes no se sienten de verdad, es difícil
conectar con ellos”. Y de inmediato él reflexiona: “Creí que escribir sobre esa
época me liberaría, que aligeraría el peso de los años invisibles, pero a
menudo siento que ha sucedido justo lo contrario”. (80)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Si quisiéramos definir en pocas palabras la primera novela
de Hasbún, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El lugar del cuerpo</i>,
podríamos decir que en ella escribe sobre escribir, por un lado; y sobre vivir,
sobre todo, de la mano de la historia de vida de una boliviana arraigada en el exterior.
En cambio <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los afectos</i>, la segunda, la
podemos sintetizar como una novela de memoria e historia, de mentalidades y
sentimientos, de personalidades y relacionamientos humanos; de afectos propios
y filiales, de afectos de pareja y a la causa: a los ideales. Salvo en esto
último, podemos corroborar que en esta tercera novela, las búsquedas y
motivaciones persisten.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">3<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los años invisibles</i>
es una reflexión sobre la juventud: el momento de construcción; sobre la que
comúnmente romantizamos como “la mejor etapa de nuestras vidas”; sobre el
tiempo de la familia. A ello Hasbún vuelve una y otra vez en sus cuentos y
novelas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Es, este libro que El Cuervo editó hace poco junto a Random
House, una revelación de la soledad a la que estamos enfrentados –¿condenados?–
lo queramos o no. Es una visión pesimista de la vida: el pasado, la memoria,
las ilusiones, el matrimonio. Es, a fin de cuentas, la confesión de
escepticismo y extremo pragmatismo de un desencantado irredimible. ¿Rodrigo? ¿”Julián”?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“Todo lo que entra en el pasado
se vuelve irreal, una mentira en la que algunos coinciden a veces (…) Ya somos
casi cuarentones, la edad en la que la mayoría mira hacia atrás y descubre que
pudo haberlo hecho mejor, que el juego iba en serio”. (71)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“A mí me perturba más mirar hacia
atrás que hacia adelante. Todos piensan que el pasado es menos incierto, que el
pasado es una especie de refugio a donde podemos ir corriendo cada vez que las
cosas salen mal. A mí eso me parece una idiotez (…) lo que cada uno de nosotros
terminó siendo tiene poco que ver con lo que hemos sido antes. Lo que define lo
que terminamos siendo es lo que no vemos venir, los accidentes son lo que más
incide…” (79-80)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Vuelve, además, Hasbún, y ya hablando de estilo, a una
técnica que domina con pericia y lo distingue: el narrador –por lo general
también protagonista– comenta lo que acaba de suceder(le); una suerte de glosa
en soliloquio. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“…Sonrío, porque esas fotos no se
publicaron en ninguna parte. ¿Es posible que sepa meterse en computadoras
ajenas? ¿Es posible que haya visto lo que yo tengo en la mía, que haya
estudiado mi historial, que haya leído mi diario? [Cavila “Julián” sobre “”Andrea”]
Me hago esas preguntas y, recordando esas fotos que no sé si vio, vuelvo a pensar
que los matrimonios son largas ceremonias de desenmascaramiento. Después de las
fantasías del enamoramiento inicial, sucede el realismo duro de dos personas
arrancándose los disfraces la una a la otra…”. (77)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Aunque esta peculiaridad de sus personajes es natural tanto en
el contexto narrativo de la obra como en la realidad ficcional, en lo externo no
es del todo verosímil que todos o casi todos los protagonistas –hombres y
mujeres comunes y corrientes– tengan tal nivel de lucidez filosófica y
capacidad de abstracción. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Hasbún dialoga, juega con su propia novela –y con la novela
dentro de la novela– y ejercita así una especie de autocrítica, a modo de
intertexto, en esa delgada línea autor-narrador-personaje: “Julián” se da
cuenta, tras la cadena de epifanías propiciadas por “Andrea”, que de pronto el
primer capítulo de su novela, al que ella tuvo acceso, no es tan bueno como
supuso. Aquí vale rescatar un extracto de una reciente entrevista que le
hicieron a Rodrigo en la revista colombiana <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libros
y Letras</i>: Pablo Concha le pregunta sobre “Ladislao”, personaje que ya había
aparecido en uno de sus primeros cuentos, y él le responde: “escribí el cuento
hace más de diez años, lo que quiere decir que fue otro quien lo escribió. En
ese sentido, volví a ese material un poco como si me acercara a él por primera
vez”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">4<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
Esta tercera novela consolida al autor de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los días más felices</i> como un exhaustivo observador
de las vidas; de las peculiaridades internas y externas de la gente; de los detalles
que predeterminan coyunturas y contextos; de las reacciones –sobre todo– que
provocan en cada quien la suma de sucesos, causas y azares. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Nuestro transcurrir, parecería concluir Hasbún en muchos de
sus textos, no es más que un predeterminado fracaso general salpicado de
pequeños triunfos a los que –tristemente en vano– tratamos de aferrarnos… y eso
transmite en esencia el encuentro de “Julián” y “Andrea”, el cenit de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los años invisibles</i>, ese momento bisagra
al que el narrador pretende rehuir oculto tras una coraza mental al final poco
efectiva, y que de pronto le sirve al menos para cerrar heridas y voltear una
pesada página. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Lúcida y curtida por una vida extrema, “Andrea” se da cuenta
de todo con solo mirarlo:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“Tienes demasiada culpa y quieres
que te perdonen y eso es lo que más veo en tu novela, aunque te esfuerces tanto
por ocultarlo (…) la culpa está hecha de la misma basura que la memoria,
ninguna de las dos sirve”. (155)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Siendo también un sello personal suyo, Hasbún no deja de interpelar(se)
y lanzar el guante: “¿con qué soñaremos cuando todo se vuelva visible?”, pregunta,
parafraseando a Paul Virilio y luego sigue, ya por sí mismo: <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“¿A quién encontraremos del otro
lado de las cosas cuando no tengamos nada que ocultar?”. (84)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“¿Somos las preguntas que nos
hacemos? ¿Somos más bien las preguntas que no tenemos el valor de hacernos?”.
(110)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“¿Ver es algo que en verdad se
puede aprender, o [solo] algunos nacen con esa capacidad?”. (138)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-54012125494271155992020-04-12T17:41:00.005-07:002020-12-08T15:47:17.243-08:00Sobre Días detenidos de Guillermo Ruiz<br />
<br />
<h2>
<b><span style="font-size: x-large;">¿Qué somos sino el
tiempo vivido?</span></b></h2>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<h4>
Una reflexión en torno a la obra que ganó el Premio Nacional
de Novela 2019.</h4>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUk7jhsh-gZDv9aNu2PTTe5Ixad2C_7aOosfd7tHHDNwhFinwAJPLHTEVgpfK18XKu9aRFOOB-rwDadosGf7UYCzMCmXYOOy4iwqPO6h5_mjRD94RnnpLKJxmhFo4mLmIOxkZxSQq9yO4/s1600/Detenidos.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="789" data-original-width="480" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUk7jhsh-gZDv9aNu2PTTe5Ixad2C_7aOosfd7tHHDNwhFinwAJPLHTEVgpfK18XKu9aRFOOB-rwDadosGf7UYCzMCmXYOOy4iwqPO6h5_mjRD94RnnpLKJxmhFo4mLmIOxkZxSQq9yO4/s400/Detenidos.jpg" width="242" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
Martín Zelaya <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En su bella <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Austerlitz</i>,
W.G. Sebald escribe: <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“… la oscuridad no se desvanece
sino que se espesa al pensar lo poco que podemos retener, cuántas cosas y
cuánto caen continuamente en el olvido, al extinguirse cada vida, cómo el
mundo, por decirlo así, se vacía a sí mismo, porque las historias unidas a
innumerables lugares y objetos, que no tienen capacidad para recordar, no son
oídas, descritas ni transmitidas por nadie…”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Lea, boliviana inmigrante en Francia, vuelve a La Paz para
despedirse de su madre moribunda. Mientras reconstruye su pasado: la infancia
junto a sus padres y su hermano Lauro, la vida de sus padres y abuelos (su
origen y antecedentes), empieza a contar en un bien hilvanado intertexto –y siempre
en primera persona– su vida en Europa junto a su esposo Raphael y la traumática
ruptura que le hizo “huir” con su hijo Nico.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Novela de regreso, de ajuste de cuentas, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Días detenidos</i> de Guillermo Ruiz es,
además, una rigurosa exploración de personajes –siempre desde la mirada
acuciosa de Lea– al punto que da la impresión de que el pasado no deja nunca de
estar presente, a veces demasiado, impostando incluso el futuro posible. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“¿Qué mejor refugio que un pasado
feliz? Un pasado que no es recordado, sino que irrumpe en el presente y se
vuelve realidad”. (118)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Entre complejas introspecciones a los personajes en las que
se cometen ciertos excesos –autorreferencias demasiado coloquiales y algún que
otro altibajo en la por lo general solvente construcción de subtramas que van
desde lo policial al suspense o incluso con visos de novela política– el XIX
Premio Nacional de Novela cumple con creces uno de los mayores retos de este
género: se lee rápidamente y se disfruta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Lea lucha contra el vacío inevitable que parece llenar la
vida de todos a cierta edad: cuando renuncias a ser y simplemente estás; cuando
vives solo para ser parte de una rutina-familia-sociedad; cuando no te queda
algo de ti para ti mismo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“…los mecanismos de defensa y de
supervivencia que nos impone la vida tienen algo de la voracidad de la
naturaleza”. (92)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Vive, además, ante la constante amenaza de la locura… de ese
escape total y final que se cierne cada vez con mayor peligro, y no solo por su
coyuntura (no viene a cuento adelantar algo de la “trama europea” de la novela)
sino, como luego lo descubre, por un atemorizante sino genético.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En medio de una trama con fuerte matiz psicológico
intimista, se cuelan diálogos y descripciones de La Paz y los paceños en los
que excepcionalmente –en un marco general resuelto con pericia– aparecen
algunos clichés notoriamente atribuidos a la sesgada percepción de un boliviano
que vive ya mucho tiempo afuera. Esto en el caso de Lea sería no solo entendible
sino quizás necesario; pero no así en el caso de Guillermo Ruiz, quien quizás pudo
evitar algún leve desliz haciendo caso a una pertinente reflexión que puso en
la voz de su protagonista –escritora frustrada ella–: “En los libros hay que
eludir los lugares comunes, pero en la vida, en la mediocre vida, son inevitables”.
(9)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Lea –no hay dónde perderse, esta es una obra de personajes– es
una nihilista ensimismada; era ya “europea de mente” antes de irse. Y en su
pretendido retorno busca que esa certeza le remuerda y pese; busca un castigo
por su narcisismo y desfachatez, aunque en el fondo nunca reniega ni se
arrepiente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Las raíces familiares-culturales-sociales-políticas-nacionales
además de afianzarnos y constituirnos, pueden también encadenarnos y hundirnos.
Lea lucha sabiéndose derrotada de antemano. Pocos personajes femeninos tan
entrañables se han creado en la literatura boliviana reciente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“Qué extraña es la memoria,
pensé. ¿Por qué algunas cosas las recordaba con nitidez y otras habían
desaparecido tan limpiamente que era como si nunca hubiesen pasado? (…) El
tiempo es una ilusión de la memoria, y la memoria una niebla que a veces revela
y otras oculta. Así que todo lo que somos o creemos ser (¿qué somos sino el
tiempo vivido?) es la proyección de una bocanada de humo. No un fantasma, sino
la sombra de un fantasma”. (184)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-38814612980088051522020-04-12T17:40:00.000-07:002020-04-12T17:40:01.627-07:00Los errantes de Olga Tokarczuk<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: x-large;">Cuerpo, movimiento,
muerte </span><b><o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Martín Zelaya<o:p></o:p></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7aQYGLNYTkyBU8rbe40NNvcZlxHabT633gIB4JTqjH880WMlkd5hufnNwvYzhoo6ehbZEt2ezx2NG51WhVDFDw2mmClnaN81vesvfV62pCVYpYKvBMNSIx3UOp1bJP8aCfR5qMrUrN24/s1600/Errantes.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="282" data-original-width="179" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7aQYGLNYTkyBU8rbe40NNvcZlxHabT633gIB4JTqjH880WMlkd5hufnNwvYzhoo6ehbZEt2ezx2NG51WhVDFDw2mmClnaN81vesvfV62pCVYpYKvBMNSIx3UOp1bJP8aCfR5qMrUrN24/s400/Errantes.jpg" width="253" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El constante desplazamiento –movimiento perpetuo, diría
Monterroso– como única certeza de subsistencia; como fuga y búsqueda eterna. El
viaje como paradigma de la vida. La errancia como la más real opción de
trascendencia. La escritura como desplazamiento…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Ese es el círculo eterno sobre el que gira <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los errantes</i> (Anagrama, 2019) de Olga
Tokarczuk, la escritora polaca ganadora, en 2019, del Premio Nobel de
Literatura 2018 (ya sabemos todo el rollo de la academia sueca). El libro
transcurre, entonces, entre fragmentos y episodios. Estaciones de partida y
llegada, pero ante todo de paso, en las que se interponen historias en
diferentes voces y ámbitos:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Philip Verheyen, anatomista flamenco que conserva su pierna
amputada en un frasco y le habla y le venera y le escribe cartas como esta:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“¿Por qué me duele aquello que no
existe? ¿Por qué noto esa falta, siento esa ausencia? ¿Estaremos condenados a
ser un todo y cada desmembramiento, cada descuartizamiento, no es más que una
apariencia que solo se manifiesta en la superficie, mientras que por debajo el
plan se mantiene intacto e invariable? ¿No sigue perteneciendo acaso a un todo
el más insignificante fragmento?”. (205) <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
O la historia de Kunicki, que pierde por algunos días a su
mujer e hijo en una isla vacacional, y de cómo el misterio que rodea a las
horas de ausencia jamás abandona su vida.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Y del doctor Blau que va tras los pasos de un genial
taxidermista recién fallecido y cuyo largo y ambicioso viaje se trunca cuando
la viuda de aquel intenta seducirlo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“Cada parte del cuerpo merece un sitio en la
memoria. Cada cuerpo humano, la perdurabilidad. Es un escándalo que sea tan
frágil y delicado. Es un escándalo que se lo deje pudrir bajo tierra o ser
pasto de las llamas, que se lo queme como se hace con la basura. Si del doctor
Blau dependiera, habría creado el mundo de manera diferente: el alma podría ser
mortal, al fin y al cabo, ¿qué provecho sacamos de ella?, no así el cuerpo,
este debiera ser inmortal”. (127)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Y la historia de Annushka, madre y esposa ejemplar de un
niño enfermo y un marido traumado por la guerra, que sale un día a hacer
diligencias y decide no volver más, perdiéndose para siempre en la inmensidad
del metro de Moscú.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
O las increíbles circunstancias en torno al entierro de
Chopin; o la triste misión de la bióloga polaca que vuelve a su país tras
varias décadas solo para ayudar a su amor de juventud a morir dignamente… Todo matizado
por anotaciones y relatos en primera persona, siempre en torno a nuevos
destinos y aeropuertos. Al viaje… al movimiento.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“Contonéate, muévete, no dejes de
moverte. Solo así lo despistarás. Quien rige los destinos del mundo no tiene
poder sobre el movimiento y sabe que nuestro cuerpo al moverse es sagrado, solo
escaparás de él mientras te estés moviendo. Ejerce su poder sobre lo inmóvil y
petrificado, sobre lo inerte y quieto”. (250)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Pero hay otro eje fundamental: la muerte; en realidad, la presencia
tras la muerte, lo que queda del cuerpo, ante la imposibilidad e inasibilidad
del alma. Y es por eso que no pocas historias giran en torno a taxidermistas,
disecadores, embalsamadores… al intento desesperado, instintivo, por entender,
por preservar el cuerpo ante la muerte.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“Ruysch convertía al ser humano
en un cuerpo y lo despojaba de todo misterio ante nuestros ojos; lo descomponía
en elementos primarios como si desmontara un complicado reloj. El pavor de la
muerte se desvanecía. Nada que temer. Somos un mecanismo, algo así como el
reloj de Huygens”. (196)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Decíamos al inicio, y con esto queremos cerrar, que el constante
desplazamiento marca el tono de este libro; la errancia que, como lo aclara la
autora, es también una suerte de condena en clave de paradoja: <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“…El mío se llama Síndrome de
Desintoxicación Perseverante. Traducido de forma directa y nada ingeniosa,
significa que en esencia la conciencia insiste en regresar una y otra vez a
ciertas ideas o, incluso, en buscarlas compulsivamente”. (21)<o:p></o:p></div>
<br />Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-15642891274324287492017-12-03T16:20:00.001-08:002017-12-03T16:20:43.887-08:00Dum Dum rescata a Sara Gallardo<h2 style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<b><i><span style="font-family: "Times New Roman", serif;"><span style="font-size: x-large;">Eisejuaz</span></span></i></b><b><span style="font-family: "Times New Roman", serif;"><span style="font-size: x-large;"> en Bolivia</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></b></h2>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<h3 style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Mucho
más que el comentario a un libro. Una invitación, una puerta abierta, quizás,
al universo de “los que son distintos”; a la impronta de Sara Gallardo, claro,
pero también de Jesús Urzagasti y claro, ahora, también de Liliana Colanzi que
acaba de crear Dum Dum, como quien diría, casi casi solo por las enormes ganas
de hacer leer este libro.</span></h3>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5jBf3OhH0TAo032Av2iTVx31wM-GwjXIHhyphenhyphenFoj1YebyHOCMAq7iPtVtv949ffrQESXHtZ5UfDHPKKIN63M0zJRja50eEnMzyenGnIJgRSR6YvIE1gsltgqQRQONtLGM7X0pqTyCCRedU/s1600/Pi%25C3%25B1asEisejuaz2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="926" data-original-width="1200" height="307" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5jBf3OhH0TAo032Av2iTVx31wM-GwjXIHhyphenhyphenFoj1YebyHOCMAq7iPtVtv949ffrQESXHtZ5UfDHPKKIN63M0zJRja50eEnMzyenGnIJgRSR6YvIE1gsltgqQRQONtLGM7X0pqTyCCRedU/s400/Pi%25C3%25B1asEisejuaz2.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Juan
Pablo Piñeiro<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La
primera vez que hablé con un mataco fue en Crevaux, uno de los confines más
alejados del país. En honor a la verdad, no hablé con él, solamente nos saludamos.
Y únicamente porque Jesús Urzagasti estaba con nosotros. Ellos sí se
reconocieron. El viejo y saludable mataco había conocido al escritor de niño
junto a su padre. Jesús, en cambio, recordaba a ese hombre del monte con la
misma edad. Como si las décadas hubieran pasado como si nada. Tuvieron una
charla corta y aparentemente circunstancial. Pero en lo poco que contó el viejo
pudimos tener un panorama preciso de la vida en este pueblo con apariencia de
caserío. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Una
semana atrás los weenhayek que es el nombre que se dan a sí mismo los “matacos”
y que en lengua <i>wichi</i> significa “los
que son distintos”, habían quemado la casa de un forajido por haber violado a
una de sus mujeres. Crevaux estaba lleno de forajidos y se los podía ver
bebiendo a la luz del día, con una faca en el cinturón. Los weenhayek eran
bravos cuando se enojaban. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La
imagen de esa convivencia horrorosa entre estos seres antiguos y aquellos
bandidos prófugos de la civilización, nos causó una tristeza irremediable. El
hombre sin tiempo que conocía a Jesús no estaba vestido con plumas ni con
taparrabos. Tenía una camisa blanca y un pantalón muy bien cuidado. Al irnos,
los vimos de lejos, comiendo pescado y cantando con el sol, vestidos esta vez
con hermosas piezas de caraguata. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La
murena es un pez emparentado en su forma a las serpientes y es el sobrenombre
que se puso el escritor argentino Héctor Álvarez antes de ser conocido
justamente como H.A. Murena. Este escritor dejó una profunda huella en Jesús
Urzagasti cuando se encontraron por primera vez, y fue uno de los artífices de
la publicación de su primera novela, <i>Tirinea,</i>
en editorial Sudamericana, el año 1967. Murena le advirtió de algunas de las
oscuridades que iluminan el camino y le dio valiosos datos sobre el itinerario
secreto de la escritura. Jesús lo admiraba, pero también a Sara Gallardo, su
mujer. Nos contaba que siempre andaba de negro y que destilaba lo mejor y más
profundo de la cultura porteña. No por nada la incluye en el tejido de sus
novelas como un personaje llamado Sara Estefanía. En aquellos años Gallardo
escribió una de las más poderosas reseñas que se hicieron de la opera prima del
escritor chaqueño y años más tarde, en 1971, publicó <i>Eisejuaz</i>, una novela cuyo misteriosos protagonista es un mataco que
tiene una misión. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La
escritora Liliana Colanzi fue la primera que me habló de esta novela, había
quedado deslumbrada después de leerla. Meses más tarde tuvo la gran deferencia
de enviarme una fotocopia de <i>Eisejuaz</i>
en hojas de un tamaño muy agradable, pero sueltas a su suerte. Empecé a leerla
cometiendo dos graves errores de entrada: no la anillé y la leí cerca de una
ventana abierta. Como resultado, cada vez que volvía a mi casa encontraba el
libro desordenado en el piso. No pude entrar en su lectura.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Por
suerte Liliana es corajuda, como se dice en el Chaco, y no contenta con
disfrutar la novela, fundó una editorial, Dum Dum y publicó <i>Eisejuaz</i> en Bolivia. Ya con el libro en
mano, la cosa cambió rotundamente. Lo primero que entendí es que si no había
entrado en la novela no era por culpa del desorden del viento de mi ventana,
sino porque el libro estaba anclado en un lenguaje propio. Las novelas que han
marcado mi camino como lector generalmente han sido las que he tenido que leer
en varios intentos hasta que la lectura me sea familiar. Eso me pasó con <i>Eisejuaz</i> y con el lenguaje que le dicta
la narración de Sara Gallardo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Pero
a todo esto, ¿quién es ese que se llama Eisejuaz, Este También, el comprado por
el Señor, Agua que corre o Lisandro Vega? La verdad no sé. No podría decir este
es Eisejuaz o esto no es. No podría ver en él ninguna alegoría o simbolismo que
me remita al mundo indígena y su relación con la civilización. Y esto no es un
defecto, es una virtud esencial que tiene que tener una novela que se respete. El
título de la novela es <i>Eisejuaz,</i> y
por ende trata sobre Eisejuaz. Aun así su historia me hace recuerdo a una
brillante comunicadora potosina que conocí en un taller del CEFREC. Ella me
contaba que a los 14 años la habían mandado de su comunidad para que trabaje en
Potosí en la casa de una anciana enferma que no podía salir de la cama. La
señora, en la perversión de su dolor, botaba la comida que le daba la niña del
campo, la insultaba, la humillaba y hasta le decía que estaba así por su culpa.
En cambio ella tenía que limpiar los restos de su paulatina muerte, cada día.
Cuando, desconsolada, contaba esto a otras viejitas, estas le daban fuerza
diciéndole: “cuidar a alguien así es como cuidar al hijo de Dios”. Y al decir “alguien
así”, seguramente no se referían a su invalidez.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">El
Señor se le manifiesta a Eisejuaz cuando tiene 16 años y trabaja lavando copas.
Le pide sus manos. El mataco se las entrega y acepta la misión. Años más tarde,
después de sufrir muchas calamidades descubre que su misión es cuidar a Paqui,
un vividor que se dedica a cortarles el cabello a las mujeres contra su
voluntad para después venderlo a las peluquerías. Este personaje no es así
nomás. Hay dos rasgos que transforman nuestra aproximación si leemos la novela
desde Bolivia. Dos miradas que nos pueden ayudar a descifrar a Paqui, y por lo
mismo descifrar a Eisejuaz. La primera vez que el mataco se encuentra con quien
sería el derrotero de su misión, lo ve tomando un bus a Orán. Bien vestido, se
ríe del indio. Tiene un maletín. Es el diablo en dos de las muchas
personalidades que adquiere en Bolivia. La primera me hace recuerdo justamente
a Jesús Urzagasti, quien obviamente sabía que en el monte anda el diablo con
traje lustroso y corbata. Pero ese diablo es parte del monte, por eso nunca ha
sufrido la maldición de perder el humor, por eso es juguetón. Cuando Paqui
agoniza arma un escándalo para que Eisejuaz recupere el maletín con que lo vio.
Le dice que sin él no podrá vivir. El weenhayek hace lo imposible para
recuperarlo. Paqui le muestra lo que tiene atesorado: cabellos de mujer y
jabones. Entonces podemos recurrir a una lectura andina. En los Andes quien
roba el alma y la vende como jabón, es el kari-kari. El que no se comunica y
por lo mismo engaña. El diablo que fue el primero en pisar esta tierra con
botas de soldado español. El diablo que no había.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Paqui
es la mezcla de ambos demonios y a la vez no es diferente que ninguno de
nosotros. Eisejuaz es el diferente. Su misión es cuidarlo. Paqui está inválido
pero nunca sabemos por qué. Es el espíritu pálido y adormecido que la ciudad
nos instala adentro. Para <i>Agua que corre</i>,
este hombre es su misión en este mundo. Ha nacido para ser jefe pero no es
jefe, porque su pueblo ya no es pueblo y sus hermanos ya no son weenhayek. </span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvpKfLTtIMy9lxnDnrHLvmde9JiPfvhntaRmmNY_dXQWKZ6WqorQ2JE5Il6c_anNhTPwMmWG8t-aZZxjqwARjhw83I-GB82rXXqjkF0r4CATbiSrRAaYJeMqAcLE50oUJOtVF4TkVQZ0g/s1600/Pi%25C3%25B1asEisejuaz1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="495" data-original-width="328" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvpKfLTtIMy9lxnDnrHLvmde9JiPfvhntaRmmNY_dXQWKZ6WqorQ2JE5Il6c_anNhTPwMmWG8t-aZZxjqwARjhw83I-GB82rXXqjkF0r4CATbiSrRAaYJeMqAcLE50oUJOtVF4TkVQZ0g/s400/Pi%25C3%25B1asEisejuaz1.jpg" width="265" /></a></div>
<o:p></o:p><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">He
leído algunas interpretaciones que dicen que no se sabe si Eisejuaz está loco,
en el sentido alucinado de la categoría. Como si las oraciones a los ángeles de
las cosas no fueran mensajes cifrados para los misteriosos<i> ahats</i> que lo rodean. Los que se refugian en su corazón. Un
alucinado no renuncia ni sufre por las decisiones que ha tomado. Un alucinado
no empeña su palabra y la cumple hasta enterrarse con lo que le han pedido que
se lleve de este mundo. Sara Gallardo moldea un lenguaje propio justamente para
que escuchemos las palabras con la misma lucidez que el “mataco” las escucha. Y
no solamente las escucha, sino que las cumple.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">El
mundo no es binario, y se nota que eso Eisejuaz lo sabe muy bien. Por eso no
todo lo que escucha viene de los mensajeros, el mismo canal es aprovechado por
otros espíritus para ordenarle que vaya al cine, por ejemplo. Sin embargo, el
peor castigo que sufre es cuando pasa temporadas sin escuchar a los mensajeros,
y habla por ellos sin saber. Aun así él es testigo de que el mundo tiene ciclos
y eso importa más que otras cosas. Cuando deja todo para llevarse al nefasto
Paqui al monte, las voces lo colman. Ese patético ser, inválido ante el mundo verdadero
se convierte en el único sendero para que Eisejuaz se encuentre con quien en verdad
vive en él. Aun cuando en muchas de las pruebas que tiene que pasar, los mandatos vienen con “mezcla”. Porque
Eisejuaz no es el indio puro e ideal que desciende de un mundo inmaculado. Vive
con igual intensidad los siniestros males de nuestro tiempo. Se equivoca como
todos. Pierde la visión y el aplomo, pero viene de otra parte. Es un corazón
que recibe el mensaje cristiano y lo cumple como lo cumplió Abraham, Job o
Moisés. Obedecer el mandato por más absurdo que sea. Eisejuaz no libera un
pueblo. Ni siquiera se pregunta las razones por las que se le encomienda el
mandato. Él es diferente, él es weenhayek.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Eisejuaz
tiene un maestro, un maestro que trabaja como obrero. Cuando lo busca, el
maestro no dice nada. Simplemente muele semillas de cevil y le da de fumar.
Entonces Eisejuaz entiende todo porque puede ver con claridad su pasado, su
camino y su misión. El cevil también se llama willka, y la willka es un enteógeno
sagrado de las culturas andinas. Existen tablillas antiguas que demuestran el
uso de la semilla de willka molida en culturas como la de Tiwanaku. Esta planta
une al pueblo de los weenahayek con las culturas andinas. Esta semilla le
devuelve las voces al mataco comprado por el señor. No podemos decir que estas
voces son las que escucha un alucinado, porque estaríamos invalidando un mundo
que desconocemos. Eisejuaz supera todas las pruebas que el señor le manda hasta
el día que abandona este mundo. Por eso Eisejuaz podría decir con firmeza lo
que decía Jesús Urzagasti citando a Franz Kafka: “estoy acosado, estoy
elegido”.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-21524944992675286272017-11-09T20:29:00.002-08:002017-11-09T20:29:30.190-08:00Edmundo de voz propia<h2>
<b><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><span style="font-size: x-large;">Edmundo
Paz Soldán: “La escritura <br />nace a partir del extrañamiento”</span></span></b></h2>
<div align="left" class="MsoNormal">
<b><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"> <table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgynOyu8WPHqhw8ktgmHV1t_FL6iiefhdRwAQJDeT7AuhdvLW6UZY0rDvvUbWUxHTK7GUt7NhyphenhyphenCrQbgnb7x9uFTxW9Tt6lxGQzLMU6dgM7-Gg-YEldfRCQsdTEuAKXLQ2c99eDClRQHXPc/s1600/ed2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1569" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgynOyu8WPHqhw8ktgmHV1t_FL6iiefhdRwAQJDeT7AuhdvLW6UZY0rDvvUbWUxHTK7GUt7NhyphenhyphenCrQbgnb7x9uFTxW9Tt6lxGQzLMU6dgM7-Gg-YEldfRCQsdTEuAKXLQ2c99eDClRQHXPc/s400/ed2.jpg" width="391" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Edmundo Paz Soldán, escritor boliviano. (Foto: Liliana Colanzi)</td></tr>
</tbody></table>
</span></b></div>
<h3>
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">En esta
parte, la central, la más sustanciosa de este informe especial sobre el
escritor cochabambino, la idea era hablar de Edmundo persona, antes que Edmundo
escritor… una ingenuidad nuestra, pues es imposible dividir de esta manera al
autor de Norte, quien, como se verá, en sus 50 años prácticamente hizo del
vivir-leer-escribir, una experiencia intrínsecamente común y paralela.</span></h3>
<div align="left" class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<b><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Willy
Camacho<o:p></o:p></span></b></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Igual
que muchos escritores consagrados, Edmundo Paz Soldán comenzó su carrera en el
colegio, y lo hizo con buen pie, ya que logró la aprobación de críticos tan
sinceros como crueles: sus compañeros de curso. Tenía 11 años cuando empezó a
escribir relatos policiales en sus cuadernos, copiando historias de Agatha
Christie, cuyos libros fueron fundamentales para su educación sentimental...<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Los
recuerdos de infancia se interrumpen abruptamente; nada fuera de lo normal,
suele suceder con las llamadas vía WhatsApp (si lo barato cuesta caro, ¿qué se
puede esperar de lo gratuito?). Habíamos acordado la entrevista un par de
semanas antes, cuando Edmundo estaba de visita en Bolivia, pero, por diversos
motivos, entonces no fue posible realizarla. Así que, finalmente, un viernes
por la noche logramos el contacto virtual, yo en la zona más alta de la hoyada,
Chasquipampa, y él en un pueblito a una hora de Oaxaca, a cuya Feria del Libro
había sido invitado para presentar su última novela, <i>Los días de la peste</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">“Estoy
en una casa muy antigua, quizá por eso la conexión no es muy buena”, dice
Edmundo cuando vuelve a llamar para retomar la entrevista. Lo dice como si se
sintiera culpable por las fallas de WhatsApp, algo que, como comprendería más
adelante, es un rasgo de su personalidad: procurar entender los errores ajenos,
incluso atribuyéndolos a cierta responsabilidad de su parte.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Y aquí
es preciso mencionar otro rasgo que lo distingue: la amabilidad. Edmundo recién
había llegado a Oaxaca el día anterior, llevaba varias horas de viaje por
tierra, además del cansancio que implica conferencias, firma de libros y todo
lo que gira alrededor de su presencia en eventos literarios, pues es un autor
que concita mucha expectativa. Aun así, sencillo y amable como pocos, descarta
que esta entrevista sea un deber profesional, sino más bien “un diálogo con
amigos”, y se banca una hora y cuarenta minutos de charla, con no menos de 30
interrupciones por la pésima conexión, siempre manteniendo un tono cordial y
afectuoso.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">“Me he
movido a otro lugar, ¿me escuchas bien?”, repetirá varias veces, y me lo
imaginaré recorriendo de ida y vuelta el corredor colonial de una casona
antiquísima que, quizá, es el orgullo de ese pueblito mexicano, donde otras
figuras de la cultura latinoamericana se habrán alojado durante sus giras. En
fin, no hay tiempo para divagaciones, de modo que volvemos a su infancia y su
precoz éxito como escritor de relatos policiales. <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">“Tengo
todavía esos cuadernos, donde hay como 40 cuentos que escribí entre mis 11 y 14
años. Todos eran cuentos policiales, porque mi educación sentimental estuvo
marcada por la novela policial, que era, creo yo, lo que más tenía mi papá en
su biblioteca, y yo las leí todas. Claro que lo que en ese entonces hacía era
robarme historias, porque no se me ocurrían historias propias, y recuerdo que
me inventé un detective boliviano, que se llamaba Mario Martínez, en honor a un
tenista nacional que por esos años llegó a estar rankeado en el puesto 33”.
Para conocer la opinión de sus primeros lectores y críticos, Edmundo añadía al
final de cada relato una tabla en la que sus compañeros debían poner una
puntuación. “Varios obtuvieron puntaje muy alto”, afirma con orgullo
nostálgico, pero sin marcar paralelismos con el éxito que tiene hoy en día, ya
que, si bien en ese entonces escribía bastante, asegura que lo hacía porque le
apasionaba, no porque estuviese consciente de su vocación literaria. <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Además,
confiesa que los periódicos que elaboraba para su colegio tuvieron más lectores
y circulación: “Creo que tuve más éxito como periodista que como escritor en
ciernes”. Supongo que los docentes y sacerdotes del Don Bosco alentaban las
inquietudes del pequeño Edmundo, previendo que su futuro estaría ligado a las
letras, aunque, años después, terminarían sometiéndolo a una interpelación,
tras la publicación de <i>Río Fugitivo</i>
(1998), una de sus novelas más aclamadas.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">“Se
molestaron porque en la novela los estudiantes les faltaban el respeto a los
sacerdotes del colegio. Entonces, me convocaron a una reunión para que hiciera
una especie de rendición de cuentas, y fue una reunión pública con los curas y
los docentes, porque algunos profesores también se habían ofendido. Y, claro,
yo les expliqué: ‘estos personajes no son ustedes, esto es una novela; no
obstante, debo reconocer que, en mi época de estudiante, no éramos precisamente
respetuosos con los docentes y los sacerdotes del colegio’. En todo caso, quizá
en la novela me quedé un poco corto respecto a la falta de respeto”, cuenta
entre risas, pese a que no toma a burla la reacción de sus exprofesores. “Si
estás tratando de crear una ficción verosímil, tampoco puedes hacerte al
inocente si esa ficción llega a ser tan verosímil para un lector que viene a
acusarte de no haber sido fiel a la verdad o de que lo estás ofendiendo”, dice
con seriedad, pero no niega que, en cierta medida, resulta un elogio que la
gente confunda su Don Bosco ficcional con el Don Bosco verdadero.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Edmundo
Paz Soldán Ávila, segundo hijo del matrimonio de Raúl y Lucy, tuvo una niñez
feliz, marcada por su obsesiva dedicación a la lectura. “Mi papá me llevaba a
la revistería SEA, cuyo encargado, me acuerdo bien, era don Gregorio; yo
cargaba unos cinco o seis libros en un cajoncito de cartón para canjearlos por
otros, porque en ese tiempo no solo era difícil conseguir libros, sino que eran
muy caros. Entonces, yo entregaba mis libros y, de la pila de novelas
policiales que tenía don Gregorio, escogía las que no había leído, y él cobraba
un peso, digamos, por cada canje. Así yo tenía para un par de semanas de
lectura. También canjeaba revistas de cómic argentino, <i>El Tony</i>, <i>Fantasía</i> y <i>D’artagnan</i>, que igual fueron
fundamentales para mi educación sentimental”.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Ya en
su adolescencia, cuando logró reunir algo de dinero para comprar libros, los
primeros que adquirió fueron <i>best sellers</i>:
“<i>Encuentros cercanos del tercer tipo</i>
y la novela <i>Tiburón</i>, que no eran de
gran calidad literaria, pero me llamaban la atención porque se sabía que las
películas ya se iban a estrenar”. Nada raro para un chico de 14 años en la
década de los 80, que se caracterizó por la explosión de la cultura pop, cuya
punta de lanza fueron el cine y la música. Lo que sí no concuerda con el perfil
del típico adolescente ochentero es que Edmundo se deslumbrara con los cuentos
de Jorge Luis Borges, tan breves cuanto complejos, incluso para estudiantes de
esta época. “Estábamos leyendo <i>Ficciones</i>
en colegio, y lo podíamos sacar de la biblioteca, pero me gustó tanto que les
pedí a mis papás que me lo regalaran. Recuerdo que era una edición de Alianza y
que lo compramos en Los Amigos del Libro, la librería de don Werner Guttentag”.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<b><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Iba
para ingeniero, pero…<o:p></o:p></span></b></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Ecléctico
en sus gustos literarios, el incansable escritor de relatos policiales y
“periodista” oficial del Don Bosco salió bachiller sin tener la mínima
intención de seguir una carrera literaria. “En el colegio me hicieron un test vocacional
y terminé estudiando ingeniería; ni siquiera cruzó por mi mente dedicarme a la literatura”.
Dada la convulsión social y los constantes paros de las universidades públicas
durante el gobierno de Hernán Siles, los padres de Edmundo decidieron enviarlo
a Argentina. “Estuve en Mendoza un año, estudiando ingeniería; luego me cambié
a relaciones internacionales; después pasé a ciencias políticas y acabé esa
carrera, pero me di cuenta de que no era lo que yo quería. O sea que tardé seis
años y medio, luego de salir bachiller, en asumir que yo quería dedicarme a la
literatura”.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">No fue
una epifanía, un momento de iluminación en el que su verdadera vocación
brillara señalándole el camino. Más bien fue una suma de factores lo que lo
llevó a tomar ese paso decisivo en su vida. Gracias a una beca deportiva,
Edmundo terminó ciencias políticas en la Universidad de Alabama (su talento con
el balón era tan grande como su talento con la pluma; quienes lo conocen desde
chico dicen que, por culpa de la literatura, Bolivia perdió un excelente
futbolista). “En Estados Unidos, mientras terminaba ciencias políticas, tomé
unas materias de literatura, y un profesor cubano, Manuel Cachán, que había
leído mi primer libro de cuentos, <i>Las
máscaras de la nada</i> -publicado en Bolivia en 1990, con Los Amigos del
Libro-, fue quien me alentó y me dijo que con ese libro podía conseguir una
beca para un doctorado. Entonces postulé a un doctorado de literatura latinoamericana
en la Universidad de Berkeley, California”.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Antes
de terminar su doctorado, Paz Soldán ya tenía dos novelas y dos libros de
cuento publicados en Bolivia. No había marcha atrás, su vida estaba ligada a
las letras para siempre. Lejos había quedado el año de ingeniería en Mendoza,
donde la lectura de <i>Abaddón el
exterminador</i>, de Ernesto Sabato, le hizo cambiar de rumbo profesional. “El
personaje de esa novela es un alter ego de Sabato que es, como él, un
científico que ama el arte, y cuando está haciendo un experimento comete un
error casi fatal, luego del cual decide dejar la ciencia y dedicarse al arte. Y
bueno, me hizo reflexionar sobre mi propia vida, porque yo estaba estudiando ingeniería
y no me gustaba. No aprendía mucho, debido a que le dedicaba tiempo a leer y
escribir cuentos. Entonces pensé: ‘Pucha, algún día puedo cometer un error que
quizá cause una desgracia fatal’. Así fue que decidí dejar esa carrera”.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Debido,
precisamente, a la exploración de la notable tradición literaria argentina, su
paso por las universidades de dicho país no fue una pérdida de tiempo. “Yo
estudié allí a finales de los 80, y en esa época para mí fueron clave tres
autores. Borges y Cortázar me gustaban mucho, por la cuestión fantástica y,
sobre todo, por esa vuelta de tuerca que tenían siempre sus cuentos; ese golpe
de efecto sorpresivo me encantaba y yo lo quería replicar en mis primeros relatos.
Y el tercer autor es Sabato, de quien me he distanciado últimamente; ya no lo
leo, no ha sido influyente en mis lecturas, pero sí ha sido influyente en mi
vida personal”.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<b><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Un
difícil inicio<o:p></o:p></span></b></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<i><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Las
máscaras de la nada</span></i><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"> fue bien recibido por la crítica de
Bolivia, elogiaban la factura de los cuentos, destacando la juventud del autor.
Sin embargo, cuando Edmundo ganó el premio Erich Guttentag con su novela <i>Días de papel</i> (1992), un debate por la
prensa provocó que gran parte del mundo académico local le bajara el pulgar, no
solo a ese libro, sino a toda su obra posterior. “Rafael Archondo me invitó a
escribir un artículo sobre la importancia de los premios literarios; yo acepté
y escribí que en un país como Bolivia, donde los escritores jóvenes tenían
escasas oportunidades de publicar, los concursos literarios eran fundamentales,
en el sentido de que eran uno de los pocos caminos para acceder a la
publicación”. A partir de ahí comenzó el lío; a la semana siguiente salió un
artículo en el que lo atacaban por ser el “defensor de los premios”. “Yo cometí
el error de contestar. Juan Cristóbal MacLean me advirtió que al contestar lo
único que yo conseguía era hacerme de más enemigos, y tuvo razón, porque días
después se publicaron dos o tres artículos atacándome. Creo que desde ahí la
cosa se torció y se generó una especie de animadversión hacia mí, pues suele
ocurrir que la gente se forma imágenes a partir de las cosas que se dicen por
la prensa, y tú no estás ahí para tomarte un café y explicarles algo. Me parece
que se creó una imagen equivocada, y la relación con algunos críticos y
periodistas, lamentablemente, nunca se recondujo. Pese a que ha habido momentos
tranquilos y que ya han pasado 25 años de aquel incidente, siento que algunos
anticuerpos permanecen”.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Con
morbosa curiosidad, intento sacarle algunos nombres, pero Edmundo prefiere
dejar el asunto en el pasado. No asume la pose pedante de quien, hallándose en
la cima, ningunea las rencillas añejas; en todo caso, da la impresión de que no
quiere revivir un conflicto que lo afectó profundamente. “Reconozco que al
principio ese tipo de ataques sí me afectaban, me dolían mucho, me
desestabilizaban, me hacían sentir culpable de algo, aunque no sabía de qué, y
llegó un punto en que simplemente me adapté, supongo”. La sensación de culpa,
como dije antes, es un elemento que configura su personalidad; Edmundo es de
aquellas personas que, ante cualquier problema, opta primero por analizar qué
ha hecho mal, aunque sea evidente la responsabilidad de terceros. Pienso esto
mientras espero que vuelva a sonar el celular; la llamada se ha caído por
enésima vez. Treinta segundos después, ingresa una llamada normal, no de
WhatsApp. “Mil disculpas. Qué pena que tengamos que hablar con tantas
interrupciones. Te estoy llamando directo de mi celu, así se escucha mejor,
¿no?”, me dice Edmundo, y yo, avergonzado, no sé cómo agradecer su paciencia y
generosidad. Literalmente no sé cómo, y solo atino a seguir preguntando. Luego
de casi diez minutos, el crédito de Edmundo se agota (las llamadas
internacionales son caras); volvemos al WhatsApp y él dice: “Pucha, lo siento,
se acabó mi crédito...”. <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Haberse
ganado un conflicto gratuito por manifestar una opinión favorable respecto a
los concursos literarios no fue óbice para que, un lustro después, Edmundo
decidiera enviar su cuento “Dochera” al prestigioso certamen Juan Rulfo. Si
ganar el Erich Guttentag le había abierto las puertas del mercado editorial boliviano,
ganar el Juan Rulfo (1997) fue clave para que sus libros comenzaran a circular
en otros países. En 1998, Alfaguara Bolivia publicó <i>Río Fugitivo</i> y <i>Amores
imperfectos</i> (este último incluía “Dochera”). Ese mismo año, un editor de
Alfaguara Perú leyó el libro de cuentos y decidió llevar 400 ejemplares a su
país; “así fue que por primera vez mis libros comenzaron a circular en el
exterior”.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<b><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">El
resto es historia <o:p></o:p></span></b></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Y desde
entonces, el largo camino recorrido tuvo muchas luces y acaso ninguna sombra. Tiene
11 novelas publicadas (con <i>El delirio de
Turing</i> ganó el Premio Nacional de Novela en 2003), otras tantas colecciones
de cuentos, ensayos, artículos, colaboraciones... en fin, una prolífica carrera
que lo sitúa, según la crítica del exterior, entre los escritores
latinoamericanos más destacados de su generación. Paz Soldán es una máquina
creativa, nunca deja de escribir, jamás se da un periodo descanso. “Siempre he
tenido una especie de miedo a la página en blanco, por eso siempre me ha
gustado estar metido en algún proyecto, es como una compulsión. Sé que suena un
poco raro... Tengo amigos que cuando acaban un proyecto pueden pasar seis meses
o dos años sin escribir, porque están como convaleciendo de un largo viaje, y
yo puedo acabar un proyecto de tres años, como <i>Los días de la peste</i>, y para enfrentar al vacío siento que la única
forma es empezar otro proyecto, aunque sea breve, un cuento corto, por
ejemplo”.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">¿Sobre
qué más puede escribir Paz Soldán? ¿Qué lo deslumbra a sus 50 años? Temas nunca
faltarán, pero actualmente está deslumbrado con el lenguaje. O mejor dicho, el
lenguaje le produce extrañamiento. “Escribo en español, pese a que vivo hace
mucho en un país donde los hispanoparlantes son una minoría. Entonces este
choque permanente de idiomas, este entrecruzamiento, como yo no estoy hace
mucho en mi sopa natural que es el castellano, ha causado que el lenguaje me
resulte extraño. Quiero decir que cuando digo ‘manzana’, por ejemplo, y repito ‘manzana’
varias veces, siento que es una palabra rara; de pronto, el lenguaje que he
usado siempre, que debería ser natural para mí, me resulta extraño; una palabra
tan simple y común como ‘manzana’ me llama mucho la atención. Y esto ha hecho
que en los últimos años esté tratando de profundizar aún más en mi relación con
el lenguaje, en ver cómo puedo construir personajes a través de su propia forma
de hablar, comenzar a hallar palabras raras del español que me llaman la
atención, o perderle un poco el respeto al español y jugar con el lenguaje,
inventarme palabras... Estoy en una etapa como de redescubrimiento del
lenguaje, y me parece fascinante. Siempre he dicho que la escritura nace a
partir del extrañamiento, y eso me está ocurriendo con el lenguaje: las
palabras que desde la infancia me parecían naturales, ahora me parecen extrañas”.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Las
palabras, precisamente, son la obsesión de Benjamín Laredo, el hacedor de
crucigramas protagonista de “Dochera”. Mediante breves descripciones, Laredo da
las pistas para que los lectores descubran las palabras que van en las casillas
vacías: “las casas de campo de los jerarcas rusos son dachas, Puskas es un gran
futbolista húngaro, Veronica Lake es una famosa <i>femme fatale</i>, héroe de Calama es Avaroa y la palabra clave de <i>Ciudadano Kane</i> es Rosebud”. ¿Qué pistas
daría Laredo para describir a Edmundo Paz Soldán?, le pregunto para finalizar
la entrevista. “Exfanático de los crucigramas, wilstermanista pese a todo”, me
responde.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div align="left" class="MsoNormal">
<br /></div>
Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-47786463263548035092017-11-09T20:26:00.002-08:002017-11-09T20:26:41.252-08:00Paz Soldán, escritor<h2>
<b><span style="font-size: x-large;">Edmundo, de McOndo a
Los Confines</span></b></h2>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8rNOt9Mwzh8RrzOqGVhISZ1cJLWGroPx1girQxVKJqrSMIVsL_vq0fLuERuw-k7ZCiaQW4erBLrrGghLPuwebV1SVpzQsUQhYijC9H1ZLztDhu7Plbi7aTgO39Y26UkmpxKdvYOZPPJ8/s1600/ed1.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1197" data-original-width="1600" height="298" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8rNOt9Mwzh8RrzOqGVhISZ1cJLWGroPx1girQxVKJqrSMIVsL_vq0fLuERuw-k7ZCiaQW4erBLrrGghLPuwebV1SVpzQsUQhYijC9H1ZLztDhu7Plbi7aTgO39Y26UkmpxKdvYOZPPJ8/s400/ed1.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<h3>
De sus primeros libros, de sus cambios como lector y
escritor, de su relación con la crítica y sus futuros proyectos… En estas
páginas intentamos reconstruir la trayectoria de Paz Soldán, a partir de sus
principales libros.</h3>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Martín Zelaya Sánchez<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<i>Los días de la peste</i>,
la nueva novela de Edmundo Paz Soldán está ambientada en Los Confines, un lugar
marginal de un país marginal. Un universo -su universo- entonces,
particularmente subrogado a su ficción, a su literatura. Al imaginario y oficio
que –como nos lo cuenta él mismo en las anteriores páginas- optó no solo como
forma de vida, sino como razón.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Luego de repasar con Willy Camacho su trayecto vital,
intentamos ahora rememorar y reflexionar sobre su bagaje como escritor: sus
libros, sus experiencias ante el papel en blanco, su evolución en lenguaje,
intereses y motivaciones; pero por supuesto, también sobre sus desencuentros
con la crítica… aquella crítica de pronto injusta, con certeza sesgada, que
nunca dejó de verlo como uno de los escritores McOndo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b>- Tienes ya más de 25
años de trayectoria en la literatura, ¿cómo ves, a esta distancia, tus primeros
libros, tus preocupaciones, temáticas y búsquedas? Reeditaste hace no muchos
años algunas de tus obras iniciales, así que imagino que quedaste bien con
ellos…<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
- No he reeditado mis dos primeras novelas, <i>Días de papel</i> y <i>Alrededor de la torre</i>. Al comenzar estaba obsesionado por escribir
una novela, creía que eso me haría ser un escritor de verdad. En los ratos
libres que me dejaba la novela escribía cuentos breves, textos de una página o
dos que eran una suerte de diario personal: leía “El infierno tan temido”,
digamos, y luego escribía un texto que era un homenaje y a la vez un apunte
sobre lo que el libro me había dejado. Me gustaban las vueltas de tuerca
borgianas, las alegorías morales kafkianas, el cinismo de Onetti. Eso está en
esos textos que conformaron mis dos primeros libros de cuentos, <i>Las máscaras de la nada </i>y <i>Desapariciones</i>. Me esforcé mucho con las
novelas pero la paradoja es que creo que los de cuentos son los que quedan de
esos primeros cuatro libros. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b>- Y en cuando a tu
mirada crítica literaria en general, ¿cuánto queda del Edmundo que suscribió
las ideas del llamado movimiento Mcondo? ¿Reafirmarías todo o revisarías parte
del prólogo de la compilación o de los artículos y “manifiestos” de entonces?<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
- McOndo no fue un manifiesto aunque se lo leyó como tal.
Fue un prólogo a una antología, escrito por Alberto Fuguet y Sergio Gómez, que
combatió un estereotipo -Latinoamérica, el continente de lo real maravilloso,
donde lo extraordinario es cotidiano- creando otro estereotipo -Latinoamérica,
el continente urbano-. Lo más curioso de todo, o quizás no, es que el prólogo
era tan exaltado y visceral que la crítica se ocupó de él y no de lo que decía
la obra de los autores incluidos en la antología (y que no sabían del prólogo
hasta que lo leyeron en el libro). <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Yo estaba de acuerdo con algunas cosas y con otras no, pero
en el camino se perdieron los matices y todo quedó en una fácil simplificación
(a la que, por cierto, ayudó el prólogo).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b>- Recuerdo una
“polémica” que giró -creo- en torno a <i>Alrededor
de la torre</i>. Primero te cuestionaban por no escribir sobre la “realidad
boliviana” y una vez que lo hiciste, por escribir sobre los indígenas y la
crisis social desde el desconocimiento… ¿Qué reflexionas ahora, a casi dos
décadas de aquellos difíciles días con cierto sector de la crítica?<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
- La relación difícil con cierto sector de la crítica en
Bolivia no ha cambiado, lo que pasa es que uno se acostumbra y hasta llega a
esperar a esos críticos que irán corriendo a buscar mi novela, la leerán antes que
nadie con una suerte de odio parecido al amor, y, predeciblemente, dirán que
les ha decepcionado. En cuanto a la polémica, para mí fue liberadora, porque me
hizo darme cuenta de que nunca contentaría del todo a la crítica, así que era
mejor preocuparme por seguir mis obsesiones.
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b>- En un par de
trabajos de la carrera de literatura te ponen como contraposición a Spedding
como referentes de los que se hizo en la literatura boliviana en la transición
de siglos: pero dicen algo curioso, que Alison va con los que siguen
preocupados del indio, y Edmundo escribe sobre los blancos… Vuelvo a <i>Alrededor de la torre</i>, pues si mal no
recuerdo, tú mismo aceptaste que la escribiste con muchas presiones y cuando
aún no tenías la madurez de escritor.<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
- El personaje principal de <i>Alrededor de la torre</i> es un paramilitar que no tolera la idea de
que un candidato indígena pueda llegar a la presidencia, y decide matarlo; por
supuesto, se trata de un personaje racista, pero no hay que confundir lo que
piensa él con lo que piensa el autor. Para mí los problemas de <i>Alrededor de la torre</i> son otros; la
escribí mientras trabajaba en mi tesis doctoral, y se me coló un tufillo
sociológico que está bien para preparar una novela pero no para que sea parte
de ella. Pero eso no es excusa. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b>- Muchos años ya
pasaron… y en el último lustro, sobre todo, cada vez más se quiere identificar
y tipificar a una supuesta “nueva generación de la narrativa boliviana”, que
empieza con, o incluso, que es ya posterior, a Edmundo Paz Soldán. Una de las
pocas coincidencias unánimes que la crítica ve en estos nuevos escritores -por
cierto, visualizados y elogiados fuera del país como pocos de sus antecesores- es
su desprendimiento con la política y la realidad social como compromiso, como
carga, y su entera preocupación por el lenguaje, la estética… ¿Qué no era
precisamente lo que tú defendías a inicios de los 90?... como que el tiempo
siempre da sus respuestas, ¿no? Te pido una reflexión de todo esto.<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
- Nuestra crítica es muy pavloviana: la Spedding puede ambientar
una novela en Cambridge y la seguirán aplaudiendo por su compromiso con el país;
Giovanna Rivero puede escribir cuentazos políticos y la seguirán tachando de frívola.
Los nuevos escritores no le dan la espalda a la política y a la realidad
social, aunque quizás no sean tan explícitos en su interés como en anteriores
generaciones. Nunca defendí una entera preocupación por el lenguaje o la
estética; mi lío era por otra cosa: publiqué <i>Río Fugitivo</i> y me dijeron que no podía escribir novelas sobre la
clase media cochabambina porque esta no tenía la suficiente densidad; con <i>Las máscaras de la nada</i> me preguntaron
por qué no había indígenas en mis cuentos. Esa cosa prescriptiva era muy
asfixiante (“hay que escribir como Saenz, ser Saenz, y si puedes ser Urzagasti
más, ya cuadraste el círculo”) y yo, simplemente, quería seguir mi propio
camino y quería que hubiera libertad formal y temática para ello. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b>- Y hablando ya del
estilo, del trabajo con el lenguaje, ¿qué características consideras que se
mantienen en tus libros actuales, y cuáles son tus principales aprendizajes y
evoluciones?<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
- Al principio, quizás porque apenas comencé a escribir me
fui a vivir a Estados Unidos, tuve una relación defensiva con el lenguaje:
quería escribir en un español no contaminado por el inglés. Me di cuenta luego de
que eso era absurdo, el lenguaje es contaminación pura y nuestra habla muestra
todo el tiempo las cicatrices de las batallas políticas y culturales. Eso creo que aparece a
partir de <i>Los vivos y los muertos</i> y <i>Norte</i>. Dos de los personajes centrales
de <i>Norte</i> son mexicanos y eso fue un
desafío para mí; su español era diferente al mío. A partir de entonces he
intentado ahondar en el lenguaje, explorar más la idea de que una forma de
hablar es una forma de mirar el mundo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b>- En cuanto a estilo,
es indudable que hay un parteaguas o una “momento aparte”, por llamarlo de
algún modo, con <i>Iris</i> y <i>Las visiones</i>…<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
- Quería escribir una novela sobre las nuevas formas que
toma el imperio en este siglo, enfocada en Irak y Afganistán. Pensé que podría
ser interesante desplazar su código realista a los tropos de la ciencia
ficción, y ahí apareció Iris, la ficción antropológica, los traumas de la
colonia, el deseo de mostrar en el mismo lenguaje la suciedad de las guerras.
Fue un intento de hacer explotar ciertas búsquedas con el lenguaje y la forma;
con la forma, porque siempre quise hacer más cosas con el fantástico y la
ciencia ficción pero el peso del realismo me detenía en los bordes; de hecho,
concebí originalmente <i>Sueños digitales</i>
y <i>El delirio de Turing</i> como novelas
de ciencia ficción, pero al final se impuso el realismo. <i>Iris</i> y <i>Las visiones</i> son
más un momento aparte, aunque la idea del lenguaje como delirio continúa en <i>Los días de la peste</i>. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b>- Volviendo a
aspectos generales, muchas de tus novelas y cuentos de los primeros años tenían
una voz narrativa (en primera o tercera persona) identificada como escritor o
aprendiz de escritor, periodista o incluso redactor de discursos… gente que
trabajaba con la palabra. Se me viene a la mente ciertas corrientes de autores
que hoy en día reniegan de esta tendencia bien representada por Vila-Matas (el
Maxi Barrientos, por ejemplo). ¿Tú qué piensas? ¿Volverías a concebir un
narrador y/o personajes escritor? <o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
- Hay demasiados escritores como personajes de cuentos y
novelas. Me encanta leer sobre ellos, pero ahora mismo no me interesa escribir
de ellos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b>- Acabas de publicar
una novela e imagino que viene un periodo de viajes, promoción y difusión… pero
imagino también que ya tienes uno o más proyectos germinando. Háblanos de tu
próximo libro, o de los proyectos en los que trabajas.<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
- Quiero escribir un par de novelas cortas. Siempre he tenido
como ideal la novela corta, un género con la intensidad de un cuento y la
capacidad de crear un mundo como la novela. Las dos novelas estarán ambientadas
en territorios fronterizos, una está conectada con Bolivia. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b>- Pregunta compleja y
arbitraria: <i>Rio Fugitivo, Norte, Iris </i>o<i> Los días de la peste</i> ¿Cuál, o cuáles y
por qué?<o:p></o:p></b></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
- Todavía sigo con los ecos de <i>Los días de la peste</i>. Supongo que es natural, he vivido tres años
con ese mundo. Y siempre tendré un cariño especial por <i>Río Fugitivo</i>, porque fue un intento de capturar el fin de la
adolescencia, el último año de colegio, el último año que viví en Cochabamba. <o:p></o:p></div>
Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-296196397969806402017-11-09T20:24:00.001-08:002017-11-09T20:24:26.867-08:00Semblanza de Edmundo Paz Soldán<h2 style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<b><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif;"><span style="font-size: x-large;">Edmundo Paz Soldán, desmontando
la realidad </span></span></b></h2>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAtUwZIywMDmjFW6fTmpdTyo3bjlVHiVTXkJZ3RmGMaSRKCMuQSENj1hJDMJunX0x5iML3bOT_kve46qCiMAhQP4mlumi-CbVmMtEXMHNxN3CJwyLVI8kBEsDoERz9z1p11AXwpqTmfvg/s1600/ed4.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1065" data-original-width="1600" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAtUwZIywMDmjFW6fTmpdTyo3bjlVHiVTXkJZ3RmGMaSRKCMuQSENj1hJDMJunX0x5iML3bOT_kve46qCiMAhQP4mlumi-CbVmMtEXMHNxN3CJwyLVI8kBEsDoERz9z1p11AXwpqTmfvg/s400/ed4.jpg" width="400" /></a></b></div>
<br />
<h3 style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Hace
varios años Edmundo y Sebastián son compañeros y casi vecinos -el segundo está
por terminar su doctorado en la Universidad de Cornell, donde el primero da
clases hace ya bastante. Tiempo atrás, ya eran buenos amigos, y mucho antes,
los libros del Cochabambino estuvieron entre los que formaron el juicio literario
del paceño. Tantas conversaciones casuales y formales, tantas lecturas mutuas y
compartidas se traducen en una serie de apuntes con los que Antezana armó una
breve semblanza para este dossier especial “pazsoldaniano”.</span></h3>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Sebastián
Antezana<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">En
una conversación reciente con Edmundo Paz Soldán, en la que le empezaba
preguntando por sus inicios en la escritura, me contaba que sus primeros pasos
se dieron un poco por casualidad. Mientras estudiaba relaciones internacionales
en una universidad de Buenos Aires, y como respuesta al mayor ambiente cultural
que en la capital argentina había respecto a Cochabamba, empezó a escribir una
serie de cuentos que nacieron como reacción a diferentes lecturas. “Los cuentos
-dice- eran poco más que breves reflexiones críticas de algunas lecturas que
por entonces tenía”. Y luego continúa: “Digamos que, si leía <i>Lolita</i>, de Nabokov, después escribía un
cuento que se llamaba <i>Dolores</i> en el
que había un personaje parecido a Lolita y en el que trataba de darle un giro
personal a lo que acababa de leer. Ese fue el inicio”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Después
de ese inicio vino un primer intento de sistematización: “Esos primeros años
simplemente escribía, hasta que un día llegué a tener un buen número de textos que
formaron un manuscrito que me decidí a mandar a la editorial Los amigos del
libro. Entonces el manuscrito se llamaba <i>Cristales
en la noche</i> y don Werner Guttentag, después de revisarlo me dijo que le
faltaba un poco, que lo corrigiera, que siguiera intentando y que habláramos en
un año”. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Pausado,
risueño, Paz Soldán, que nació en Cochabamba en 1967, cuenta esto sin el menor
dejo de lástima o culpa, como si el temprano fracaso -ante las tempranas ganas
de publicar- fuera natural. Y luego sigue: “Volví a leer el manuscrito, me di
cuenta de que don Werner tenía razón y me decidí a eliminar gran parte de los
textos, darle buena forma al resto y utilizarlos como base de un libro más
serio: <i>Las máscaras de la nada</i> (1990)”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<i><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Las máscaras de la nada</span></i><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> fue,
justamente, uno de los primeros libros que leí de Paz Soldán, allá por un, para
mí, lejano 1996 o 1997. Quizás debería aclarar, en este punto, que no he leído
todos sus libros (más de 16 o 17, creo; esa es todavía una tarea pendiente),
pero sí recuerdo con seguridad los tres primeros libros de cuentos, <i>Las máscaras de la nada</i>, <i>Desapariciones </i>y <i>Dochera y otros cuentos</i>, y luego de un salto temporal más o menos
largo <i>Amores imperfectos</i>. Y, en
cuanto a novelas, recuerdo con cariño <i>Río
fugitivo</i> y luego la que, creo, es su etapa más madura, de consolidación,
representada por <i>Los vivos y los muertos</i>,
<i>Norte</i>, <i>Iris</i>, y los libros de cuentos <i>Billie
Ruth</i> y <i>Las visiones</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Por
un lado, en conjunto, la obra de Paz Soldán constituye uno de los puntos
importantes de la narrativa boliviana contemporánea. Por otro lado,
independientemente, algunos de sus libros de cuento y de sus novelas son
instancias en torno a las cuales se van formando olas que podrían ser
corrientes importantes en nuestro panorama. Paz Soldán es uno de los escritores
importantes de la actualidad nacional, no solo por el carácter
internacionalista de su obra -hecho que en sí mismo no significaría mucho si no
fuera por la poca resonancia que por lo general tiene nuestra narrativa- sino
también por una característica que, año tras año, desde la primera aparición de
<i>Las máscaras de la nada</i> hasta <i>Las visiones</i>, se ha ido consolidando: su
compromiso literario, su manera particular de construir sentidos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">En
esa línea, uno de sus principales intereses -me comenta Edmundo-, a través del
cual se revela una especie de horizonte o vocación personal, un deseo antes
contenido y ahora liberado sistemáticamente, libro tras libro, tiene que ver
con desmontar a través de la ficción el mecanismo del mundo, el mecanismo de la
realidad, el mecanismo de todo, puesto que todo es mecanismo, sumas de
artificios y estrategias. Es decir que su vocación literaria está ligada a una
necesidad de ver por dentro las operaciones que componen lo que conocemos, está
ligada a una urgencia por comprendernos o empezar a vislumbrarnos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Dice
Cioran que el hombre se mide únicamente por su capacidad de desacuerdo, por el
grado de lucidez que es capaz de alcanzar. Y la campaña literaria de Edmundo,
el diseño conjunto de sus libros de cuento y sus novelas, su mapa literario,
tiene que ver con eso, con profundizar su capacidad de desacuerdo, con el
desmontaje de las estrategias que nos hacen, con tratar de alcanzar cada vez un
mayor grado de lucidez y, al hacerlo, con transmitir a sus lectores esa
vocación de compromiso con el desafío de desmontaje y construcción de la
realidad que es, a fin de cuentas, el mismo de toda buena literatura.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<b><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Literatura al 100% <o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Escritor,
profesor universitario, conferencista, bloguero, columnista de periódicos,
pareja de una escritora… la vida de Edmundo parece girar exclusivamente en
torno al núcleo demandante de la literatura y sus múltiples formas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Así,
su narrativa parece estar motivada igualmente por la esencia y por el accidente
(como en <i>Los vivos y los muertos</i>),
por lo intemporal y por lo cotidiano (<i>Río
Fugitivo</i>), por la mística y la historia (<i>Iris</i>), el sinsentido y los desbalances psicológicos (<i>Norte</i>). El mundo que libro a libro crea
es uno constituido por peripecias políticas que se muestran tanto abiertamente
(<i>Palacio quemado</i>) como mediante
discursos sugeridos (<i>El delirio de Turing</i>),
por la fragilidad y madurez de la niñez como por la fragilidad e inmadurez de
los adultos (<i>Billie Ruth</i>).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Los
personajes de Paz Soldán están entre la adolescencia y la madurez, y pocas
veces llegan a la vejez. La suya parece ser una narrativa consagrada a la
experimentación, a la experiencia siempre ardua del crecimiento o a la
complejidad de las vidas adultas, pero son raras las ocasiones en que la vejez
asoma el rostro entre las páginas. Además, a diferencia de lo que pasa con
otros escritores, que eligen estilos o estéticas como si se posicionaran en un
campo de batalla, la narrativa de Edmundo tiende tanto al fragmento como al
sistema, a la experimentación lingüística como a la llaneza verbal, a la
construcción compleja -y, en algunos casos, a la densidad formal- como a la
búsqueda de algo más pequeño, algo quizás inmaterial, un destello o un pixel, sin
embargo, densos como un sol.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">No
solo eso. Como varios de los nombres importantes de la literatura
latinoamericana, Paz Soldán ha construido una ciudad propia en la que
transcurre buena parte de su ficción, Río Fugitivo, una especie de trasunto de
Cochabamba. A propósito, podría decirse que, muy a grosso modo, su narrativa ha
cubierto hasta hoy por lo menos dos etapas, una primera marcada por la
nostalgia y los intentos de recuperación de su ciudad natal, o marcada por
rasgos y momentos de su ciudad natal vistos desde la distancia (hace más de 20
años que vive en Estados Unidos), una etapa de novelas como <i>Días de papel</i>, <i>Río Fugitivo</i>, <i>La materia del
deseo</i> e incluso <i>El deliro de Turing</i>,
y otra posterior, más abierta hacia afuera, desapegada del referente inmediato
o, por lo menos, de la nostalgia por un referente como Cochabamba, que resultó
en Río Fugitivo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Pese
a ello, pese a lo marcado de esta primera etapa, pese a la fuerte impronta de <i>Río Fugitivo</i> en la obra de Paz Soldán,
él no es un escritor “de” Cochabamba, a la manera en que, digamos, Jaime Saenz
o Adolfo Cárdenas son escritores “de” La Paz. La cochabambinidad de Edmundo,
por llamarla de alguna manera, por el momento parece resolverse en el territorio
de la memoria, que nunca es el del referente realista puro y que permite, más
bien, una apertura parecida a la que Onetti consigue con Santa María, su ciudad
inventada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Y
eso, quizás, porque, gracias a su doble labor de escritor de ficción y profesor
de literatura, está acostumbrado a cruzar fronteras no solo en sentido
metafórico -entre sus dos, digamos, profesiones- sino porque también es una
persona cosmopolita. Pese a su intensa vida cotidiana, Paz Soldán consigue leer
e interesarse a partes iguales, aunque en diferentes épocas, por la
problemática de la migración latina a Estados Unidos, la formación de un corpus
de literatura andina, los pormenores de la actualidad de la crítica y la teoría
literarias y, digamos, los avances y las problemáticas del desarrollo de
géneros como la novela policial y la ciencia ficción no solo en Bolivia, no
solo en América Latina y ni siquiera solo en Estados Unidos o Europa, sino en
todos los anteriores juntos, en un vendaval de sistematicidad y memoria.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Fruto
de esa misma curiosidad, entonces, para terminar y retomar el punto anterior, hace
ya bastante Paz Soldán parece haber dejado su Río Fugitivo y haber consolidado
su ficción en otros terrenos, como por ejemplo Iris, una isla-planeta de ciencia
ficción que sin embargo tiene raíces profundamente asentadas en esta Tierra y
que es el escenario de su penúltima novela, del mismo nombre y su último libro
de cuentos, <i>Las visiones</i>; y, un poco
antes, Estados Unidos, lugar donde transcurren otras novelas y un libro de
cuentos. </span><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></div>
Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-42337625647851194392017-11-09T20:22:00.000-08:002017-11-09T20:22:09.126-08:00Reseña<h2>
<b><span style="font-size: x-large;">Graciela Speranza y
el tiempo <br />en el arte de nuestro tiempo</span></b></h2>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3rMECDMwLknjuILnU6wspm0uJlyS46nCZVAv5BZiHe-hz0D2K_IcPBR75V0gmP5dKVPNF0AjkNHTG1rB0U4pp2Urv3MKUw8bHQqOjcim1DnHPzkKASkMa1seVvql6l-T3v0DetnMOc2k/s1600/cronografias.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="346" data-original-width="660" height="208" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3rMECDMwLknjuILnU6wspm0uJlyS46nCZVAv5BZiHe-hz0D2K_IcPBR75V0gmP5dKVPNF0AjkNHTG1rB0U4pp2Urv3MKUw8bHQqOjcim1DnHPzkKASkMa1seVvql6l-T3v0DetnMOc2k/s400/cronografias.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Edmundo Paz Soldán<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Alguna vez leía clásicos, ahora no tanto: me inundan las novedades
cada vez que ingreso a internet. Alguna vez sentarme a escribir un cuento era
precisamente eso, ahora no tanto: suficiente abrir la computadora para
descubrir la cantidad de correos que me urge responder, las noticias con las
que debo ponerme al día, las polémicas en las redes que me reclaman. Así pasan
las horas, incapaz de proyectar el futuro o bucear en el pasado porque el
presente me ha agarrado del cuello. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Lo que me ocurre no es la excepción sino la norma, como
sugiere la intelectual argentina Graciela Speranza resumiendo un libro de
Jonathan Crary: “son muy pocos ya los intervalos significativos de la
experiencia humana, a excepción del sueño, que no han sido penetrados o
arrebatados como tiempo laboral, tiempo del consumo, tiempo mercantilizado”.
Los nuevos medios y las nuevas tecnologías, que venían a liberarnos, nos están
ahogando con la urgencia de sus requerimientos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
La cita de Speranza está en su lúcido y potente libro <i>Cronografías: Arte y ficciones de un tiempo
sin tiempo</i> (Anagrama), que indaga en las formas en que el arte y la
literatura contemporáneos se enfrentan al problema del tiempo a través de la
revitalización de sus formas y lenguajes. Cronografías sugiere con convicción
que el arte hoy no solo nos puede ayudar a entender nuestra experiencia
enloquecida del presente, también es capaz de transformar esa experiencia:
contemplar un cuadro, ver una videoinstalación, leer una novela nos
desaceleran, nos dan pie para resistir al reloj y su dictadura. Pero esa
resistencia debe apuntalar también el camino de la revolución que nos permita
recuperar relaciones menos salvajes con el reloj. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Speranza es exhaustiva y recorre todas las artes, pero se
detiene sobre todo en la videoinstalación, que en las páginas de su libro
aparece como la más adecuada para enfrentarse al problema de la representación
del tiempo. De todas las obras analizadas, la central es <i>The Clock</i> (2010), del suizo Christian Marclay (1955). En esta obra
que dura 24 horas, Marclay y su equipo arman durante tres años un montaje de
clips de películas en las que aparece un reloj marcando cada minuto del día; en
The Clock, el tiempo real y el tiempo de la pantalla coinciden, creando una
suerte de “ballet de la humanidad registrado en cien años de historia del cine…
Las horas no son unidades matemáticas, sino casilleros semánticos… exclusas de
la gestualidad”. Por supuesto, no es fácil ver <i>The Clock</i>: solo hay seis copias en diferentes museos del mundo, y
no siempre se exhiben. Es una de las aporías del arte experimental: nos dice
cosas sugerentes pero no todos pueden acceder a él (en la sección más literaria
del libro, Speranza habla de un espectador -que puede ser ella- que hace un
viaje especial a Los Ángeles con el único objetivo de ver <i>The Clock</i> en un museo).<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
Speranza también analiza, entre otros, a Anne Carson, Karl
Ove Knausgard, Gabriel Orozco, Liliana Porter, Patricio Pron, W. G. Sebald y
Lydia Davis. Todos están unidos por la búsqueda de nuevos registros simbólicos
en torno al tiempo que nos permitan desnaturalizarlo y resistir así el culto
contemporáneo de la hipervelocidad y la hiperconexión. La crítica recuerda, en
su prosa a la vez compleja y transparente -incluso didáctica-, que Walter
Benjamin afirmaba que hacia 1840 algunos parisinos salían a pasear tortugas con
correa, para enfrentarse a su manera al progreso y “contrariar las urgencias
del productivismo capitalista”. Los artistas más necesarios hoy son aquellos
que están buscando esas tortugas que nos permitan “abrir el presente a otros
tiempos”. El desafío consistirá en encontrar el tiempo para escucharlos. <o:p></o:p></div>
Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-2874663093278388102017-10-20T11:03:00.001-07:002017-10-20T11:03:51.605-07:0060 años en la literatura boliviana<h2>
<span style="font-size: x-large;">Un libro marca el cambio de <br />ritmo de la literatura boliviana</span></h2>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUWtrbhPPJ8zEhyidCmG05gMzyzHsre65PGISy0xL6OKoT62yJYc8jYEccQ-bWSKpPE4xZC7xJwGngRTQkkhqCU4kZgI-swEWyaIJrw5jvvtWzPWg9iXJr_4AHuJ70NLp6gYPkpjl032M/s1600/Asoban.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="815" data-original-width="709" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUWtrbhPPJ8zEhyidCmG05gMzyzHsre65PGISy0xL6OKoT62yJYc8jYEccQ-bWSKpPE4xZC7xJwGngRTQkkhqCU4kZgI-swEWyaIJrw5jvvtWzPWg9iXJr_4AHuJ70NLp6gYPkpjl032M/s400/Asoban.jpg" width="347" /></a></div>
<br />
<h3>
<i>Un río que crece. 60
años en la literatura boliviana, </i>acaba de publicarse a propósito de los 60
años de la Asoban, entidad patrocinadora de este proyecto, en el que siete
escritores trazan una descripción crítica y cronológica del acontecer en las
letras nacionales entre 1957 y 2017.</h3>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Martín Zelaya Sánchez<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La publicación casi providencial -por su enorme valor
estético- de <i>Cerco de penumbras </i>(1958)
y de <i>Los deshabitados</i> (1959), de
Óscar Cerruto y Marcelo Quiroga Santa Cruz, respectivamente que, para nadie es
desconocido, son dos de los principales hitos de las letras nacionales del
siglo XX, se recapitula al inicio de <i>Un
río que crece. 60 años en la literatura boliviana</i>, libro de reciente
edición en conmemoración del 60 aniversario de la Asociación de Bancos Privados
de Bolivia (Asoban), patrocinadora del proyecto. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
“…las letras nos han fortalecido, alentado y esperanzado;
nos han servido, en suma, para sobrevivir a las adversidades, levantarnos de
las caídas y mantener la fe en un mundo mejor”, comenta Mariano Baptista
Gumucio al inicio de “La irrupción de la subjetividad (1957-1967)” el capítulo
que le corresponde en este trabajo que -acorde al aniversario de la entidad
auspiciadora- se propone trazar un repaso exhaustivo, riguroso y crítico de la producción
literaria nacional en las seis últimas décadas, sin que ello implique un lenguaje
académico y especializado pues esa fue, precisamente, la única premisa que el
editor, Gabriel Chávez Casazola, pidió respetar a los coautores.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“Se pidió expresamente a los autores
-comenta Chávez en su introducción- que sus textos mantuvieran un tono
coloquial y de crónica -sin por ello renunciar al rigor y a la valoración
crítica imprescindibles-, ya que este libro tiene fines de divulgación e
información para el lector no especializado; pero a la vez, ciertamente, busca
despertar interés para que se realicen futuros estudios en profundidad con
nuevas visiones, más amplias y menos enfocadas solo en una parte o visión del país
y de su historia, como ocurría hasta hace poco; reduccionismo que los coautores
de este libro -con los textos aquí recogidos, pero sobre todo, varios de ellos,
con su propia obra- han demostrado que puede y debe terminar, ahora que nuestra
literatura se torna multipolar y se expande geográfica y temáticamente como un
río que crece…”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Este libro tiene fines de divulgación, comenta el poeta,
también autor del concepto de esta obra, y es ahí donde a modo de valorar el
aporte de Asoban, hay que pecar de ambiciosos y pedirles que además de la bella
edición de lujo lanzada en días pasados en el acto de celebración de su
aniversario (formato de 30 x 25 cm, papel <i>couché</i>,
tapa dura) es imprescindible una pronta edición popular para que el trabajo
esté al alcance de la mayoría.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Vamos al contenido. Dividida en seis partes, una por cada
decenio entre 1957 y 2017,<i> Un río que
crece</i> cuenta con las firmas de Baptista Gumucio, Edmundo Paz Soldán (que
analizó el periodo 67-77), Mónica Velásquez (77-87), Magela Baudoin (87-97),
Martín Zelaya (97-07) y Giovanna Rivero (07-17).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Más allá de cierto riesgo de extrema heterogeneidad, la
total libertad que los coautores tuvieron para desarrollar sus ensayos, permite
contar con un corpus diverso, ecuánime y desprovisto de cualquier sesgo
académico o de otro tinte. La mayoría, dadas las claras condiciones, optó por
una lógica recapitulación cronológica de títulos publicados, lo que además de
indagar en la obra como tal, da pie a una referenciación valorativa del autor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Después de Cerruto y Quiroga Santa Cruz, Baptista Gumucio
hace especial hincapié en otras dos obras cruciales de su periodo: <i>Historia de la Villa Imperial de Potosí</i>,
de Bartolomé Arzáns, cuya edición definitiva la propició Gunnar Mendoza en
1965; y <i>El Loco</i>, de Arturo Borda,
monumental como complejo texto de 1.676 páginas en tres volúmenes.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Más adelante, al concluir “Turbulencia y escritura
(1967-1977)” en la que pasa revista a obras emblemáticos como <i>Matías, el apóstol suplente</i>, de Julio de
la Vega y <i>Tirinea</i>, de Jesús Urzagasti,
Edmundo Paz Soldán escribe: <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“La década produjo algunos textos
que hoy son considerados clásicos. Desde una posición muy precaria, los
escritores nacionales habían escrito sin simplificaciones sobre esos años,
buscando una renovación formal que se dio tanto en la poesía como en la
narrativa, y también habían logrado articular algunos de los temas que serían fundamentales
en el debate acerca del tipo de sociedad que aspiraba a ser la boliviana (el
lugar de la mujer, la proyección identitaria, la incorporación de culturas
tradicionalmente excluidas, etc.). El fin del siglo XX vería los intentos de
resolver los temas articulados durante esa década”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
A continuación viene “Sobresaltos entre el silencio (1977-1987)”, un trabajo en el que haciendo
uso de un admirable estilo en primer persona, Mónica Velásquez escribe: <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“Corrió 1977. Cesaron: la risa de
Chaplin, la guitarra de Hendrix; Nabokov, autor de <i>Lolita</i>. Un excéntrico John Travolta enseña a bailar los sábados por
la noche. La dictadura sigue campeando por el continente y es cada vez más
difícil respirar. Todavía duelen en los ojos las marchas que, según se dice,
harán cada jueves las madres de la Plaza de Mayo en Buenos Aires, buscando a
sus desaparecidos, ¿los tenemos nosotros?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
Este diciembre la huelga de
mujeres mineras a la cabeza de Domitila Chungara no deja de exigirnos una
palabra, un acto. Todavía andando con un aparatito que inventaron en el norte,
llamado <i>walkman</i>, en el bolsillo,
tratando de averiguar qué es eso de llevarse la música a otra parte. Todavía
preguntando, la democracia qué será. Todavía con el <i>Hijo de opa</i> de Gaby Vallejo, el <i>Guano
maldito</i> de Aguirre Lavayén, toda la colección que se mandaron Juan José Coy
y Josep Barnadas, el <i>Manchay Puyto</i> de
Taboada Terán, la poesía de Humberto Quino que, en su segundo libro, ya
personal, arremete con todo el lenguaje de la calle y la protesta. Todavía en
Navidad rezando por las causas Albó, Espinal, y las minas y las calles y el
“nunca se sabe”, a diario. Todavía asombrados andan los de la academia con los
ensayos de Roberto Prudencio y la incursión de un semiólogo que promete renovar
nuestra crítica literaria, don Luis H. Antezana. Año nuevo que mientras
retrocede en conteo de uvas, nos deja un sabor agridulce de la esperanza que
esperamos y aún no llega. Y, a pesar de todo, retornan a su España: Alberti,
Guillén y Aleixandre, ¿habrá patria para los que quieran volver?...”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Y es que claro, otra característica fundamental del libro es
la contextualización del quehacer de las letras bolivianas con la historia, la
cotidianidad política y social, llena de sobresaltos y avatares, no pocas veces
menos verosímiles que la mejor de las ficciones.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Completan <i>Un río que
crece:</i> “Años de transformación (1987-1997)”, de Magela Baudoin; “Cambio de
ritmo (1997-2007)”, de Martín Zelaya y “Descorriendo el tupido velo de la
mediterraneidad (2007-2017)”, texto donde Giovanna Rivero concluye:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“…En definitiva, el compromiso
con lo literario como la más cuidada prioridad es el cambio de paradigma que
tanto nos hacía falta para seguir madurando. La personalidad literaria
boliviana está tejida de heridas, complejos, sueños, insatisfacciones y una
imaginación infinita que seguramente será la nave para surcar esos mares, aparentemente
inalcanzables, que merecemos y que seguramente nos esperan”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-89097987070588922782017-10-19T12:47:00.001-07:002017-10-19T13:52:42.395-07:00La nueva novela de Maximiliano Barrientos<h2>
<b><span style="font-size: x-large;">La violencia total:
primeros <br />apuntes de <i>En el cuerpo una voz</i></span></b></h2>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<h3>
El próximo número de la revista literaria <i>88
grados</i> -ya a punto de entrar a imprenta- incluye un amplio dossier sobre Maximiliano
Barrientos, a propósito de su nueva novela editada por El Cuervo y que mañana
viernes 20 se presentará en La Paz. Va un brevísimo adelanto para animar a la
gente a asistir al lanzamiento y comprar este excelente libro. </h3>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEje4mkWSxefDyHzT39ngYXZepsqlYnraIZvvHLBT-_5DVR2CJioQClbjbGUbRSYWAmocXjoAFnDx7-T_gE6Qo7wxhiF7rCYIh4v4W6O4GxnXw0as9jyoFtByEMnOfhaVukU3qnwtyTYgJM/s1600/Maxi7.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="593" data-original-width="372" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEje4mkWSxefDyHzT39ngYXZepsqlYnraIZvvHLBT-_5DVR2CJioQClbjbGUbRSYWAmocXjoAFnDx7-T_gE6Qo7wxhiF7rCYIh4v4W6O4GxnXw0as9jyoFtByEMnOfhaVukU3qnwtyTYgJM/s400/Maxi7.jpg" width="250" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
Martín Zelaya Sánchez<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
¿Santa Cruz apocalíptica? Algo pasó y ya no hay Estado ni
civilización tal como los conocemos. Grupos armados -“brigadas” de forajidos-,
controlan la ciudad y las provincias y la población está a merced de sus disputas,
saqueos e inimaginables caprichos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Dos hermanos -Rodolfo, quien lleva la voz narrativa, y
Pancho, que está malherido- huyen de El General y su turba. Tras leer “Fuselaje”,
la primera de seis partes de <i>En el cuerpo
una voz</i> (El Cuervo, 2017), la nueva novela de Maximiliano Barrientos, me es
imposible no remitirme a <i>La Carretera</i>
de Cormac McCarthy: hambre, devastación, miseria humana, violencia total. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
La atmósfera de desasosiego e incertidumbre se respira en
cada párrafo, no solo por lo que el narrador protagonista cuenta; sino por el
diseño mismo de la novela, por las acciones, por la habilidad del autor para
relatarlas, por las palabras elegidas, su orden y engranaje en frases y
oraciones tan necesarias e imprescindibles una como otra en el universo
concebido no solo de “Fuselaje”, también de “Churrascos”, la segunda parte,
relatada ya por un narrador externo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Cuando la lucha diaria es, en verdad, por seguir vivos -en medio
de escasez total, hambruna, masacres y canibalismo- muy pocos se resisten a la
vorágine, muy pocos pueden mantenerse dentro de los códigos de la civilización.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Cuenta Rodolfo: <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
“No sabía ninguna canción, ningún rezo, nada que decir o
hacer en una ocasión como aquella. Bebí y callé. Permanecí allí, pensando en el
sueño, tratando de darle voz a mi madre, pero su voz había desaparecido. Tras la
muerte de mi hermano, ella se convirtió en una mujer que nunca fue madre de
ningún hijo, se convirtió en un nombre que no me ligaba a nada que hubiera
perdido, a ningún lugar al que añorara volver.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Me puse de pie y bebí otro trago más hasta sentí que la garganta
se cerraba. Todo era monte alrededor, por donde fuera que mirara la vegetación
era la misma.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Ruidos de aves, insectos, animales que a esas horas salían a
cazar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Entre todos esos ruidos, otros: pisadas, voces.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Me interné en el monte, ya sin miedo, con algo que no era
solo mi hermano en la cabeza, pensando en el sabor de la salchicha
derritiéndose en la boca. Recreaba el sabor porque sabía que si no me mataban
en unas horas más volvería a sentirlo bajo la lengua y en el paladar,
expandiéndose por la garganta, hasta extinguir la rabia, hasta extinguirla por
unos minutos…”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En una parte de un diálogo de largo aliento, Maxi habla de esta
su obra: <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b>- Se me ocurren
algunas palabras y términos que se impregnan a lo largo de esta novela:
transgresión, instinto-naturaleza humana, trauma, cicatrices, memoria…<o:p></o:p></b></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<i>--</i>Tenía ganas de
escribir una historia de venganza, tema que había aparecido en la primera parte
de <i>La desaparición del paisaje</i>, y en
el cuento “Sara”, de <i>Una casa en llamas. </i>Tenía
esas ganas pero no tenía nada más y con esa idea no podía ponerme a escribir,
hasta que una tarde, mientras iba en un micro por Los Pozos, vi a la gente
amontonada en las calles y se me vino esta imagen: una tamborita tocando para
unos soldados mientras hacen un churrasco, con la diferencia de que en vez de
carne de vaca habían seres humanos descuartizados, echados sobre las parrillas.
Pensé en una tarde calurosa y en ese ambienta de fiesta típico de los
carnavales. Ese fue el detonante. Ahora sólo tenía que ver cómo podía unir la
idea de la venganza con esa escena. Era poco pero al menos era un principio. El
resto fue una cuestión de resolver la estructura y la novela se fue escribiendo
sola. Me costó, ya que escribí la primera parte y luego me quedé corto. Pensé
en dejarla como un cuento largo, pero cuando resolví ciertas cuestiones de
estructuras que atañen a la temporalidad, lo otro fue surgiendo. Leonora, la
editora de Eterna Cadencia -que sacará la novela en febrero-, me comentó tras
leer el manuscrito lo siguiente: “la novela trabaja la naturalización de la
violencia”. Creo que eso es acertado. La violencia no es el conflicto, es un
escenario, es el medio donde sucede lo otro. <o:p></o:p></div>
Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-14803083485631118112017-09-14T14:42:00.002-07:002017-09-14T14:42:26.719-07:00Yuri Herrera en Bolivia<h2>
<b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";"><span style="font-size: x-large;">El correr de los ríos
subterráneos</span></span></b></h2>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVEtgaPG55P7oqMu9gYfBTLhyNgl-7f3q-RteLQlU7JBoCwKvpphquGr7gEa6TsL3S7faf2BCeZemdC3hTgAbRM6XLufmy2pRzI0JWXzFSOKqodYeq9v06lwKXXQzbt9JKaG_del4t4Co/s1600/Herrera1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="281" data-original-width="640" height="280" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVEtgaPG55P7oqMu9gYfBTLhyNgl-7f3q-RteLQlU7JBoCwKvpphquGr7gEa6TsL3S7faf2BCeZemdC3hTgAbRM6XLufmy2pRzI0JWXzFSOKqodYeq9v06lwKXXQzbt9JKaG_del4t4Co/s640/Herrera1.jpg" width="640" /></a></div>
<br />
<h3>
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Sobre
Señales que precederán el fin del mundo, la estupenda novela de Yuri herrera
reditada ahora para Bolivia en un no menos estupendo trabajo de La Perra
Gráfica y Oscar Zalles.</span></h3>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Mauricio
Murillo<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Uno
de los desafíos de la literatura contemporánea tiene que ver con la manera en
que se narra o se ficcionaliza algo que se ha contado muchas veces. Es difícil
escapar al cliché. Son pocos los libros que reelaboran el pasado y el presente
de manera no solo nueva, si no también hermosa. Esto es más difícil sobre todo
si la ficción que se escribe gira en torno a un tema del que se ha dicho mucho
y, además, se supone que existen las maneras correctas y acabadas de entender
un suceso social. Entre muchos de sus méritos, Yuri Herrera elabora con <i>Señales que precederán al fin del mundo</i>
una novela que no cae en la mirada trillada de la violencia del norte mexicano
y, además, tampoco simplifica un conflicto tan complejo y duro como es el de la
frontera entre México y Estados Unidos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Señales que precederán al fin del
mundo</span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">
relata el viaje de Makina, quien parte de su pueblo en Hidalgo para recalar en
EEUU, pasando por el DF y, algo ineludible, por la frontera. El término “viaje”
en la novela de Herrera implica distintas maneras de entender el desplazamiento
de Makina. Entonces, en la novela va a ser importante el dilema del movimiento
y del estarse. La personaje va en busca de su hermano, quien emigró años antes.
Una búsqueda. Como ella, muchas otras personas tienen la pulsión del movimiento
hacia el norte. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">En
dos momentos de la novela le preguntan que cómo está Cora, su madre. “Está,
nomás”, ella responde. El estarse de la madre se opone violentamente al
desplazamiento de Makina que es un buscar pero también un alejarse. Así como le
inquieren sobre la madre, le preguntan a ella varias veces si va a cruzar:
“¿Vas a cruzar?”. Pregunta que luego se convierte en una afirmación. Cora se
está y Makina cruza. Un conflicto del movimiento y de la quietud. “No podía
detenerse, debía seguir caminando aunque no supiera cómo iba a regresar. Era el
ritmo, era su cuerpo sin lastre, era el leve sonido de su resuello lo que la
impulsaba”, dice el narrador. Es la ilusión de estar de paso, de moverse un
rato para volver a la quietud, al pueblo propio. Pero es una ilusión. Un
personaje, ya del lado gringo, le dice a Cora: “Yo aquí nomás estoy de paso”.
Luego le cuenta que ya son 50 años. En el movimiento, el tiempo es relativo. O
distinto. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">El
desplazamiento es esencial para cruzar la frontera. Se cruza la frontera al
cruzar un río. El río que es, justo, una metáfora clásica de lo que no vuelve,
de lo que no se queda quieto. Ahí esta eso que amenaza a Makina y la hace
“viajar”, “el correr de los ríos subterráneos”, como se lee en el libro. Al
final el movimiento ya no será horizontal, sino vertical. Un movimiento
descendente, que lleva a Makina hacia lo subterráneo, hacia lo oscuro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Yuri
Herrera consigue con <i>Señales que
precederán al fin del mundo</i> producir una escritura sobre un tema tan arduo
como frecuentado. Al hacerlo, podemos entender que sobre ciertas cosas es mejor
escribir ficción, que eso nos dice mucho más sobre la violencia, la
desigualdad, la pena que miradas cerradas en busca de respuestas. Así, otro de
los grandes picos de la novela (además de lo ya mencionado y del simbolismo y
del ritmo) es el lenguaje. Como ya lo demostró con su primer libro, <i>Trabajos del reino</i>, Herrera es un
artesano de la palabra. Su cadencia, su sintaxis, sus oraciones, sus diálogos
son irrepetibles. Pocos escritores en castellano esculpen el lenguaje como él.
Así se puede relatar el horror desde la belleza, sin simplificar dicho horror. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Esta
escritura depurada está acompañada por las espléndidas ilustraciones de Oscar
Zalles en una edición para Bolivia preparada por La Perra Gráfica. Si los
lectores bolivianos no han leído a Yuri Herrera, esta es una oportunidad que deberían
aprovechar. Una novela sobresaliente que ahora aparece en una edición
imperdible.<o:p></o:p></span></div>
Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-80793718363311382892017-09-06T09:59:00.001-07:002017-09-06T09:59:18.984-07:00Homenaje a Nilo Soruco<h2>
<b><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif;"><span style="font-size: x-large;">Alza
tu copla, Nilo Soruco</span></span></b></h2>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><b>El Espacio Simón
I. Patiño de La Paz y Zemlya Soruco organizaron una exposición
documental en homenaje al músico, profesor y líder sindical tarijeño Nilo
Soruco Arancibia.<o:p></o:p></b></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><b>La muestra rescata del archivo
familiar fotos de las diversas etapas de vida de Nilo, material audiovisual y
sonoro, su discografía como solista y como miembro del emblemático grupo Los
Montoneros de Méndez, recortes de periódicos, objetos personales y una rica
variedad de manuscritos, muchos de ellos con canciones inéditas de Nilo. Además
durante el tiempo que dure la actividad, habrá visitas guiadas a estudiantes y
un conversatorio sobre la vida y obra de Nilo Soruco.<o:p></o:p></b></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><b>A modo de trazar
una semblanza completa, de primera mano y muy emotiva del entrañable maestro,
Luis Rico, cantautor tupiceño, nos ofrece una crónica que pinta de cuerpo
entero al autor de <i>La vida es linda</i>.</b><o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTIgCJnwc-mtSA7Mo9BYk6NBVfE07FrbzaK-b_0KuzT21Q08Bq7wzRqwFmoV9pj7xxPnfD1f4wPnpWpsX4Nnh8NqLa1DMkNmtPWy5-ejZWYA7oJD9yxxKCZHlvwS0XWqCOrekw77FIiEY/s1600/2+NILO+SORUCO+tocando+piano+Normal+de+Maestros+Sucre+sf.tif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1480" data-original-width="960" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTIgCJnwc-mtSA7Mo9BYk6NBVfE07FrbzaK-b_0KuzT21Q08Bq7wzRqwFmoV9pj7xxPnfD1f4wPnpWpsX4Nnh8NqLa1DMkNmtPWy5-ejZWYA7oJD9yxxKCZHlvwS0XWqCOrekw77FIiEY/s400/2+NILO+SORUCO+tocando+piano+Normal+de+Maestros+Sucre+sf.tif" width="258" /></a></div>
<br />
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Luis Rico<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Conocí a Nilo
Soruco el año 1967 cuando la dictadura militar de René Barrientos teñía con
sangre los campamentos mineros de Bolivia. En las noches de guitarra
compartida, disfrutábamos de los nuevos grupos musicales del folklore; grandes
noticias llegaban de Tarija en las voces de Los Montonero de Méndez, grupo
musical formado por el maestro Hugo Monzón en franca coincidencia poética,
musical y política con Nilo Soruco. Y con ellos, el poeta Luis Aldana, el
maestro de guitarra Ciscar Gálvez, Vicente “Sapo” Mealla y las bellas Norma Gálvez
y Florinda Aparicio para darle al grupo el aire y el sabor del valle que
acaricia el río Guadalquivir. Era agradable escucharlos cantando las cuecas más
bellas a partir de la emblemática <i>Moto
Méndez</i>:<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Soy de aquel <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">pueblo de las
flores <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">del valle
andaluz <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">bañado de luz <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">ebrio de
colores.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Viva mi valle
florido<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">que es jardín de
amor <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">de rosas en flor
<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">es un verde
nido.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Por el Moto
Méndez <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">que nació en mi
pueblo <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">canto con el
alma <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">la cueca chapaca<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">viva San
Lorenzo.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Por aquellos
días también, Nilo Soruco compuso la canción dedicada al dirigente minero
Rosendo García, emblemático trabajador de la mina de Siglo XX. <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Han matao a mi
padre <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">por qué será <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">han matao a mi
padre <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">en la noche de
San Juan.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Cuatro balas
asesinas <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">lo mataron a
papá.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Mi madre lo
esperaba <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">con su tasita de
té<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">un poquito de
singani<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">pero él ya no
volvió. <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Rosendo García,<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">minero y
dirigente<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">te mataron, te
mataron <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">en la noche de
San Juan. <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Con ruido de
gorras, <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">de botas y
fusiles, <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">vinieron y
mataron,<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">en la noche de
San Juan.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsit5BL8UVPhoOgYQH52mHhGX5MnscvhyMdo7LhDwFiZ6Xi7sYEGta06WtYgT5otqJ2W7uNcwLLmr4GEtI5C-SsLwNdTqnRU9_vjmAMWMSxYC9cjyCXMnfpOKnvF0dKKujS8SpTMyTe5I/s1600/6+NS+cantando+junto+a+Pepe+Murillo+La+Paz+1979.tif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="630" data-original-width="1054" height="238" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsit5BL8UVPhoOgYQH52mHhGX5MnscvhyMdo7LhDwFiZ6Xi7sYEGta06WtYgT5otqJ2W7uNcwLLmr4GEtI5C-SsLwNdTqnRU9_vjmAMWMSxYC9cjyCXMnfpOKnvF0dKKujS8SpTMyTe5I/s400/6+NS+cantando+junto+a+Pepe+Murillo+La+Paz+1979.tif" width="400" /></a></div>
<br />
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Esta canción,
sin lugar a dudas, cimentó la línea temática de aquel grupo musical: la canción
política de protesta, todo bajo el liderazgo e influjo de Soruro cuyo talento
artístico era tan genuino y poderoso como su sensibilidad y compromiso político
y social. Con el abundante repertorio, intercalado con picarescos cuentos
chapacos a cargo del “Sapo” Mealla y la poesía costumbrista a cargo del
violinista Lucho Aldana, viajaban a las provincias donde era fácil conquistar al
público ansioso de ver traducidas en canciones, las costumbres heredadas.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Una noche de preparación
navideña, recuerdo muy bien, cantaban en el Teatro Municipal Suipacha de Tupiza,
las bellas voces de la Norma y la Florinda:<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Tantas idas y
venidas <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">tanto pasar por
aquí, <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">se han de acabar
tus zapatos <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">y no has de
gozar de mí. <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">El público batía
palmas en cada picaresco bailecito, en cada cueca de polleras al viento, se
desbordaban las carcajadas en cada chiste chapaco y en cada poesía
costumbrista.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Ya reconocido en
todo el país, Nilo tomó conciencia de que era tiempo de luchar, desde su oficio
de poeta y guitarrero, por la recuperación de la democracia y la justicia
social. Así fue que musicalizó muchos versos del poeta de los niños, Oscar
Alfaro, equilibrando inteligentemente su militancia política en los momentos
más difíciles de los gobiernos dictatoriales, hecho que, no obstante, le costó prisión, tortura y exilio. <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<b><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Bolivia,
corazón de América <o:p></o:p></span></b></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">1978. Después de
tanto escenario, después de tantas asambleas, después de tanta clandestinidad,
después de tanta prisión y tanto exilio, Nilo Soruco el maestro, el cantor
popular, el eterno enamorado de la tierra chapaca, había vuelto de Venezuela. <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Una noche visitó
la Peña Naira para proponernos compartir escenarios en una gira por todo el
país. Aceptamos el desafío y empezamos a viajar coreando la frase: “Bolivia, corazón
de América”.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Ahí estaban los
tres estilos diferentes, Ernesto Cavour con su charango, Nilo Soruco con su
compromiso militante y el que hoy les cuenta, cantando esta historia de
compromiso con la democracia. Visitamos los centros mineros, La Paz, Oruro,
Santa Cruz, Cochabamba, Sucre, Potosí, Tupiza y terminamos en Tarija. <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Esa noche final,
en la capital chapaca, cantamos como nunca: “lindu…”. Con el sonido perfecto,
el público disfrutaba de tres estilos que movían los sentimientos llevándolos a
los lugares más lindos del folklore, pero también, instándoles a reflexionar
sobre las páginas más oscuras de la historia: las dictaduras, y motivando su
esperanza de lucha por la utopía de la unidad latinoamericana. <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Después de
cantar en el Patio Prefectural pleno de chapacos cantores, fuimos a tomar vino
y planificar el futuro. Luego de varias botellas, Nilo Soruco se despidió
recordándonos: “No se olviden que mañana estamos invitados a un “asao”. <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">A la mañana
siguiente, Nilo llegó al hotel y nos contó que, cuando volvía a su casa,
encontró a un “chapaquito curao” que
cantaba:<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFd7qLhaRhTYQdqsz5LwXaHQlErxfa32WYNJhvcXfrqC-L5SCtuvv_ZAp1d4KQfMb98pfEVI8Yl-DjR9uVKgEGV6blsPemWnympUR75yQrAYYF-l7LTcd-f5HYK2-ZGy2v5TgBy_jRb1c/s1600/11+NS+recital+durante+el+exilio+Caracas+Venezuela+sf.tif" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1060" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFd7qLhaRhTYQdqsz5LwXaHQlErxfa32WYNJhvcXfrqC-L5SCtuvv_ZAp1d4KQfMb98pfEVI8Yl-DjR9uVKgEGV6blsPemWnympUR75yQrAYYF-l7LTcd-f5HYK2-ZGy2v5TgBy_jRb1c/s400/11+NS+recital+durante+el+exilio+Caracas+Venezuela+sf.tif" width="263" /></a></div>
<o:p></o:p><br />
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Qué lejos estoy,<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">qué lejos estoy<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">de mi ansiedad<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">mi río, mi sol,
mi cielo<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">llorando estarán.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Nunca el mal
duró cien años <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">ni hubo cuerpo
que resista <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">ya la pagarán,
no llores prenda <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">pronto volveré. <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">“Incentivado por
el éxito del concierto –contaba Nilo-, me acerqué al paisano curao, lo abracé
por el hombro y le pregunté: Cumpa, ¿usted sabe de quién es esa canción? El chapaquito se dio la vuelta y respondió: ‘A
mí qué mierda me importa el autor, ¡déjeme con mis sentimientos!’”. <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Fueron muchos
los sentimientos con que se cantó esta canción durante tantos años. Un militar
vestido de civil, cantaba en una fiesta:<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Ya la pagarás <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">“rojo” de mierda
<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">pronto volveré. <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Mucho después,
recordando todos estos episodios, valorando a distancia su enorme legado, decidí
componer una canción en honor de nuestro compañero y fui a Tarija para
estrenarla. Pregunté por Nilo… Todos me daban la referencia del mediodía y la
esquina de la plaza donde todos los días pasaba “putiando para el gobierno”.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">- Hola Nilo -le
saludo.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">- Hola Rico,
¿qué estás haciendo aquí?<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">- He venido a
cantar en La cabaña de don Pepe, y vengo a invitarlo para que venga a escuchar
una canción que he hecho en su homenaje.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">- ¿Acaso ya mey
muerto…? -me reclama.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">- Porque no se
ha muerto he venido a invitarlo pues, porque si se hubieras muerto, ya pa’ qué…<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<b><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></b></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<b><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Cueca
para Nilo Soruco<o:p></o:p></span></b></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Cuando la luna
de plata <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">regalaba su
fulgor<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">salió el
jilguero chapaco<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">cantando coplas de
amor,<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">regalando
serenatas <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">a la flor de su
balcón.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Era racimo en la
viña, <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">agua del
Guadalquivir, <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">era amador de amancayas
<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">e incentivaba el
vivir.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Eso era el Nilo
Soruco <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Pa’ quien va
todo el sentir.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Cuando la patria
sangraba, <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">herida del
corazón, <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">se alzó su copla
cantada, <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">en el verso y la
canción, <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">se escuchaba su
consigna <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">en todita la nación.<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Y cuando afuera
lo echaron, <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">lejos del
Guadalquivir, <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">cantando <i>La caraqueña</i>, <o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">lograba
sobrevivir.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div align="left" class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtEaud03if3s7QTNthQpqE_nak2k-SU0yuP_h_7Zz3s-LcoHQ4u90eHxtARNrFse7ND_atb9n3KnZiwTDFxSEOJEJq9AuT9d_dz94z1aCYrr4tESeD_4lAINFHRmuPYrUM2UZOrtq96yk/s1600/Rico-Soruco-Cavour.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="636" data-original-width="960" height="424" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtEaud03if3s7QTNthQpqE_nak2k-SU0yuP_h_7Zz3s-LcoHQ4u90eHxtARNrFse7ND_atb9n3KnZiwTDFxSEOJEJq9AuT9d_dz94z1aCYrr4tESeD_4lAINFHRmuPYrUM2UZOrtq96yk/s640/Rico-Soruco-Cavour.jpg" width="640" /></a></div>
<div align="left" class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-56098802822549696472017-08-26T15:08:00.002-07:002017-08-26T15:08:27.082-07:00Lo nuevo de Saúl Montaño<h2>
<span style="font-size: x-large;">Saúl Montaño, autorreferencial</span></h2>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<h3>
Una lectura de Autorretrato (Nuevo Milenio, 2017), la
reciente “no ficción” del escritor camireño.</h3>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqu1QFzPcvuICoCuzAGzSfruUnSuMqbmMftWe8zyA3gHZxoawRbA7gS6g07Lu4jeIg99focfNxNbMfI9CtVdMC0CDYPIL9NtYzyRixVU8ngLmY0rYdCAcQ0BiGdStPRNE-EVeXLVA3nOc/s1600/Solo+frente.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1043" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqu1QFzPcvuICoCuzAGzSfruUnSuMqbmMftWe8zyA3gHZxoawRbA7gS6g07Lu4jeIg99focfNxNbMfI9CtVdMC0CDYPIL9NtYzyRixVU8ngLmY0rYdCAcQ0BiGdStPRNE-EVeXLVA3nOc/s400/Solo+frente.jpg" width="260" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
Martín Zelaya Sánchez<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
¿Honestidad brutal? ¿Ego… exhibicionismo? No importa, está
muy bien escrito y es de esos pocos textos breves que, como dice el lugar común,
se pueden leer de un tirón. Ahora bien, si queda claro lo que se devela al
final: que este no es un todo, apenas una parte de algo mayor, habrá que ver si
ese algo mayor -novela, crónica autobiográfica, texto híbrido…- mantiene el
mismo gancho.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
“Me parece extraño que me feliciten por alguna publicación
literaria que realizo. Me planteo escribir historias que retraten las
contradicciones del ser humano, sin embargo, siempre concluyo historias donde
lo que prima es alcanzar un efecto poético, tal vez por eso hasta ahora
considero que he fallado como narrador”. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
En este párrafo de la página 27 de <i>Autorretrato</i> (Nuevo Milenio, 2017), Saúl Montaño se explica y se
contradice. ¿O no? ¿Vale el “efecto poético” en una “no ficción (así subtitula
el libro), al menos en apariencia, autobiográfica? ¿Por qué no?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
De todas maneras, no porque te adviertan de entrada que no
es ficción hay que tomarlo como tal; pero claro, no por eso -también- hay que
dejar de tomarlo como tal.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Este pequeño libro de 54 páginas que la editorial
cochabambina puso a la venta para la Feria Internacional del Libro de La Paz
es, como bien lo dice Maximiliano Barrientos en la contratapa, “un potente
artefacto narrativo”, pero -lo enfatizo- deja abierta la interrogante en torno
al proyecto mayor. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Ya Montaño dio muestras de que es capaz de alcanzar momentos
muy bien logrados de prosa fluida, en muchos de los relatos de <i>Desvelos</i> (La Perra Gráfica, 2016), libro
en el que, sin embargo, quedó en entredicho algo que ahora está fuera de
discusión: la verosimilitud. Verdad, mentira… ambas, ninguna, una más que la
otra… no importa, el lenguaje lo hace todo creíble y genuino. Y esto es lo que
sí importa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<i>Autorretrato</i> es
una suma de retazos autodescriptivos sin más aparente orden o sentido que el
que dicta el momento en el que el autor se sienta a escribir. Así, las
confesiones de hazañas e inseguridades sexuales se juntan con listas de
autores, películas, series y libros favoritos; las técnicas exitosas y
fracasadas de conquista, alternan con tomas de postura como “no soy de
izquierda”, o debilidades, como emocionarse hasta las lágrimas en una ceremonia
religiosa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Casi al azar, un párrafo (párrafo es un decir, no hay puntos
aparte en todo el libro) que resume la heterogeneidad total: <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“Detesto los zapatos Crocs. Este
libro está pensado y escrito para lectores desconocidos, pero también para
algunos amigos. He defecado en vía pública. Mi madre me dio de tomar cal en vez
de leche en polvo cuando yo era un bebé; no lo hizo a propósito. Una prima dice
que vio sangrar los pies de una estatua de la Virgen María. De niño fui testarudo
con las cosas que no podía realizar, cuando las conseguía rompía en llanto.
Pocas veces tengo lapsus etílicos, usualmente recuerdo todo…”. Pág. 38.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Entre lo variopinto, original y recurrente a la vez, este
ejercicio literario es no solo válido, sino ejemplificador -considero- de cómo para
hallar la voz literaria (allende su calidad) solo hacen falta dos cosas, las
más obvias, pero para tantos, al parecer, las menos practicadas: leer, leer,
leer, leer, leer… y solo después, y entre lectura y lectura, corregir y
desechar la mayoría de lo que se escribe. <o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-12924136890183992752017-08-26T13:00:00.003-07:002017-08-26T13:00:40.015-07:00Toda la poesía de Zamudio<h2 style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<b><i><span style="font-family: "Times New Roman", serif;"><span style="font-size: x-large;">Poesía
</span></span></i></b><b><span style="font-family: "Times New Roman", serif;"><span style="font-size: x-large;">de Adela Zamudio</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></b></h2>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<h3 style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Vicky
Ayllón, que junto a Mónica Velásquez trabajó en el estudio introductorio de la
obra poética de la “Alondra del Tunari”, resume los elementos y rasgos
centrales de esta crucial recuperación para nuestra literatura</span></h3>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioWrrxQ49MGl1k_E7J3BN2FaBQ906SMLuWWWurfFGM6zCPpGgMYTdAO7A3gaT3y0_wlWHQHXqUxl0QoSQa4DcfAWTUsMK32T_BGnQ41TcyU4T1aFUq7QbzVgvARvwYQ-GBQy-e18VEw9M/s1600/VickyAdela1.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="693" data-original-width="475" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioWrrxQ49MGl1k_E7J3BN2FaBQ906SMLuWWWurfFGM6zCPpGgMYTdAO7A3gaT3y0_wlWHQHXqUxl0QoSQa4DcfAWTUsMK32T_BGnQ41TcyU4T1aFUq7QbzVgvARvwYQ-GBQy-e18VEw9M/s400/VickyAdela1.jpg" width="272" /></a></b></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Virginia
Ayllón <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La
colección Letras Fundacionales de Plural editores, dirigida por Leonardo García
Pabón, ha dedicado parte de sus esfuerzos a la recuperación y estudio de la
obra de Adela Zamudio. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Este
recorrido se inició en 1999 con la publicación de su novela<i> Íntimas</i> y continuó en 2011 con sus <i>Cuentos completos</i>. Ahora publica su <i>Poesía</i>, completando con ello lo principal de la obra de la “Alondra
del Tunari”. De este modo, en la obra de esta autora solo restan los ensayos, algunas
obras de teatro y otras didácticas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">El
volumen de <i>Poesía</i> de Adela Zamudio
fue trabajado conjuntamente con la poeta y crítica literaria Mónica Velásquez,
lo que redundó en la calidad del trabajo, cuyo criterio fundamental fue
centrarnos en los tres libros de poesía publicados en vida de la autora,
considerando que ella seleccionó sus poemas a ser publicados:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: 0cm;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: Symbol; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Symbol; mso-fareast-font-family: Symbol;">·<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span></span><!--[endif]--><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">El Misionero
(poema religioso)</span></i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">.
Cochabamba: Imprenta de El Heraldo, 1879.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: 0cm;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: Symbol; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Symbol; mso-fareast-font-family: Symbol;">·<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span></span><!--[endif]--><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Ensayos
poéticos: de Adela Zamudio</span></i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> (boliviana). Buenos Aires: Jabobo Peuser, 1887.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: 0cm;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: Symbol; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Symbol; mso-fareast-font-family: Symbol;">·<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span></span><!--[endif]--><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Ráfagas (poesías)</span></i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">. Paris:
Ollendorf, 1914.<br />
<!--[if !supportLineBreakNewLine]--><br />
<!--[endif]--><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">En
total, 39 poemas aparecieron en estos tres libros, los que conforman el núcleo
de la poesía de Zamudio. En las siguientes y póstumas antologías se incluyeron
diez poemas más atribuidos a la autora:<br />
<!--[if !supportLineBreakNewLine]--><br />
<!--[endif]--><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; mso-add-space: auto; mso-layout-grid-align: none; mso-list: l1 level1 lfo2; text-autospace: none; text-indent: 0cm;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: Symbol; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Symbol; mso-fareast-font-family: Symbol;">·<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span></span><!--[endif]--><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Peregrinando: (poesías)</span></i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">. Editorial La
Paz, 1942.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; mso-add-space: auto; mso-layout-grid-align: none; mso-list: l1 level1 lfo2; text-autospace: none; text-indent: 0cm;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: Symbol; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Symbol; mso-fareast-font-family: Symbol;">·<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span></span><!--[endif]--><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Poetisa, educadora, polemista. </span></i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Cochabamba:
Honorable Alcaldía Municipal; Editorial Canelas, 1977. Este libro, además, fue
la base para la edición venezolana de la poesía de Zamudio en 2006. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Hemos prestado especial atención a
estos diez poemas atribuidos a la autora debido a dudas sobre al menos alguno
de ellos. En ese sentido, la búsqueda de originales nos llevó al Archivo y
Biblioteca Nacionales de Bolivia y al archivo de José Torrico Laserna,
descendiente de Adela Zamudio. Ambos archivos guardan originales manuscritos de
poemas o partes de poemas publicados y, además, de seis poemas inéditos. De
cualquier modo, el volumen mantiene un apartado de “poemas atribuidos” que
consigna aquellos de los que no hemos encontrado los originales. El volumen también
incluye algunos poemas encontrados en revistas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">En este mismo orden, un aporte
central del volumen es la publicación íntegra del poema religioso <i>El Misionero</i>, publicado en 1879, pero
firmado por Soledad con fecha de enero de 1878. El poema consta de cinco
cantos, de los cuales los cantos primero, segundo y quinto fueron publicados en
<i>Ensayos poéticos </i>(1887) y luego en
1977 en <i>Poetisa, educadora, polemista</i>.
Ello quiere decir que los cantos tercero y cuarto ya no se difundieron y este
poema llegó fragmentado a los lectores hasta hoy ya que, además, no hay noticia
de la reedición del poemario. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">El estudio introductorio de la obra
poética de Zamudio se divide en dos partes; la primera aborda la contradictoria
recepción de esta obra que vacila entre el persistente homenaje a la autora a
la vez que la escasa lectura de su obra. Asimismo, analiza los acercamientos de
la crítica literaria a su escritura. La segunda incide en algunos sentidos de
su poesía: naturaleza y paisaje, anhelo de muerte, poesía religiosa, poemas
narrativos, feminismo, etc. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">El análisis detallado de este
conjunto poético indica que algunos sentidos comunes se asientan en la lectura
de fragmentos de la obra lo que parece corresponder a la fruición de buscar una
veta social en la poesía zamudiana. Así, por ejemplo, el anticlericalismo de Zamudio,
expresado en su poema <i>Quo Vadis</i>,
oculta el profundo enfrentamiento de la autora, más que con la institución
religiosa, con el cristianismo mismo, expresado en varios poemas religiosos,
sin duda poco leídos. Lo mismo, los poemas específicamente feministas son solo cuatro,
y aunque han producido mucha letra, buena y mala, a favor y en contra, es bueno
indicar que la poesía de Zamudio que bien se puede calificar de feminista
porque alude a ese pensamiento, es más compleja que la sola denuncia de
vulneración de los derechos de la mujer y se extiende, por ejemplo, a la
imputación a la ideología del amor romántico.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Finalmente,
Adela Zamudio es sin duda uno de nuestros iconos culturales más importantes y
es una poeta referente en la historia de la poesía boliviana. Su legado en
cuanto actitud es importante: el poeta como lucidez de su tiempo, como crítica
de su sociedad y como lector de sus circunstancias. Su poesía inaugura lo que
será luego la poesía social; su manera de configurar el mundo femenino, en
relación con el masculino, abrió puertas para que escritoras como Yolanda Bedregal,
María Virginia Estenssoro o Hilda Mundy transgredieran luego ciertos
arquetipos, hasta heredarnos otro sitio para lo femenino en nuestro imaginario.
Si por sus temas esta poética deja oír una época y una sensibilidad; por su
manejo de lo lírico y lo narrativo permite explorar variadas formas poéticas.
Alejarla de los homenajes para leerla y situarla en nuestro mapa literario es
el deseo de esta re-edición de su obra poética, quede en los ojos lectores
recibir la posta.<o:p></o:p></span></div>
Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-71819707137870294722017-08-22T17:49:00.001-07:002017-08-22T17:50:18.691-07:00Antología de cuentos de Oruro<h2>
<b><span style="font-size: x-large;">Descubriendo y
redescubriendo</span></b></h2>
<h3>
Prólogo de Memoria y mañana, la antología de cuentos de Oruro publicada y presentada por la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia en la pasada FIL La Paz.</h3>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPtPCBD49tZvibPD92Ac22dr4CKBuUogqlPgsbeHH2jpxFhqgxmO6KxVbRGbNMF2ZF2LGwNUyFQivO-ASL8k7Um-fzhwpuCV6pBVEz6V6RTZf1j4UowmCRyWa7US8xvBxLEVV8aitp5VU/s1600/tapa+cuentos.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="624" data-original-width="397" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPtPCBD49tZvibPD92Ac22dr4CKBuUogqlPgsbeHH2jpxFhqgxmO6KxVbRGbNMF2ZF2LGwNUyFQivO-ASL8k7Um-fzhwpuCV6pBVEz6V6RTZf1j4UowmCRyWa7US8xvBxLEVV8aitp5VU/s400/tapa+cuentos.jpg" width="253" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
Martín Zelaya Sánchez<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Este libro es, a la vez, un redescubrimiento y un
descubrimiento. De la inmensa altiplanicie de cultivos y socavones, al Oruro urbano,
distópico de un futuro probable. De lo rural-costumbrista, a lo
urbano-individualista y disperso. De la pampa al cemento. De la memoria al
mañana.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
No sé si se puede decir que la cuentística orureña es
incipiente. No es prolija ni alcanzó cimas como la poética, claro está, pero
tampoco brilló por su ausencia en diferentes etapas históricas y literarias.
Prueba de ello es que en esta compilación están representados casi a cabalidad los
diferentes niveles y categorías inherentes a la literatura boliviana, léase
tendencias y preferencias estilísticas y temáticas; está, además, el hecho de
que la cronología de las fechas de nacimiento de los autores –que da orden y
estructura a este libro- abarca prácticamente todas las décadas del siglo
pasado y la última del siglo XIX<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Veamos en detalle estos y otros tópicos, a modo de
justificar la selección de estas 17 piezas de 17 narradores, cuentistas que
nacieron en Oruro o, en algunos casos, vivieron y produjeron gran parte o la
totalidad de su obra en esta ciudad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b>De los autores<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
¿Quiénes escribieron y escriben prosa en Oruro? En este
punto toca decir que la invitación de la Fundación Cultural del Banco Central
de Bolivia para preparar esta compilación dio pie -investigación mediante: leer
y releer decenas de libros, antologías, compilaciones; indagar en anaqueles y
estantes de bibliotecas públicas y privadas, y, en algún caso, en trabajos
mediados por procesadores digitales de texto, a falta de las fuentes originales
de algunos relatos publicados en ya desaparecidas revistas artesanales, impresas
y online- a varios descubrimientos y redescubrimientos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Redescubrimos a consolidados narradores cuya obra, con el
paso de los años, se fue perdiendo de vista: Antonio José de Sainz y Rafael
Ulises Peláez, por citar dos ejemplos; y “descubrimos” a dos noveles autores
cuya aún breve obra augura buenos tiempos: Lourdes Reynaga y Sergio Gareca
(este último, reconocido ya como poeta).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
En el medio, se encuentran escritores de trayectoria como
Carlos Condarco Santillán y Cé Mendizábal, y otros multipremiados y de
generación intermedia, tal el caso de Benjamín Chávez y Vadik Barrón.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b>Del estilo (y su
“lugar” en la literatura nacional)<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
En <i>El toro</i> de
Carlos Condarco Santillán y <i>El cuadro</i>,
de Cé Mendizábal, se reconoce a dos maestros del estilo: tradicional, con una
pluma que recoge lo mejor del romanticismo y el modernismo, uno; prolijo,
fluido, destacado cultor de la prosa contemporánea, diríamos, el otro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
A partir de ello, cabe señalar que los cuatro o cinco
primeros antologados cultivan lo que se vino a llamar lenguaje clásico
“cultivado” o “académico” de la primera mitad del siglo pasado; mientras que
por la mitad (Calizaya, Mendizábal) ya se empieza a notar la evolución
estilística tendiente a una liberación de dogmas formales, lo que da como
resultado naturalidad y verosimilitud de diálogos y descripciones.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Ya hacia el final, los autores nacidos en los 70 y 80
destacan por el humor y la simpleza –que no desprolijidad- de su prosa cada vez
más mundana. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b>De los temas y
escenarios<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
Ya hablamos del cómo, hablemos del qué. Un indígena de
apariencia frágil y andrajosa, pero socarrón a toda prueba, que porfía hasta el
final por ahorrarse unos centavos (<i>Regateo</i>);
un despechado y resignado enamorado que escribe una conmovedora carta para
exorcizar su amor no correspondido (<i>Para
Blanca Coaquira. Donde quiera esté su reino</i>), y una niña artista destinada
a vagabundear con su padre en un Oruro del futuro y casi apocalíptico (<i>La casa Pettenkofer</i>).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Bien pueden estos tres ejemplos marcar tres vertientes o
sendas. Siguiendo lo cronológico, una vez más, valga reparar en que el
costumbrismo: motivos rurales, mineros y de la Guerra del Chaco u otras lides,
marca la primera parte. Poco a poco, gana la dispersión, los temas íntimos o de
estricto dominio del narrador y/o protagonista, que generalmente se desenvuelve
en la urbe; todo esto, tal cual como discurrió la historia literaria boliviana
general. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b>De la procedencia<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
En cuanto al origen de los autores, la gran mayoría, claro
está, son orureños de nacimiento, aunque más de uno emigró muy joven y
desarrolló su obra en otras regiones (Mendizábal, Vargas); hay un par de casos
de autores que, habiendo nacido en otras regiones, pasaron gran parte de sus
días en Oruro (Sainz, Urquieta) y dos (Chávez, Vadik Barrón), que
coincidentemente reconocen no ser de Oruro “por error”, pues llegaron a ésta a
pocos meses de nacidos, se formaron y vivieron en esa ciudad y se identifican
públicamente como orureños. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
En cuanto a la procedencia de estos relatos (ver anexo al
final) hay, lógicamente, cuentos publicados en libros de los autores, otros
tomados de antologías premiadas, un par de compilaciones o anuarios y uno solo
inédito aún, pero pronto a publicarse, y que fue incluido en razón a méritos estéticos,
claro, pero además porque cierra -temática y estilísticamente- el círculo
abierto por Sainz y su parábola <i>El
diamante</i>. Nos referimos a <i>La casa
Pettenkoffer</i> de Sergio Gareca. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Si en <i>El diamante</i>
prima la impronta antigua de escribir con lenguaje exquisito y subordinar la
trama a un mensaje o aporte moral (algo clásico hasta inicios de 1900), en la
pieza de Gareca se abre un espacio aún pendiente de exploración: la literatura
fantástica, premonitoria y en la que, sin menospreciar lo estético, se enfatiza
en la propuesta como conjunto: historia, provocación, posicionamiento.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
La arbitrariedad es inherente a cualquier antología, lo
saben todos. Esperemos, dicho esto, que de esta propuesta pueda, sino
descubrirse algo, al menos redescubrirse, rescatarse. <o:p></o:p></div>
Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-3358964605857374252017-08-16T20:13:00.001-07:002017-08-16T20:15:41.821-07:00Obra poética de Ávila Echazú<h2 style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 107%;"><span style="font-size: x-large;">Prólogo y apuntes de edición </span></span></b></h2>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhn8YI4yhGksLHhW5qYFaNrzWdpt0GGUgqDrzR4IUaOdiJ3qrG1RCKdou9jcNd_GycR0u3vh5lriJ1bJ_JMfDP-Q-WX-r5v79k7J4revnl_640okRxmr2LAv9dU7zjpigYmWoSoUKOe2JI/s1600/Avila-Monte.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1276" data-original-width="827" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhn8YI4yhGksLHhW5qYFaNrzWdpt0GGUgqDrzR4IUaOdiJ3qrG1RCKdou9jcNd_GycR0u3vh5lriJ1bJ_JMfDP-Q-WX-r5v79k7J4revnl_640okRxmr2LAv9dU7zjpigYmWoSoUKOe2JI/s400/Avila-Monte.jpg" width="258" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></b></div>
<h3 style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 14pt; line-height: 107%;">Este es es el texto introductorio al libro Poesía (3600), que reúne la obra poética completa de Edgar Ávila Echazú. Una versión más corta aparece en nuestra edición impresa de 88 grados.</span></h3>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif;">Marco Montellano<i><o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">A lo largo de 50 años, Edgar Ávila Echazú (Tarija,
1930), publicó 12 libros de poesía en tres etapas, susceptibles de dividirse
tanto por la periodicidad de su publicación cuanto por la cercanía formal que
en cada una de ellas experimenta y ensaya la voz poética de este prolífico
autor, que ejercitó también la narrativa, el ensayo literario y publicó una
magna obra sobre la historia de Tarija. El libro que tiene en sus manos reúne
la poesía completa de Ávila más unos pocos poemas inéditos que completan su
último volumen publicado, además –en anexo– de una cronología bio bibliográfica
sobre el autor. Nos complace y honra ser parte de la celebración de las bodas
de oro de una obra poética vasta, sólida y bruñida, dispuesta a completarse en
las manos de los lectores de nuestro tiempo y –como suele suceder con la
literatura de sofisticada urdimbre–, de los tiempos venideros. El listado
bibliográfico de la obra poética de Ávila es el que sigue:<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"><br /></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"> 1.<span style="font-family: "times new roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; line-height: normal;">
</span></span><!--[endif]--><i><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">Habitante
fugitivo</span></i><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> (1965), Editorial Universitaria, Tarija. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"> 2.<span style="font-family: "times new roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; line-height: normal;">
</span></span><!--[endif]--><i><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">Memoria
de la tierra</span></i><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> (1967), Editorial Burillo, La Paz. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"> 3.<span style="font-family: "times new roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; line-height: normal;">
</span></span><!--[endif]--><i><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">En
cautivos sueños encarcelada </span></i><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">(1968), Editorial Universitaria, Tarija.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"> 4.<span style="font-family: "times new roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; line-height: normal;">
</span></span><!--[endif]--><i><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">Elegía</span></i><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> (1979),
Editorial Universitaria, Tarija. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"> 5.<span style="font-family: "times new roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; line-height: normal;">
</span></span><!--[endif]--><i><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">Elegía
para Jaime Saenz</span></i><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> (1990), Editorial El Horcón, Santa Cruz. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"> 6.<span style="font-family: "times new roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; line-height: normal;"> </span></span><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">y 7.- en el mismo volumen: <i>Prohibido barrer los parques en otoño</i> y <i>La Nao</i> (1998), Talleres Gráficos M.C., Cochabamba. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> 8. y 9.-
en el mismo volumen: <i>Canciones para
Maritza </i>y <i>La Noche</i> (2015),
Impresora Polygraf, Cochabamba. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> 10, 11 y
12.- en el mismo volumen: <i>Canciones de
Don Quijote a Dulcinea</i>; <i>Poemas
nocturnos</i> y <i>Poemas para mis bisnietos</i>
(2016), Impresora Polygraf, Cochabamba.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"><br /></span>
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">Además, en el año 1991 la imprenta de la Universidad
Autónoma Juan Misael Saracho publicó una Antología poética, con los cuatro
primeros títulos del autor. Pese a su más bien precaria edición, el libro
interesa por un valioso añadido: firma el prólogo un célebre y cercano amigo
del autor, a quien Ávila dedica su quinto libro: Jaime Saenz. El texto, que
además de comentar la obra de Ávila evoca las décadas de su intensa amistad,
está firmado en La Paz en enero de 1979. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">Es oportuno añadir que la Antología poética nos sirvió
como fuente de transcripción del primer y tercer libros de Ávila, de los que no
pudimos conseguir ejemplares originales. En el proceso tuvimos la suerte de
reunirnos en reiteradas ocasiones con el autor, quien dio su visto bueno final
al libro que de esta manera presentamos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">***<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> Para
honrar las imágenes las desnudo <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> y
trato de rasgar sus envolturas y retorno <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> entonces
a mis primigenias riberas <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> y
en la larga jornada los caminos se aclaran; <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> y
he aquí que reconozco los reflujos obsesivos <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> resonando
en los linderos de las tardes <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> ensombrecidas
por las urgencias despiadadas <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> que
el hecho de ser hombre <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> engendró
en el turbio lujo de las horas suspendidas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> (II,
en <i>Memoria de la tierra,</i> 1967)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">El poema es lenguaje erguido, dice Octavio Paz en su
famoso ensayo El arco y la lira. Inasible y contradictoria por naturaleza, hay
un gesto, una facultad esencial que soporta a la poesía: el trascender. Esta
idea, repetida por el nobel mexicano, está presente en las reflexiones de
autores tan distantes entre sí como Poe, Bachelard o Eagleton. La poesía
trasciende moviéndose hacia la originalidad de la palabra, buceando en la
ambigüedad primigenia que enflaquecen prosa y habla cotidiana. El trascender de
la poesía como una afectación que altera, subvierte, conmociona, descompone y
plantea novedosas maneras de organizar el sistema común y acordado del
lenguaje. La poesía también como sublimación: estadio superior de la unidad
esencial de las artes. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">Lo primero a destacar en la poesía de Ávila es la
atmósfera inconfundible en la que se inscribe su obra. Esta unidad es a la vez determinante y
distintiva en ella. “El aura en los poemas de Ávila Echazú es uno sólo; siempre
el mismo”, comienza Saenz en el prólogo que le dedica a la obra antológica
parcial del autor. La voz poética ondula en un tránsito entre búsqueda y
descubrimiento. La mayoría de los hallazgos se obtienen del mismo baúl de las
pistas: la memoria. “Ávila Echazú, a lo largo de los caminos recorridos,
descubre a nuestros ojos aquellos hitos por los cuales se define el auténtico
poeta alumbrando su búsqueda con un destello vital y dejando a su paso una
huella en que se cifran los hallazgos, a lo largo de los años, a lo largo de la
vida que se consume, haciendo resplandecer en la altura el mensaje
trascendental”, continúa Saenz.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> Cercado
por la melancolía excitante <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> del
joven otoño cazando pájaros en trance, <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> con
la voz adquirida en los juegos míticos<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> perdidos
ya, <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> así
recuerdo al amor <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> cuando
descubrí que en el hombre se dan <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> los
adioses y los reconocimientos;<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> y,
asimismo, que puede escuchar los sonidos <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> del
diario conversar con la piel<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> y
también las consecuencias de la traición <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> y
la ansiedad y la medida de los días<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> (Agoniza
la tarde, en <i>Habitante fugitivo,</i>
1965)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">Sus imágenes materializan en momentos plásticos. La
mirada contemplativa y cuestionadora de la soledad conoce la lucidez como signo
de nuevas e inacabables lecturas de los recuerdos y sus significaciones. La voz
poética de Ávila indaga en el interior y es dueña de una destreza: asir los
momentos trascendentales del tiempo. Capturar del instante exacto del cambio es
un logro original y personalísimo del autor, casi un sello. En sus cimas, la
poesía de Ávila acciona el mecanismo de la contemplación movilizadora: pinta un
escenario, su pluma funciona como un retroproyector que nos muestra la
fotografía mental que el ritmo propio de su palabra anima en cortos y sutiles
cameos, movimientos calculados: fotos que se convierten en GIF. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">En el extremo opuesto de la musicalidad cantarina y
localista de los poetas tarijeños anteriores, cuyo máximo exponente es Octavio
Campero, en los versos de Ávila no sucede la rima. No está en primer plano la
musicalidad sino el ritmo en el que se demoran o precipitan los versos. En el
largo camino de sus 12 libros utiliza, no siempre con idéntica precisión,
varios modelos de escritura métrica. Logra en todos ellos, no obstante, el
cometido fundamental de la versificación: alterar el <i>continuum</i> de la sintaxis ordinaria mediante la disposición
codificada de unidades sonoras: Allí está otra vez el signo de su poética: la
atmósfera sacralizada, el paso trascendental del tiempo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">Las palabras llegan con menos profusión en los poemas
de su vejez: concisas, certeras, afinadas. El recuerdo sigue siendo el
mecanismo poético mediante el cual Ávila no narra sino escenifica ambientes,
sensaciones, reflexiones en torno a los demás… todo bajo el personalísimo
encuadre de su voz poética que escoge, precisas y taciturnas, a las palabras
que nominan y describen al tiempo en el cual se inscriben en búsqueda de una
intensa emoción, vigorosa en la distancia:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 76.55pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> Vuelvo hacia las aguas
taciturnas, <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 76.55pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> a las indefinidas orillas
donde la cúpula <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 76.55pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> de un gran árbol esconde
el color de los días <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 76.55pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> y el clamor de los
insectos del verano: <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 76.55pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> ¿quién podría desoír sus
llamados?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 76.55pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 76.55pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> (II,
en <i>Memoria de la tierra,</i> 1967)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">En los poemas que impelidos de afición organizativa
llamaremos la segunda etapa de la obra poética de Ávila (libros publicados
entre los 70 y 90), irrumpe mientras se oculta, circunda las imágenes, un
enigma cuya inteligibilidad reposa en los guiños y pistas que se descascaran de
la pared verbal que las soporta cual la paja de un muro reventado desde sus
adobes. Se cifra aún más en su aparente simpleza, condensa la poética de Ávila
con el paso de los años. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">La atmósfera persiste, hay en el poeta un empeño: Observar
fotos, darles <i>play</i> a través de las
palabras que resignifican, convierten en obra a los recuerdos. El encuadre de
su mirada se mueve ahora, cámara en mano, hacia los detalles. El énfasis de las
impresiones primeras plasma en una acuarela. El pintor y el poeta se encuentran
en el verso. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">El ejercicio de la memoria como afirmación de la
victoria de amar la vida, como abrigo y posición ante el presente del nombrar.
En este cometido, la infancia en Ávila es fuente inagotable de materia poética,
al igual que la ausencia, otro de sus <i>leitmotiv.</i>
La palabra tejida como una telaraña dispuesta ante la ausencia. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">En los poemarios de su tercera etapa, publicados todos
luego de que el autor superó los 80 años, aparecen nuevos signos del quehacer
poético. La escritura se ha concentrado más sobre sí misma, la voz poética se
refugia en la familia y en la literatura. Donde antes estaban los padres y los
hijos están hoy los bisnietos y la esposa “como se oye el nombre / de la vida /
en el agua”. Donde antes estuvieron la patria y la tierra están ahora Cervantes
y Góngora. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">Vuelven completos los signos de puntuación, que en la
segunda etapa habían desaparecido, y cambia la forma: los versos se inscriben
en el centro de la hoja. Es como si los briosos versos que movían las fotos
hubieran otoñado benéficamente convertidos en el sepia bruñido de la imaginería
del poeta. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">No seas
Memoria<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">mi torre
de Babel<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">con sus
imposibles lenguas<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">que no
comprendo<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">aunque
recupere sus imágenes.<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">Vuelve a
ser Memoria<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">el canto
de una acequia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"> (8,
en <i>La noche,</i> 2015)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;">“Para algunos el poema es la experiencia del abandono;
para otros, del rigor”, reflexiona Octavio Paz en el ensayo que nombrábamos al
principio. Es evidente que, en la tradición poética del país, Edgar Ávila se
inscribe, y en primera fila, entre los que pertenecen al segundo grupo.<o:p></o:p></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0bp9bb1t4GQWkINYGYE_aooiuDfy6zgQRR055mTIEPrp5YDfb8_y0CUqzbS8Fe_lufj7Npzb564Q3Cd4Nu6HiSlahu1hggUDfbm0hXAK4adiTITVRfn_oMXAjj__7E1LLiLAdIzfbpMo/s1600/20160407_185555.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1600" height="360" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0bp9bb1t4GQWkINYGYE_aooiuDfy6zgQRR055mTIEPrp5YDfb8_y0CUqzbS8Fe_lufj7Npzb564Q3Cd4Nu6HiSlahu1hggUDfbm0hXAK4adiTITVRfn_oMXAjj__7E1LLiLAdIzfbpMo/s640/20160407_185555.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Edgar Ávila Echazú y Marco Montellano (La Paz, 2016)</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; mso-ansi-language: ES-BO;"><br /></span></div>
Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-14027073038185657842017-08-11T11:35:00.001-07:002017-08-11T11:35:41.079-07:00Nuevo libro de Paz Soldán<h2>
<b><span style="font-size: x-large;">Los futuros de
Edmundo Paz Soldán</span></b></h2>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAgdjd88dbpJFsbzB8c629cMCogjVcBALaHcoE9mniGU7AHGJ-fSD6-oFQvo0u1IUDSqdO49elobgTTgNw1Ck9e6vjoYjNNIu_GD8LTbi5vMZFy5q71-KC3m5jz_rx0Bb3wKiwC0bLSLQ/s1600/Los+di%25CC%2581as+de+la+peste.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="320" data-original-width="212" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAgdjd88dbpJFsbzB8c629cMCogjVcBALaHcoE9mniGU7AHGJ-fSD6-oFQvo0u1IUDSqdO49elobgTTgNw1Ck9e6vjoYjNNIu_GD8LTbi5vMZFy5q71-KC3m5jz_rx0Bb3wKiwC0bLSLQ/s400/Los+di%25CC%2581as+de+la+peste.jpg" width="265" /></a></div>
<br />
<h3>
“Una oportunidad de adentrarse en toda la
complejidad de la violencia y la miseria”… así entiende la escritora y académica
chilena María José Navia a la nueva novela del cochabambino que acaba de salir
con Nuevo Milenio en coedición con la española Malpaso. Así la recomienda.</h3>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
María José Navia<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Una cárcel y, en ella, una infección. Una mezcla, sin dudas,
poderosa. Una historia para sacarle chispas al talento de Edmundo Paz Soldán, a
su capacidad de descripción, de meterse en la cabeza de los personajes y en sus
formas de habitar la vida y el lenguaje. Una oportunidad de adentrarse en toda
la complejidad de la violencia y la miseria, tal como lo hiciera,
magistralmente, en una de sus anteriores novelas: <i>Norte</i>. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Y, sin embargo, es tanto más que eso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Leer <i>Los días de la
peste</i> es una experiencia extraña. Incómoda. Se trata de una historia
ambiciosa, de numerosos personajes, un coro inmenso y furioso de voces tratando
de entender la vida. Más que el espacio de la cárcel, atestado y complejo,
llamado La Casona, por todos, lo que más impacta en esta historia es la
verdadera galaxia de afectos que construye. La forma de retratar la
desesperación y la belleza.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Porque a una mujer se le muere su hija y el dolor es un
aullido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Porque los presos hacen apuestas para pasar el tiempo y sus
apuestas son sobre el futuro. Los cambios por venir, los próximos en morir. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Porque hay una celda en la que estuvo atrapado un líder
indígena y ya las manchas de sangre no salen más. Y, al dormir en ella, solo se
escuchan susurros. Silbidos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Porque una adolescente vive en la cárcel por opción, porque
el mundo allá afuera puede ser aún peor, y filma los rincones mientras tararea
una canción. O una doctora decide dormir en su oficina, mientras se acumulan
los enfermos por culpa de una plaga misteriosa, porque en su casa no hay
personas, ni animales ni plantas que la esperen.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Hay una soledad profunda que no se va. Y cultos religiosos
que intentan darle un sentido a todo lo que pasa. Los ritos que rodean a la
Innombrable, o Ma Estrella, a quien deben rendírsele sacrificios con calaveras
humanas (lo que inicia un tráfico de cabezas cortadas de la prisión), o los
principios que rigen a quienes siguen la Exégesis e intentan entender el mundo
en una comunión con los animales, así como bacterias y virus. Dicen ellos: “Las manos, la piel, la voz,
eran parte del grupo, al igual que los bichos invisibles que anidaban en el
cuerpo. Todos criaturas dentro de la criatura, un mundo de otro mundo dentro de
otro mundo, así hasta el infinito. Bacterias no menos que supernovas. El
desafío era la armonía, el equilibrio. Eso decía la exégesis y en eso estábamos”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Y también: “vivir es desequilibrar el mundo”. Y de este
mundo desequilibrado y desbordado se hace cargo esta novela. Saltamos de
personaje en personaje, de mundo en mundo, entendiendo más o menos, y viendo
ese virus que se esparce, inmisericorde. Leemos cada pequeño capítulo, al
principio tranquilos y luego ya no tanto. Porque a ese personaje del que nos
encariñamos de pronto le empiezan las náuseas y luego ya todo es convulsión y
sangre. Porque, a medida que va avanzando la novela (y, con ella, la plaga) dan
ganas de ir a buscar un termómetro para asegurarse de que todo sigue en orden,
de que no nos haya llegado de golpe la fiebre.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<i>Los días de la peste</i>
recuerda la novela de Albert Camus pero en un estado más desaforado. Si en
Camus el doctor era la voz que le daba sentido (o, al menos, un orden) a ese
desequilibrio de la vida, en Paz Soldán tenemos todos los ángulos de un horror
sucio. Y, entre ellos, claro, la voz de la doctora es importante. Un narrador
en tercera persona la sigue de cerca, la observa. Leemos: “La doctora no veía a
Rigo por ninguna parte. Y comprendía que la necedad del virus no era nada ante
el barullo desorbitado de los humanos. El virus era lo que era, no tenía
opciones. Los humanos, en cambio, se esmeraban en el desmadre cuando asomaba el
peligro, en la búsqueda de salidas que no tuvieran en cuenta a todos, en la
piedad hueca, tanta religión no servía de mucho”. O, en otro momento: “Como
dijo una vez su profesor en la universidad, y lo había memorizado, ¿qué son los
virus sino seres fantasmales, fantasmas puros que flotan en el mundo esperando
poseer una célula humana para corporizarse y hacerse vida? Ahí los ve y no los
ve. Todos los días. Monstruos perfectos”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Pero también están las voces de los condenados. Del Flaco,
que pierde a su familia y trata de pensar en el dolor como una objeto: “A veces
creía que el dolor era un objeto pesado en algún lugar del cuerpo, un cofre que
podía dejarse en algún lugar, por ejemplo cerca de los palos borrachos en el
primer patio o de los chicles en los pasillos entre el segundo y el tercer
patio, y se dirigía rumbo a los palos borrachos y se sentaba junto a la fuente,
esperando que esa piel anestesiada reaccionara, golpeando la fuente con el
estetoscopio como si con ello pudiera obrar el milagro de trasladar de ese modo
el cofre en que aguardaba su dolor a otro espacio que no era él”. O de otro,
solo nombrado con un número, que también se afirma de las cosas materiales para
contener la angustia de estar en una celda de aislamiento: “No quiere pensar en
lo que podría ocurrirle. Debe concentrarse en el botón, como le enseñó ese
maestro en las minas. Su vida es eso, enfocar todas las energías en una causa
pequeña hasta lograr que esa causa estalle. No quiere que el botón estalle.
Solo quiere que lo acompañe para vencer los próximos minutos”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
En el epígrafe de <i>Los
días de la peste</i> se lee lo siguiente: “Todo, hasta lo más pequeño, muestra
un orden, un sentido y un significado, todo en el mundo biológico es armonía,
todo melodía”. Se trata de una frase de Jacob Von Uexküll quien, en uno de sus
experimentos más famosos, descubrió que las garrapatas no beben la sangre de
sus víctimas por tratarse de sangre, sino que por la temperatura a la que este
líquido se encuentra. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Es difícil leer la armonía del mundo biológico, adivinar
notas y acordes detrás del desequilibrio y la muerte; es difícil entender la
realidad de la violencia, el sistema carcelario, la brutalidad del abuso y el
aparente consuelo de la idolatría, pero, mientras hacemos el esfuerzo de
sintonizar mejor la antena para distinguir esa canción, la ficción sigue
avanzando como un virus capaz de hacer de la vida su huésped. O, como diría uno
de los personajes de esta novela: “La vida: agarrarse de la cola de un cometa”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-27120618449475863142017-07-29T22:01:00.003-07:002017-07-29T22:01:47.707-07:00Novela de Mauricio Murillo<h2>
<b><span style="font-size: x-large;">Pasado y presente,
memoria y legado</span></b></h2>
<h3>
<i>Sombras de Hiroshima</i>
(3600) la nueva novela de Mauricio Murillo, una de las grandes novedades de la
Feria Internacional del Libro de La Paz, es una provocadora reflexión
existencialista, matizada en una trama fluida y simple -en el buen sentido de
la palabra- con un sólido lenguaje y una inteligente estrategia narrativa.</h3>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEje7712rmrHD22S60GWJoBMcOKVLetthxoJP0PgeSQPnhiVwOotJTpbRT6GCoiNJhyphenhyphenH99wM3D_U7maDQjwUdw7Jq-do7KOUK0zYNR_ufbNOW5CSHLW_qR3JYCuF4oJSQTAsdd3WD1hetRo/s1600/20170730_005630.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEje7712rmrHD22S60GWJoBMcOKVLetthxoJP0PgeSQPnhiVwOotJTpbRT6GCoiNJhyphenhyphenH99wM3D_U7maDQjwUdw7Jq-do7KOUK0zYNR_ufbNOW5CSHLW_qR3JYCuF4oJSQTAsdd3WD1hetRo/s400/20170730_005630.jpg" width="300" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
Martín Zelaya Sánchez<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Un escritor más bien mediocre -el narrador-protagonista-
está ante la oportunidad de su vida: un canal de televisión aceptó su guion
para una teleserie, y empieza a producirla. ¿Logrará este éxito laboral llenar
sus vacíos, enterrar sus obsesiones y traumas?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Obsesiones y traumas, anotamos y así es, la nueva novela de
Mauricio Murillo es una constante vista al pasado, o mejor aún, una muestra de
la terrible convivencia de presente y pasado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Presente 1. El protagonista, de quien nunca se sabe el
nombre y a quien se intuye bordeando la treintena, encara la vida sin
entusiasmo ni ambiciones, pero tampoco con desolación o culpas. Al margen de su
ocasional rol de guionista, huye de la soledad con la mayor cantidad de tragos
posible, y junto a Elena y David, una pareja de amigos anarquistas que coquetea
con el terrorismo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Pasado 1. Precisamente Elena y David empiezan a escarbar los
fantasmas de su amigo cuando se obsesionan por la extraña manía del abuelo de
éste, que coleccionaba fotos de las sombras de Hiroshima (cuando la bomba
atómica cayó sobre la ciudad japonesa, se produjo una temperatura tan alta que
siluetas de personas y objetos quedaron tatuadas en pisos y paredes), y de
fenómenos naturales: siameses, malformaciones, etc.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Pasado 2. Y ni siquiera en el prometedor nuevo empleo puede
escaparse. Uno de sus colegas -Mirko Maidana- resulta ser un conocido de su
pueblo que lo atormenta con la historia de Alicia Villanueva, amiga inseparable
del protagonista en la infancia, salvajemente asesinada años después.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Esta novela habla sobre el legado y la memoria, sobre las
marcas indelebles: las sombras son el reflejo de una presencia, pero las
sombras de Hiroshima son el reflejo eterno de una ausencia. A partir de este
concepto el autor arma una historia pesimista, pero absolutamente a tono con la
crisis existencial acaso más aguda –aunque desapercibida- de las generaciones
del milenio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
“Lo más difícil es despertarse. Saber que no hay nada por lo
que uno quiera salir de la cama. Ahí está todo ese peso inmaterial que a veces
es impuesto nomás”. (Pág. 27)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Presente 2. El argumento de la teleserie: un detective llega
a un pueblo en las riberas del Titicaca a investigar la muerte de un hombre. En
medio de una fiesta devocional, en el pequeño poblado se identifica a un hombre
que acaba de despertar amnésico (¿Memoria? ¿Olvido?), y al asesino que se niega
empecinadamente a hablar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Pasado y presente: como las de Hiroshima, medio siglo atrás,
el protagonista da con su propia imagen devastadora: una foto de la escena del
crimen de Alicia, en la que se podía notar la silueta de la joven grabada en un
charco de sangre). <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Legado y memoria, también… pero fiel a su intento –muy
remarcable, por cierto- por reflejar algunos de los rasgos de estos días ya no
tan de inicio de milenio, Murillo da cuenta del ineludible signo de la
contradicción en que vivimos; y lo hace, bellamente, desde un personaje
marginal: Norma, la esposa paralítica de su abuelo quien desolada por su
postración, decidió no volver a hablar nunca más.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
“Norma había elegido el silencio. No podía mover nada aparte
de sus ojos, pero todos sabíamos que podía hablar. No pude comprender. Podía
haber entendido que quisiera matarse (…) Lo que no pude comprender jamás es que
alguien quisiera dejar de hablar para siempre”. (Pág. 60)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Inmediatamente después de este párrafo, Murillo, en la voz
de su narrador-protagonista, escribe: “Habitamos el mundo, que no es un lugar
lindo, a partir de lo que podemos nombrar”. Es decir, renunciar al lenguaje es
despojarse de uno mismo, sacrificar, por consiguiente, cualquier legado;
negarse a sí mismo la posibilidad de la memoria. A no perder de vista que el
silencio no necesariamente es igual en todo o para todos. Norma lo busca y
asume, el asesino de la teleserie, se ve obligado a él.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Pasado y presente. Memoria y legado. Contradicción y
obsesiones. Una frase que el guionista recuerda en boca de su abuelo confirma
esta cadena de ideas-temas-inquietudes y, de paso, sirve como muestra de
algunos de los picos encomiables en el trabajo del lenguaje del autor:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
“Cuando se acabe todo, o sea, la vida de una persona, o sea,
la mía, que es la única vida, se van a parar los relojes a la misma hora.
[¿Cómo en Hiroshima?] La edad del mundo, de lo que existe, es la edad de uno
mismo y es en ese momento en que llega el fin. (Pág. 79)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El cuerpo es una grabadora de nuestra vida. La muerte, es el
apagarse del cuerpo. El dolor, los traumas y obsesiones -no pocas veces el
legado más tangible del pasado- son una cicatriz que se graba para siempre y
que solo se libera con la muerte.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
PD. No quiero olvidarme de la portada. No siempre se le da
la importancia que tienen a las tapas de los libros: la cara, la imagen
primera. Y <i>Sombras de Hiroshima</i> tiene
una portada extraordinaria. Punto alto para el diseño de Camila Jaimes… y para
la editorial 3600, por supuesto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-78849406892125527262017-06-26T16:03:00.002-07:002017-06-26T16:03:53.045-07:00Comentario<h2>
<span style="font-size: x-large;">Eduardo Mitre tras la poética <br />del retorno y la nostalgia</span></h2>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<h3>
Una lectura de <i>Las
puertas del regreso. Nostalgia y reconciliación en la poesía hispanoamericana</i>
(Plural, 2017) el nuevo libro de Eduardo Mitre, un lúcido ensayo seguido de una
antología de 26 poetas cuyas obras se vieron atravesadas por la ausencia y el
regreso.</h3>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgX9WERuN5W7yu8AF91dHSnvvdxTdOnz3VYk2oFW0T_0PRB7OY4tLgRuilxUnvPDzZBBLgqZhScO6G6T-P-S3aatxuQqJxabCPltkD7x7r2xwle2CKGXKmIdGDAJLmndpctQ3-cA7A7hbk/s1600/Mitre1.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="255" data-original-width="300" height="338" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgX9WERuN5W7yu8AF91dHSnvvdxTdOnz3VYk2oFW0T_0PRB7OY4tLgRuilxUnvPDzZBBLgqZhScO6G6T-P-S3aatxuQqJxabCPltkD7x7r2xwle2CKGXKmIdGDAJLmndpctQ3-cA7A7hbk/s400/Mitre1.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
Martín Zelaya Sánchez</div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En su libro <i>Viajes y
otros viajes</i>, Antonio Tabucchi escribe: “posar los pies en el mismo suelo
durante toda la vida puede provocar un peligroso equívoco, el de hacernos creer
que esa tierra nos pertenece”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
La ausencia -voluntaria, eventual; obligada, definitiva-, el
regreso y, por consiguiente, la permanencia (arraigo o fugacidad) son temas
trascendentales a la poesía de todos los tiempos -junto con muy pocos otros;
amor/desamor, vida/muerte, etc.- y Eduardo Mitre, versado como pocos en la
reflexión en torno a la poética -más allá de su innegable valía como vate- nos
presenta un precioso libro dedicado a esto: <i>Las
puertas del regreso. Nostalgia y reconciliación en la poesía hispanoamericana</i>
(Plural, 2017).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
“Este libro -explica el orureño en el prólogo- es un viaje
por la experiencia del retorno en las obras de poetas hispanoamericanos
contemporáneos. Va de Ramón López Velarde hasta autores como Pedro Shimose,
Raúl Zurita y Jorge Galán, pasando por Huidobro, Neruda, Paz y otros clásicos
de la poesía hispanoamericana de vanguardia”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Pero además del estudio riguroso de estas búsquedas e
intereses (ausencia-retorno) en poemas de 26 autores, Mitre, como bien nos
tiene acostumbrados en libros como <i>Pasos
y voces</i>, ofrece además una segunda parte con una antología en la que recoge
las creaciones que lo inspiraron. Por ejemplo, <i>No vive ya nadie</i>, del enorme César Vallejo:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<i>“-No vive ya nadie en
la casa -me dices-; todos se han ido. La sala, el dormitorio, el patio, yacen
despoblados. Nadie ya queda, pues todos han partido.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal">
<i>Y yo te digo: Cuando
alguien se va, alguien queda. El punto por donde pasó un hombre, ya no está
solo...”.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Vamos a trazar una breve lectura de las lecturas -valga la
redundancia- de Mitre sobre los cuatro poetas bolivianos incluidos en el libro:
Octavio Campero Echazú, Jaime Saenz, Pedro Shimose y Jesús Urzagasti, pero
antes se hace necesario identificar rastros de ausencia y retorno en la vida y
obra de este orureño de nacimiento, cochabambino de crianza y residente hace ya
varias décadas en el exterior. En su artículo “La suma poética de Eduardo
Mitre”, en el que Adolfo Cáceres Romero hace un sucinto recorrido por la
trayectoria de su amigo, escribe: <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“…Cochabamba era el vacío, la
ausencia sin esperanza; pronto emprendió su primer exilio voluntario, en parte
siguiendo el recorrido de [Edmundo] Camargo, sobre todo en Francia. Estuvo en
Niza, hasta 1968, año en el que estalló la rebelión estudiantil; entonces, el
Gobierno hostigó a los estudiantes hispanoamericanos. Mitre tuvo que abandonar
ese país. Feliz retorno para nosotros. Puso en escena, en el teatro Adela
Zamudio de Cochabamba, su poema escénico <i>Pastor
de una ausencia</i>, que nunca fue publicado”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 48.2pt;">
“<i>Morada</i> abre sus páginas con una cita de Octavio Paz: “es el centro
del mundo cada cuarto”, verso muy significativo, por cierto, por cuanto el
“cuarto” es la “morada” con la que Mitre anima recurrentemente varios de sus
poemas, pues de algún modo le hace dueño de un espacio recobrado, a fuerza de
vivir de sus añoradas experiencias, entre las cuales están: su hogar, sus
libros y autores favoritos (…)”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b>Los bolivianos<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
Después de repasar las “idas y venidas” en la vida y poesía
de López Velarde, Mistral, Vallejo, Huidobro y Borges, Mitres recala en Octavio
Campero Echazú. Se detiene en el poema <i>Porque
van diez años</i>, un relato del desarraigo del migrante que parte en busca de
un mejor destino (laboral, económico) y al volver a Tarija se hace patente su
triple pérdida: de identidad (no se reconoce más), de reconocimiento (no lo
aceptan más) y de amor (no lo esperan más).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<i>“Porque van diez años
/ que dejé mi tierra, / ya nadie me quiere / conocer siquiera”.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Luego viene Jaime Saenz con su <i>La piedra imán</i>, “una experiencia de regreso o de varios regresos” a
la eterna y única (para él) La Paz. Centrándose en especial en el capítulo XXV
de esta prosa poética, Mitre identifica la imagen e idea predominante de “reincorporación”,
palabra que aunque aparentemente daría cuenta de una contraposición al retorno
fallido de Campero Echazú, en el fondo no. El pasado permanece, pero no existe;
solo es memoria, solo es rememoración, un espectro, una irrealidad para el que
vuelve, para el que intenta volver a él. A fin de cuentas, reflexiona Mitre,
“el regreso al pasado es imposible, pero el pasado es decible, evocable,
representable. El deseo apela a la escritura como a una piedra imán que lo
atraiga al presente, y eso es lo que hace Jaime Saenz en su gran obra poética y
narrativa: escribir (revivir) la ciudad y los habitantes de su infancia y
juventud…”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<i>“Vuelvo de años. / Ya
todo lo había olvidado, ya nada recordaba. / Y he aquí que ahora las cosas
vuelven a ser las de antes, / y ya todo…”.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El tercer boliviano incluido en <i>Las puertas del regreso</i> es Pedro Shimose, a quien no duda en
calificar de “poeta del exilio”. Se vale Mitre de varios poemas del beniano
para destacar dos signos que marcan sendas etapas en su <i>ars poetica</i>: el dolor por la expulsión y la añoranza de su patria,
y experiencia agridulce del retorno (momentáneo). Al contrario de Campero
Echazú y Saenz, más pendientes de lo territorial-espacial, Shimose escribe
siempre con el trasfondo del amor y un evidente “sentimiento de ajenidad”
debido a la apropiación que en largos años hizo ya de su nuevo hogar, de su
nueva patria de acogida, a la que, desde luego, también extraña-deja-retorna.
“Nostalgia doble -escribe Mitre-: espacial por Madrid y temporal por la
juventud, ligadas ambas a una presencia: la esposa”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<i>“A 10.000 kms. de ti,
descubro / a un hombre / acostumbrado a otro país, / a otra ciudad, / a otras
amistades. / Mi país: / humo de nostalgia, / casi un sueño…”.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Finalmente está Jesús Urzagasti. “Poeta del viaje -escribe
el autor-, Urzagasti también lo es de la
permanencia, del viaje interior, de las raíces”. Como todo buen lector tanto de
los versos como de la prosa del chaqueño, a Mitre le es fácil identificar una
constante: el verbo “volver” como señal no ya solo del retorno, sino en esencia
del desprendimiento. De Campo Pajoso al monte chaqueño, del monte chaqueño a La
Paz, y de La Paz al mundo. Un periplo crucial, permanente, repetido… pero
siempre con pasaje de retorno.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El trasfondo, el eje tangencial -a no olvidar- es siempre la
muerte, viaje final y definitivo. El único sin retorno.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<i>“No caminaron en vano
los que un día partieron / aquí están de vuelta con todas sus palabras / y con
un silencio muy antiguo en la mirada. / Pensé que nos íbamos a extraviar en el
gran mundo / creí que todo se extraviaría en el gran ruido de los días / y que
la noche nos esperaría con otra fachada / de modo que sufrí sin anticiparme /
al milagro de las pérdidas…”.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal">
--<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0ItJ3pvM2pHoZs79PPYB8IBrO18046fykT1L4yGSW1qFWZ_LAMSZyRzgFFmFXe0lisIWPAOJmUerjRkZU40td7TKe9lfbK7njPoFnXr2QtCNRvBUnEZIvoSSviEtbBPbEfT9_pDHqSG0/s1600/mitre2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="260" data-original-width="560" height="185" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0ItJ3pvM2pHoZs79PPYB8IBrO18046fykT1L4yGSW1qFWZ_LAMSZyRzgFFmFXe0lisIWPAOJmUerjRkZU40td7TKe9lfbK7njPoFnXr2QtCNRvBUnEZIvoSSviEtbBPbEfT9_pDHqSG0/s400/mitre2.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b>Epílogo<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
(Fragmentos)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Eduardo Mitre<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
(…) La figura arquetípica de Ulises propicia varios poemas
de la selección, de manera más directa y recurrente en Borges y en Montejo, y
va implícita en Raúl Zurita al enfrentarse al mar de desaparecidos de su
patria. En los tres poetas, Ulises constituye un modelo afirmativo de la
condición humana. Contrapuesta a la exultación del héroe, Olga Orozco asume una
perspectiva crítica que proyecta sombras sobre el héroe, asimilándolo a la
codicia, a la conquista del poder. Ulises ejemplificaría la <i>hibris</i> o desmesura tan reprobada por la
filosofía y los trágicos griegos. (…)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
En la mayoría de las experiencias del regreso predomina la
decepción, el chasco derivado del choque entre la realidad añorada y la
reencontrada, de tal manera que en casi todas se cumple el aserto que inspiró
este libro: el mal del exilio es la nostalgia; el mal del retorno, la
decepción”. La llegada comporta casi siempre un trauma por el carácter
fantasmal que reviste el espacio del retorno y el consecuente desconcierto que
se apodera del sujeto ante una realidad cambiada al punto de serle irreconocible.
El regresado pisa un territorio minado de interrogaciones referentes tanto a su
identidad como a su entorno transformado o trastornado: ¿Dónde estoy?, ¿a qué
he venido?, ¿quién soy?, son preguntas recurrentes tanto en los poemas de
Huidobro y Neruda como de Paz y Eugenio Montejo.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
Territorialmente hablando, en varios poemas el retorno no
traspasa el umbral de la casa, sino que se detiene a la puerta o en los
alrededores, en el paisaje que la circunda. De ahí el suspenso o final abierto
en que concluyen varios de ellos. Lo que sí hay, propiciadas por el retorno,
son rememoraciones de la casa y de la infancia. En rigor, son reminiscencias:
escenas y escenarios súbitamente alumbrados por la memoria en los cuales el
sujeto vuelve a ser niño por un instante que se disipa ante la conciencia de la
“blanca tempestad del arena”, que es el tiempo irrevocable e irreversible. Sin
embargo, hay excepciones: la primera, la más clara, es la de Borges, en quien
el regreso es un júbilo pausado. Otra es <i>Regresó
el caminante</i>, de Neruda, cuyo vitalismo postula a una reconstrucción acorde
con el progreso, y a una recuperación de su Temuco natal; finalmente: <i>El estanque colmado</i>, de José Galán,
remata esa senda venturosa. La excepción más compleja y rica: la de Octavio Paz,
por las múltiples perspectivas que abraza su escritura del retorno. Igualmente
destacable la oscilación que distingue a los retornos en Benedetti y Pedro
Shimose, en quienes al debate interior, incluso al rechazo que suscita el
retorno, le sucede la reconciliación. (…)<o:p></o:p></div>
Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-21213105302358150322017-06-26T16:00:00.004-07:002017-06-26T16:00:57.699-07:00Cartas<h2 style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif;"><span style="font-size: x-large;">Carta de despedida</span></span></h2>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<h3 style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">En su columna final, el autor despide a LetraSiete y
recapitula la esencia de sus dos aportes periódicos: “Cafetín con gramófono” y
“La pelusa que cae del ombligo”.</span></h3>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiA6namJsmW92d-rrjAUj-hEmMUycK8hBWNucaq0S96wM7IlhCvt0Vn6x99QL-_CNeq-mEWPeNG5v7slwoQ7k6zuqmXUG9pPkIwPaant_2wHKHlyrpCPBVA_n_PcnitPmyTS2EBCyMLA3o/s1600/omar1.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1600" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiA6namJsmW92d-rrjAUj-hEmMUycK8hBWNucaq0S96wM7IlhCvt0Vn6x99QL-_CNeq-mEWPeNG5v7slwoQ7k6zuqmXUG9pPkIwPaant_2wHKHlyrpCPBVA_n_PcnitPmyTS2EBCyMLA3o/s400/omar1.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Omar Rocha Velasco </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-BO;">Querido Martín, <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-BO;">Gracias por el espacio y por la tarea que emprendiste,
participé del suplemento con dos columnas, “Cafetín con gramófono” y “La pelusa
que cae del ombligo”, en la primera me dediqué a reseñar y comentar revistas
literarias y culturales bolivianas, ya del siglo XIX, ya del siglo XX, ya del
siglo XXI. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-BO;">Como varios otros en Bolivia fui cautivado por esa
inagotable tarea de trabajar con papeles amarillos y antiguos, un afán que cada
vez tiene menos cabida en nuestro medio (y en otros, me imagino) donde la
actualidad entra con paso de parada y la noticia de lo que está aconteciendo en
el presente es lo que se prioriza. Siempre me acuerdo de algo que cuenta Carlos
Medinaceli: sus peleas con las “ancuqueras” por los gangochos de papeles que
vendían por arrobas, él quería ordenar esos papeles, reseñar revistas viejas,
hacer una historia de la prensa en Bolivia y las ancuqueras querían hacer
cucuruchos para vender sus golosinas, me imagino que la pelea era encarnizada,
pienso que es una maravillosa escena cultural que explica muchas cosas que
pasan en el país.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-BO;">Hacer una historia de las revistas literarias en
Bolivia es un anhelo extraño porque ya en sí mismo está presente el fracaso, la
falta, la incompletitud, la impotencia. Cualquiera que se puso a buscar alguna
revista antigua sabe que nuestro mal de archivo es no solamente el poder sobre
el documento, su posesión, su retención o su interpretación, nuestro mal de
archivo también tiene que ver con una precariedad exasperante. En todo caso
está el afán, la tradición de una pretensión que suma y sigue y sigue. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-BO;">Justo encontré una frase que la iba a poner en mi
próxima columna, pertenece nada más y nada menos que a Ismael Sotomayor, otro
de los grandes papelistas a quien debemos tener siempre debajo de la almohada: “Teniendo,
como tengo, notas y materias suficientes inéditas, publicárase pronto la
Historia del Periodismo y la Imprenta en La Paz, ensayo en el que trataré
ampliamente de la evolución tipográfica de esta ciudad del Illimani”. [Sic.] <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-BO;">Ja, ja, ja, ¡qué maravilla! No dejo de festejar con
aplausos y volteretas estas intenciones que, aunque no tuvieron concreción, entusiasman,
hacen que las bodas de Camacho se lleven a cabo dentro de tu corazón. Por los
textos que escribí pude sentirme parte de esa tradición, gracias por eso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-BO;">La otra columna fue más miscelánea, algunos apuntes,
algunas reflexiones, algunos escozores. El nombre lo explica muy bien, quise
ofrecer esas pelusas que algunas mañanas se han producido, sin saber cómo ni
por qué, en tu ombligo. Más allá de la metáfora, esas pelusitas que puedes
extraer haciendo una pinza con tu índice y tu pulgar, son una evidencia más de
tu próxima muerte. Siempre he tenido la impresión de que es tu cuerpo que se va
yendo cada día en forma de pelusita, así como cuando te despiertas y ves un
cabello tuyo muy pegado a la sábana. Por eso puse como encabezado el siguiente
texto:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Cada vez que dejo de estar solamente
acostumbrado a estar vivo, veo caer una pelusa del ombligo, “muero y estoy”
digo. Nada más hermoso que la sentencia de Anaximandro: “De allí mismo de donde
las cosas brotan, allí encuentran también su destrucción, conforme a necesidad;
pues ellas mismas se pagan mutuamente expiación y culpa por su injusticia, conforme
al orden del tiempo”. Comparto y pergeño algunas palabras, entrego esas pelusas
que caen de mi ombligo.</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-BO; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-BO;">Gracias por dejarme compartir esos textos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-BO;">Quizá un afán más “periodístico” y más integrado al
periódico sustituya a LetraSiete, no sabemos, aunque intuimos, en qué derivará
el cambio anunciado, ojalá sea algo bueno. Lo que sí se puede decir es que
LetraSiete fue agüita fresca en medio del desierto. Muchas gracias por
eso. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-BO;">Los textos que se publican en los
periódicos tienden a desaparecer rápidamente, ya lo decía Cortázar en su texto
“diario a diario”: [un señor se encuentra en el banco de una plaza un diario,
que en la mañana estuvo debajo de un brazo] luego se lo lleva a su casa y en el
camino lo usa para empaquetar medio kilo de acelgas, que es para lo que sirven
los diarios después de algunas excitantes metamorfosis.<span class="apple-converted-space"> <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span class="apple-converted-space"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-BO;">En
nuestro medio quizá eso de las acelgas no sea tan cierto, lo que sí podemos
imaginar es que los periódicos fácilmente se transforman en acolchonamiento para
llauchas sabatinas o domingueras. Por eso me parece un gran acierto que los
textos publicados en LetraSiete estén al alcance de cualquiera en la red, algo
así como esas botellas perdidas que tienen un papelito que hará sentido en el
futuro.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span class="apple-converted-space"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-BO;">Un
abrazo Martín.</span></span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-BO;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-46110748075316190152017-06-26T15:58:00.002-07:002017-06-26T15:58:48.478-07:00Patio interior<h2 style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif;"><span style="font-size: x-large;">Tres poemas chinos</span></span></h2>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg64kt1erbypXk56XsAg4cGtRK_Id2-69cdVTDWSDPRzPygtG1-_fyFJZEBskeGnJZ02jUzdXyVBwjIbDdwODgBs39DsUDu1zmJ_LgOVtGAOpYZWnOKd3BKWRPLqp_tRi80cs31ishh2No/s1600/MacLean.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="566" data-original-width="439" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg64kt1erbypXk56XsAg4cGtRK_Id2-69cdVTDWSDPRzPygtG1-_fyFJZEBskeGnJZ02jUzdXyVBwjIbDdwODgBs39DsUDu1zmJ_LgOVtGAOpYZWnOKd3BKWRPLqp_tRi80cs31ishh2No/s400/MacLean.jpg" width="310" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<h3 style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">La poesía china y la traducción, en general, fueron dos ejes capitales de
esta columna. A modo de despedirse, y además de unos párrafos con una despedida
explícita, el autor nos regala tres poemas por él traducidos.</span></h3>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Juan Cristóbal MacLean E.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Re traducidos de las versiones al inglés de Kenneth Rexroth, los dos
primeros son de la poeta china Sun Yün-Feng (1764-1814) y el último de Du Fu
(712-770).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<b><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Pasando por Chang-Te<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">El viaje del año pasado quise este lugar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Hoy me gusta volver aquí.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">El mercado de pescado se sumerge <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">en azules sombras.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Veo elevarse el humo del té<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">desde el techo de paja<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">de una posada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Las arenas del río y sus playas<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">se hunden en la blanca luna.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Los juncos de la orilla<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">aguardan verdes primaveras.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Pasa un poema dentro mío.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Hago parar un rato <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">el carruaje.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">-<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<b><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Yendo por los cerros<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Viajo llena de añoranza <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">por culpa del Viento del Oeste<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">y con la polvareda de mi carro que se eleva <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">hacia las nubes del poniente<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">cuando ya zumban las últimas cigarras<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">entre las hojas amarillas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Al ponerse el sol la sombra de un hombre<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">se agranda como un cerro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Uno a uno los pájaros se esfuman.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Voy vagando sin dirección<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Y nunca voy a casa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Me detengo ante un arroyo y envidio al pescador<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Sentado a sus anchas en su soledad <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">embebido en elegantes pensamientos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<b><i><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">-</span></i></b><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<b><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">El palacio de la flor de jade<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Se enrosca el arroyo. Susurra el viento<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">entre los pinos. Escurridizas ratas<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">sobre los mosaicos. ¿Qué príncipe, hace mucho<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">construyó este palacio, ahora en ruinas<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">junto a los peñascos? En sus negros cuartos<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">fantasmas de hogueras. Los destrozados empedrados<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">ya sólo rastros. Diez mil instrumentos<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">silban y rugen. La tormenta dispersa<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">las enrojecidas hojas del otoño.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Las muchachas que danzaron<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">son polvo amarillento. Desvanecidas<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">sus mejillas maquilladas. Idos sus carruajes<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">de oro y también los cortesanos. De su gloria <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">sólo queda un caballo de piedra.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Me siento en el pasto y empiezo un poema<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">pero me sobrecoge la emoción. El futuro<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">imperceptible se desdibuja. ¿Quién <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">puede decir qué traerán los años?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">--<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<b><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Despedida. Hados y letras <o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Entre
las definiciones de revistas, suplementos y afines, la de Gabriel Zaid es una
de las más prácticas y que mejor cuadra con sus efectos: que sirven para elevar
el nivel de la conversación ciudadana. Con la desaparición de LetraSiete, dicho
nivel amenaza con bajar entre sus lectores, por mucho que lo haga en un grado
mínimo y casi metafóricamente. Pero el problema no solo es de los lectores
aficionados, para algunos de los cuales, iluso imagina uno, disminuirá ahora el sabor de los domingos. El
problema, quizá mayor, es más bien para todos los que escribíamos regularmente
en el suplemento y que somos, no cabe duda, los primeros damnificados. ¿Qué haremos
ahora? ¿Nos ofrecemos en masa y otra vez gratuitamente a seguir
escribiendo/publicando en otra parte? ¿Cuál? ¿En otro país imaginario? ¿Dónde
llevamos nuestra charla?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Eso
es lo malo de los que crecimos a la sombra de periódicos, suplementos,
columnas, etc. La maldita y dichosa suerte de quienes tuvimos que entregar la
página hasta tal hora y punto. Y lo haces. No habiendo eso, quitado el
compromiso y la pequeña obligación así (auto)impuesta, que inmediatamente ya se
ponen a rondar las sombras de la pereza, la dispersión, la procrastinación.
Habrá otros, seguramente, que dirán que escribir les arde tanto que no importa,
que no pararán. En cuanto a mí concierne, debo confesar que ese no es mi caso.
Lo cierto es que escribo solamente a la fuerza, solo tras haber sorteado todos
los pequeños pretextos con que ir postergándolo, con una especie de furtiva
indisposición. Eso sí, ya puesto uno a escribir y adentrado en las líneas, de
pronto se halla cabalgando un potro veloz y arisco, al galope o a punto de
caer, pero inventando otro horizonte, recorriendo senderos que uno mismo
desconocía, sintiéndose vagabundamente cumplido al hacerlo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">En
todo caso, ¡fue muy precioso, hasta ahora, sentarse en torno a la hoguera
tipográfica! Con Rodolfo Ortiz, Omar Rocha, Gabriel Chávez, Alan Castro, Martín
Zelaya y tantos más (horror: ¡puro hombres!)…
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Ahora,
apagada esta hoguera, quizá yo mismo resulto
ser el que más corre el riesgo de enfriamiento y consiguiente bajón de
temperatura, pues lo que vine haciendo en mi columna, Patio interior, en
realidad y simplemente era escribir un libro por entregas. Hasta la anterior,
todas ellas juntas y apretadas sumaban 97 páginas y media. Normalmente, con la de hoy hubieran superado
las 100 páginas. Pero la entrega de hoy no cuenta, pues ya no pertenece a la
misma serie. El tema que hubiera tocado dentro de ella (ya escrito hasta la
mitad, con el título de “Oralidad, escritura y paraíso”), hubiera sido más
árido y urgentemente necesitado de continuación, así que no convenía ponerlo.
Cabe solo despedirse.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Aparte
de esa referida dubitación personal, y tomando muy en cuenta el desastre al que
nos vemos enfrentados los antiguos escribientes de este ahora exsuplemento, no
hay nada, como de costumbre en las horas malevas, que afrontarlas con unos
latinajos. Por ejemplo este aforismo medieval:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<i><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Quod vitare nequis, audaci
suspice mente</span></i><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">,
que es algo así como: ¡ya que jodida la cosa, con audacia piensa algo!<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">¿Y
tendré yo mismo entonces la audacia necesaria para seguir por mi propia cuenta,
parte a parte escribiendo ese libro, cuyo plan general y mapa estaban ya más o
menos claros?<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Nada
es seguro. Sin embargo nos queda, a todos los damnificados, confiar en las
palabras de Virgilio: “<i>Fata viam
invenient</i>”. Es decir: Los hados encontrarán el camino. ¡Salud!<o:p></o:p></span></div>
Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-40236647676566275392017-06-26T15:56:00.000-07:002017-06-26T15:56:01.949-07:00Letra sincrónica<h2>
<span style="font-size: x-large;"><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Twin Peaks </span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman", serif;">y las continuidades</span></span></h2>
<h3>
<span style="font-family: "Times New Roman", serif;">Si
no es de la mano de David Lynch, ¿qué más esperamos para convencernos que lo
mejor del mundo audiovisual estadounidense hoy, está en las teleseries?</span></h3>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyxdbmRb8UBAc5lp0_FBrEVkYI_BfWBLAzjMgoyQ6EIw8-pj43G4O9ni5UlLoOh5av1df2dKAddY1gZA6S6-ezZOZ2KGYEbXFCmR-ROtjXPLc-sXiBYhHy6UO_ibcggIT-EhHqyYP1EWU/s1600/twin+peaks+televisi%25C3%25B3n.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="407" data-original-width="650" height="250" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyxdbmRb8UBAc5lp0_FBrEVkYI_BfWBLAzjMgoyQ6EIw8-pj43G4O9ni5UlLoOh5av1df2dKAddY1gZA6S6-ezZOZ2KGYEbXFCmR-ROtjXPLc-sXiBYhHy6UO_ibcggIT-EhHqyYP1EWU/s400/twin+peaks+televisi%25C3%25B3n.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif;">Alan
C. Riveros </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">a Patricia Riveros con cariño<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Telesistema boliviano<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Alrededor
de los diez años me encantaba la televisión. La veía donde fuese y a cualquier
hora del día. Sin embargo, en las noches debía decidir entre dos opciones: la
tele de los abuelos o la de mi mamá. Generalmente me decidía por los programas de
mis abuelos, usualmente series gringas y telenovelas brasileras que duraban
meses. Mi mamá, en cambio, prefería las películas y las series le parecían
pueriles.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Así
era la cosa, hasta que una vez en 1991 mi mamá puso al canal dos y empezó a ver
<i>Twin Peaks</i>. Ambos coincidimos que esa
serie era una maravilla y la esperábamos todos los domingos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Aquel
año, el cineasta Paolo Agazzi (actual director de la serie <i>Sigo siendo el rey</i>) era jefe de programación de TSB, canal dos. Agazzi,
quien tuvo la amabilidad de recibirme hace algunos meses en su oficina de
Sopocachi, me contó cómo encontró la serie en uno de los mercados de la época y
el interés que le generó la idea de una serie de televisión dirigida por un
director de cine.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">“Vi
<i>Twin Peaks</i>, había escuchado hablar,
pero me llamaba la atención David Lynch. Y luego voy, me intereso y me dicen:
¿solo para Bolivia? Querían algo más. Y después me dicen que hay un
distribuidor, Mario Bayá, que había dado la primera opción... A <i>Twin Peaks </i>nadie le daba bola porque
eran ocho capítulos, no era telenovela... Entonces tuve que rogarle al señor
Bayá casi un año para que concrete, porque él tenía la primera opción. Pero yo
tenía la primera opción con él y claro, así fue como llegó <i>Twin Peaks</i>... <i>Twin Peaks </i>es
la serie que empezó a redirigir las series, marcando la diferencia entre la <i>soap opera</i> o la <i>sitcom</i>. Y ese su ambiente, esos personajes raros... Es decir, le ha
metido un toque no realista”, me explicó Agazzi.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Por
supuesto, hace 25 años no sabíamos que aquella serie encarnaba un trastoque en el
mundo de la televisión y, por oleaje, en el cine.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">La influencias recíprocas<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Twin Peaks </span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">se canceló en 1991.
Aquí en Bolivia -en 1992- sencillamente dejó de emitirse de un domingo al otro.
Junto con mi mamá estábamos tristes y coléricos. La cosa no podía quedar así. La
serie había dejado muchos cabos sueltos. El final de la segunda temporada abría
un nuevo mundo que queríamos conocer, más allá del misterio del asesinato de
Laura Palmer ya revelado a mitad de temporada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Lynch
sabía que había dejado colgando algo muy grave en el aire, y en 1992 hizo la película
<i>Twin Peaks: Fire walk with me</i>. Esta
película lleva la trama de la serie a un misterio mayor. No la vi sino hasta
los primeros años del siglo XXI, cuando descubrí el nombre del director y me
interesé de verdad en el cine.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">En
todo caso, las influencias recíprocas entre una serie de televisión y una
película siempre estuvieron presentes en la obra de Lynch. Cabe recordar que el
director grabó un final para el episodio piloto de <i>Twin Peaks </i>en 1990. Este hubiese sido pasado como largometraje en
caso de no ser aceptado para la producción de una serie. Las escenas para este “final”
son precisamente las que le dieron el toque “no real” a la serie y permitieron
su vigencia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Por
otro lado, <i>Mulholland Drive</i>, la
película de Lynch más aclamada por la crítica, estaba pensada como el piloto de
otra serie -que no fue aceptada. Lynch tuvo que filmar escenas extras y cerrar
la historia. El fracaso de <i>Mulholland
Drive </i>como serie le dio una estética singular al largometraje, y Lynch
renovó un sistema creativo que llegó hasta su última película <i>Inland Empire </i>(2006). Respecto a las
posibilidades creativas de la estética serial, Lynch dijo: “Me gusta la idea de
una historia continuada... y la televisión es mucho más interesante que el cine
ahora. Parece que el cine de autor se ha ido al cable”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">La estética serial y la historia
del cine<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Si
uno le da una chequeada a la filmografía de David Lynch, intuye que un viaje
por ella lo puede llevar desde el expresionismo alemán a las series de
televisión, pasando por el <i>road movie</i>,
los <i>westerns </i>y con retrovisor a la
pintura. A lo largo de esa historia, de paso, se podría ver la continuidad de
una estética inconfundible. Esto es posible gracias a la última temporada de <i>Twin Peaks</i>, estrenada el 21 de mayo de
2017.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Hace
dos años se anunció el regreso de <i>Twin
Peaks</i>, 25 años después de su estreno, confirmando así la frase que Laura
Palmer le dice al detective Cooper en el capítulo final de la segunda
temporada: “Te veré de nuevo en veinticinco años”. De hecho, David Lynch se
animó a retomar la serie gracias a este oráculo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Lynch
pensó la nueva temporada de <i>Twin Peaks</i>
como una gran película de dieciocho horas. Las dos primeras horas fueron
estrenadas este año en Cannes, en medio de algunos puristas que buscan
restringir los estrenos de producciones hechas por la televisión por paga. La
tirria de los críticos con respecto a las series de televisión está basada en
la supuesta falta de independencia de estas, pues tendrían un control comercial
de los empresarios y no tanto de los realizadores. Sin embargo, para que Lynch
aceptase la producción de la tercera temporada de <i>Twin Peaks</i>, pidió el control creativo total de la serie y hasta de
su estrategia de marketing, confianza que nunca le dieron ni los críticos ni
los distribuidores ni los empresarios de cine después de <i>Inland Empire</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">En
una entrevista, Lynch dice: “Yo creo que los largometrajes están en problemas y
el cine de autor está muerto. Que la televisión por cable sea el lugar para una
historia continua es una cosa hermosa”. A tal afirmación, el entrevistador
pregunta por qué piensa que el cine de autor está muriendo. Y Lynch responde: “No
muriendo. Muerto”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Por
su lado, Paolo Agazzi me comentó lo siguiente: “El cine de Hollywood está en
crisis. Puede haber los dibujitos animados, pero además de los superhéroes y
alguna de terror... no tiene nada... Para mí el talento en este momento de Norteamérica
está en las series”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Epílogo<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">Un
día a finales de los 80 mi mamá llegó a casa con una sonrisa de oreja a oreja
después de ver <i>El último emperador </i>(Bertolucci)
y comentó la película con detalle. Las veces que vamos a almorzar al Eli´s del
Monje Campero, ella se entusiasma con la foto de Malcolm McDowell y aclama su
actuación en <i>La naranja mecánica </i>(Kubrick).
Sin embargo, ahora el cine le parece pueril y prefiere ver nuevamente <i>Twin Peaks </i>para engancharse con la
tercera temporada, 25 años después.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">***<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif";">La
nueva televisión y la dirección que toma el cine no son las únicas cosas que
han sido transformadas por la red y la accesibilidad informática. Muchos otros
medios están en crisis mientras otros surgen o resurgen. En todo caso, hasta
pronto a los lectores de esta columna.<b><o:p></o:p></b></span></div>
Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-84449660136762530252017-06-26T15:53:00.003-07:002017-06-26T15:53:56.597-07:00Sombras nada más<h2 style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif;"><span style="font-size: x-large;">El
(d)espacio de la muerte</span></span></h2>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<h3 style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Una
lectura de </span><i style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">El destello</i><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">, de Claudia
Peña Claros, cuento ganador del Premio “Franz Tamayo” 2016, recientemente
publicado por Editorial 3600 junto a otros cuentos mencionados por el jurado.</span></h3>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidhNU4XjdGCljM79nvqiZry9zsNZt7DK_76TdEvFGxvAT8GSKPmdr5CkBvLJVV3jIEbj1dyFSI4ogKC460orodwJ9PAqwzehB9hspUu3IxvOQWfLg9Eh1dqnb7RI3i4bMPPbfPKcYzSss/s1600/TAPA+Franz+tamayo+2017+path-01.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1240" data-original-width="824" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidhNU4XjdGCljM79nvqiZry9zsNZt7DK_76TdEvFGxvAT8GSKPmdr5CkBvLJVV3jIEbj1dyFSI4ogKC460orodwJ9PAqwzehB9hspUu3IxvOQWfLg9Eh1dqnb7RI3i4bMPPbfPKcYzSss/s400/TAPA+Franz+tamayo+2017+path-01.jpg" width="265" /></a></b></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Gabriel
Chávez Casazola</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">¿En
cuánto espacio puede caber la muerte de un hombre? ¿Es mensurable ese espacio? La
literatura, que todo lo puede, puede también contener la muerte de un ser
humano, en toda su minuciosidad y su extensión, en toda su anchura y su vacío. Pruebas
al canto: <i>El destello</i>, de Claudia
Peña Claros, recién retornada -y con felicidad- a la escritura, de la que tal
vez nunca se había ido (¿o no es el poder, también, y sobre todo, una ficción?). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">En
virtud a un destello (o varios) de su mente, toda la muerte de un hombre (que
no es poca cosa) ha podido caber, plegarse y desplegarse, en unas pocas páginas.
La minuciosa muerte de un hombre, o mejor, la vertiginosa -y a la vez lentísima-
sucesión de últimos instantes -todos ellos, quién sabe, un mismo (y definitivo)
instante- en que ese hombre se desmorona. Se desangra. Cae.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">¿Es
posible, entonces, atrapar el instante, más aún, el instante definitivo sin que
se nos escurra entre las manos? Solo la poesía, ese destello, puede hacerlo,
ella que escribe en el agua y es agua, agua que se escurre, como el tiempo,
pues ella (y nosotros) no es (no somos) otra cosa sino tiempo escurriéndose
entre las manos, entre los dedos de los pies, ramificándose hacia la punta de
esos dedos <i>/ y volviendo sobre su eje /
para abarcarlo todo con su electricidad</i>, atravesando <i>tubos delgados / tubos extensos / tubos perfectos</i> en la filigrana
que es el cuerpo, como anota la joven poeta Marcia Mendieta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Poesía,
he escrito. Pero, ¿no estamos aquí hablando de un cuento, inscrito en un libro
de cuentos? Es que este <i>destello </i>se
me antoja poesía al fin y al cabo, acaso narración poética, poema narrativo o
tanto da, salvo por el cable a tierra del cierre del argumento que nos recuerda
que es un cuento y que ganó un premio de cuento.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<i><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Filigrana</span></i><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">, he escrito,
y así está urdido este texto, en el que la voz ya madura de Claudia Peña recrea
antiguas obsesiones -<i>the call of the wild</i>,
la sangre, los caballos, el valor, la libertad, en suma- con precisión desenfadada.
En <i>El destello</i> asistimos al vértigo
del tiempo, a la precipitación de una historia de la que muchos, todos
nosotros, podríamos ser protagonistas: la filigrana del morir, la historia
universal de la muerte.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Mientras
termino de escribir estas palabras, esta pequeña filigrana, veo a través de la
ventana el cimbrearse de los árboles. “Los árboles, que todo lo ven, parecían
suspendidos en el aire, ¿sienten apego los árboles?”, se pregunta Peña en este
texto. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">¿Sienten
apego los árboles?, me pregunto yo ahora. Y si un texto es capaz de dejarnos
una pregunta sin respuesta en la cabeza es que sus “picos ardientes” han dado
en el blanco. Que su destellar nos ha herido. ¿Y qué es la literatura, la
poesía, sino herida que sana?<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Por
cierto -y así termino- durante estos últimos años, Martín Zelaya, editor de
LetraSiete hasta hoy, nos ha contagiado domingo a domingo con ese <i>non sancto</i> remedio. Vayan las gracias
para él y los abrazos. Después de todo, los poetas sentimos apego, quizás a la
manera de los árboles. <o:p></o:p></span></div>
Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5630822743415890294.post-82479643021764253472017-06-26T15:52:00.000-07:002017-06-26T15:52:04.255-07:00Etc.<h2 style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif;"><span style="font-size: x-large;">El último mohicano</span></span></h2>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxuPAVSx7D7j2JKnLtRHG34bBMNfPOuZLikPDC52w5lJSzG4co9qaow0YnIB_4Nefoz_WcHenO1k4qtinlfIefFmEwtH37cat-U1sSr_nss-bLiSyMBaqcKSoRnR4X_r5KtDM5nwhoAKU/s1600/decker1.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1200" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxuPAVSx7D7j2JKnLtRHG34bBMNfPOuZLikPDC52w5lJSzG4co9qaow0YnIB_4Nefoz_WcHenO1k4qtinlfIefFmEwtH37cat-U1sSr_nss-bLiSyMBaqcKSoRnR4X_r5KtDM5nwhoAKU/s400/decker1.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<h3 style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Una despedida que remite a un símbolo de los adioses
que no son adioses.</span></h3>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Carlos Decker-Molina</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES-CL" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-CL;">En febrero de 1826 el escritor James Fenimore Cooper publicó
su célebre novela <i>The Last of the
Mohicans: A Narative of 1757</i> que en español tiene un título muy conocido,
por la película tal vez (<i>El último
mohicano</i>) que sirve además como metáfora de un final no siempre feliz.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES-CL" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-CL;">Letrita fue el último de los mohicanos, salió de la
redacción con paso tambaleante cuando el resto del grupo ya se había ido a
casa. La oscuridad lo invadió. Tenía que elegir entre quedarse quieto esperando
o salir a tropezones en busca de la luz. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES-CL" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-CL;">La historia, la verdadera, se desarrolla en 1757, es
una novela de aventuras de la guerra entre los colonizadores franceses y
británicos que combatieron por el dominio de las colonias de lo que hoy es
Estados Unidos. Durante esta guerra, los franceses de aliaron con las tribus
nativas en contra de los colonos británicos establecidos en la región. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES-CL" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-CL;">Cooper embrolló los nombres de las tribus y su libro
contribuyó a la confusión de periodistas e investigadores de la época, leyeron
la novela como si se tratase de un libro de historia. Cooper creó una tribu
literaria fusionando los nombres de dos comunidades reales, los mohegan y los
mahican. Pero, en honor a la verdad, Cooper llamó a uno de sus principales
personajes Uncas en homenaje al conocido sachem (líder principal de los mohegan).
Cuando en 1842, el último descendiente por la línea masculina, John Uncas,
murió, los diarios de la época lamentaron la extinción de la tribu. No se
percataron que el pueblo mohegan aún existía. Incluso hoy en Wisconsin hay
residuos de aquella gran tribu en la comunidad Stockbridge-Munsee.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES-CL" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-CL;">No voy a embrollar los nombres de Fondo Negro y Letra
Siete por el hecho de haber colaborado en ambos suplementos dirigidos por el
mismo hombre. Uno podría ser el principio y el otro la continuación o son
simplemente continuaciones de otros troncos periodísticos porque se advierte
que corre la misma savia por prosas y versos que se publicaron en ambos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES-CL" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-CL;">Hay quienes sostienen que los suplementos literarios
puros, en el sentido de que solo tocan temas de literatura, van camino a
desaparecer. Es más, hay otros que vaticinan un mundo sin diarios de papel,
universo en el que quedarán pocas revistas especializadas y diarios sin
noticias sino con investigaciones, crónica, reportajes y análisis coyunturales,
porque –dicen- las noticias llegan ya por la vía inteligente de los celulares.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES-CL" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-CL;">La historia del periodismo está plagada de “muertes” no
solo de suplementos. Hasta 1971 (año en que dejé Bolivia) tenía una colección
de Presencia Literaria encima del ropero de mi dormitorio, hasta que algún Policía
se la llevó en alguno de los muchos allanamientos de la época. El suplemento
del tata Quirós periclitó igual que su casa periodística y mi colección,
seguramente, sirvió para vender chicharrón.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES-CL" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-CL;">Otra colección que fue a parar a un pozo ciego fue la de
Opinión de Buenos Aires, de derecha en economía, liberal en política y de
izquierda en cultura. El diario “para la inmensa minoría”, murió cuando
secuestraron a Jacobo Timerman, aunque sobrevivió el título en manos de los
generales. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES-CL" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-CL;">Uno dirá que no hay que confundir desapariciones con
secuestros o con cierres impuestos por dictaduras, mal-gobiernos, por el
mercado o por la cibernética. Exacto, no es lo mismo, son solo vías que conducen
al silencio, pero… no definitivo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES-CL" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-CL;">Hay algo importante en <i>El último mohicano</i> que quiero rescatar en esta hora de cierres y
silencios, es la bravura del personaje Chingachgook: “Cuando Uncas siga mis
pasos, no quedará ya nadie de la sangre de los sagamores, pues mi hijo es el
último de los mohicanos”, pero, en la historia-historia la tribu sobrevivió y
aunque muy pequeña radica hoy en Wisconsin. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES-CL" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-CL;">LetraSiete fenece (esta es la última entrega), pero el
guerrero Martín Zelaya sigue en pie con la pluma en mano a falta de arco y
fechas, aunque en el discurso sea el último de los mohicanos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES-CL" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-CL;">Mientras hayan Timermans, Quiroces, Zelayas los suplementos
literarios no morirán de inanición porque se mantienen con la savia de estos
emprendedores que siembran tomates en salares o plantan rosas en desiertos. Los
suplementos son ellos, ustedes los lectores y un poco nosotros. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES-CL" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-CL;">No se trata de escribir “LetraSiete, punto final”, no.
Se trata de escribir “Letra Siete, coma, etcétera”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
Martín Zelayahttp://www.blogger.com/profile/11007861574776705880noreply@blogger.com0